Miel de un salteño fue la mejor de Sudamérica en una cata mundial
Fabricio Mattio, apicultor de Paraje Herrerría, envió solo una muestra a una evaluación en Estados Unidos y esa miel fue distinguida entre miles de propuestas.La realización de catas de vinos o quesos, por mencionar dos casos, es algo frecuente, no obstante no sucede lo mismo con las catas de mieles, al menos no en Uruguay.
Por eso sorprende, tanto como genera satisfacción, que un apicultor salteño haya participado por primera vez en una cata internacional para ese producto y que, además, haya logrado un resultado destacado: fue el mejor entre los participantes sudamericanos.
En la 10th Annual Black Jar International Honey Tasting Contest hubo una ganadora general –fue Brenda Tahi, de Ruatahuna, Nueva Zelanda– y completaron la lista de los 10 mejores del mundo otros apicultores, cada uno designado como el vencedor en su bloque geográfico; Fabricio Mattio, de Salto, fue el distinguido en el área sudamericana.
Mattio vive en Salto, a unos 13 kilómetros de la capital departamental, en una zona rural denominada Parada Herrería. Sus apiarios están en la gran mayoría en Salto y algunos se encuentran en Paysandú. Tiene 38 años y trabaja solamente como apicultor y en forma solitaria, sin personal a su cargo.
La cata de miel en la que participó este apicultor la organiza cada año una entidad estadounidense sin fines de lucro que se dedica a respaldar al Centro de Investigación de Abejas (CHBR) –de Carolina del Norte–, un centro que desarrolla investigaciones sobre las abejas y la producción de miel a nivel mundial.
La jornada final, en la que se comunicaron los fallos, se desarrolló en el Renaissance Hotel, en Asheville. Solo concurrieron 30 invitados que, para reunir fondos, debieron abonar US$ 75 para presenciar la cata.
Mandó una muestra y ganó
Los participantes –este año el desafío convocó a unos 6.000 apicultores de todo el mundo– deben enviar las muestras de sus mieles. Se otorga un plazo para concretar la inscripción y hay un costo que asumir. En el caso de Mattio, fue invitado a participar por el exportador con el que tiene relaciones comerciales, “él realizó las gestiones correspondientes para que participara”.
Y que haya ganado entre los participantes sudamericanos tiene un valor adicional: este productor uruguayo envió una muestra de miel, no varias, “la cual seleccioné considerando su sabor y su aroma”.
“Un jurado conformado por expertos evalúa las mieles que compiten, las clasifica considerando textura, sabor y aroma y al final, entre todas, elije las mejores, las que les gustaría adquirir y consumir en sus hogares”, consideró.
“Fue la primera vez que me presenté en este certamen y sin dudas el logro es importante para mí, se destacó la calidad de mi producto, lo tomo como un gran reconocimiento a mi trabajo”, dijo a El Observador.
Ahora espera, con ansias, el premio: un pago y especialmente una cocarda que colocará en un sitio especial en su hogar.
Las cuatro colmenas iniciales
Mattio se inició en la apicultura por curiosidad. “Mi madre (María Teresita Pertusatti) me regaló cuatro colmenas y eso despertó mi interés, fue para mí un nuevo desafío”, recordó.
Es apicultor desde el año 2005, aprendió el oficio a través de la experiencia, “por ensayo y error, e informándome con colegas de la región, no hay dónde estudiar para ser apicultor”, admitió.
Este productor, titular de la Apícola Mattio, se dedica principalmente a producir miel, pero también a la producción denominada “de material vivo”, es decir abejas reinas y núcleos.
Maneja en la actualidad entre 800 y 900 colmenas y además de lo mencionado brinda servicios de polinización a productores hortícolas de la zona.
Sobre la cantidad de colmenas y el volumen productivo, aclaró que “es algo que varía mucho, considerando que hay múltiples factores que inciden en ello, como el clima y el impacto del uso de los agrotóxicos”
No es sencillo calcular cuánta miel produce por cada zafra. “Eso es relativo, depende mucho de la cantidad de abejas –una colmena puede llegar a tener entre 20.000 y 80.000– y, como mencioné, no me dedico solamente a la producción de miel, sino también de material vivo y al hacer eso estoy bajando la población de la colonia y eso disminuye la producción”, indicó.
Sobre qué distingue a sus mieles, detalló que “son de azahar, de pradera, de eucaliptus y monte”.
El grueso de la miel que produce la comercializa a través de exportadores y eso, comentó, “se debe a que en nuestro país no hay una cultura de consumo, el consumo es mínimo, algo se vende a vecinos o comercios de la zona”.
“Teniendo en cuenta que somos tomadores de precios, hoy nos están pagando el kilo entre US$ 2,30 y US$ 2,50”, informó.
Sobre si en su caso eso cubre los costos productivos y le permite alcanzar un margen de rentabilidad al menos razonable, respondió: “El costo productivo ronda en US$ 2 más o menos por kilo, el margen es mínimo, y además se venía vendiendo a US$ 1 o US$ 1,15 por kilo”, lo que sucedió durante varios ejercicios.
Como le pasa a todo productor que acumula años sin que su actividad le brinde los resultados esperados, acordes a sus esfuerzos, pensó más de una vez en abandonar: “La verdad es que todos los años me lo cuestiono, debido a la baja rentabilidad, hay años que se trabaja a pérdida... si sigo es porque es algo que me apasiona”.
Finalmente, expresó que piensa seguir participando en la cata que lo tuvo como protagonista en su debut, de cara ahora a la undécima edición, en 2022.
“En nuestro país hay mieles de muy buena calidad, a la prueba está que este año obtuve el primer premio a nivel de Sudamérica y el año pasado el mayor premio a nivel mundial lo logró un colega de Uruguay (el apicultor Carlos Piston, de San José)”, concluyó.
Un sector que se debilita
Fabricio Mattio expuso su parecer sobre la realidad del sector productivo de mieles en Uruguay: “Desde mi punto de vista, es un sector que año tras año se viene debilitando, el número de apicultores ha disminuido considerablemente, dado que el productor no cuenta con ninguna herramienta ni apoyo por parte del Estado”.
“En el gobierno anterior incluso en algún momento se nos sugirió que cambiáramos de rubro”, lamentó.
Actualmente, añadió, “el nuevo gobierno a través del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) ha mostrado una actitud más positiva hacia el sector, pero aún no se ha llegado a concretar nada”.