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A una década del episodio de mal olor y sabor del agua del Santa Lucía, ¿cuál es la situación actual?

En 2013, OSE informó que el episodio se debió a una sustancia denominada geosmina, liberada por un alga microscópica en el Santa Lucía.Hace unos 10 años, la zona metropolitana se vió sorprendida por episodios de mal olor y sabor en el agua potable.Los estudios de la cuenca del Santa Lucía realizados en ese momento mostraron una situación preocupante

Antes, en Uruguay era costumbre tomar agua directamente de la canilla. La situación cambió a finales de 2012.

Desde ese momento, se han realizado varios estudios entre diferentes organismos.

A causa de los episodios, ese año se solicitó a la Armada Nacional una batimetría que arrojó, entre otras cosas, la falta de agua en el río.

Ya en ese momento se consideraba un problema crónico.

También quedaba de manifiesto el lodo generado por la planta potabilizadora durante el proceso de decantación y filtración. Pero además, vertidos industriales y urbanos, ganadería y agricultura a la margen del río, el uso de fertilizantes y plaguicidas ricos en nutrientes como fósforo y nitrógeno.

En marzo de 2013, OSE informó que el episodio se debió a la presencia de algas microscópicas en el Santa Lucía, como la geosmina y la anabaena, pero sin consecuencias en la salud humana.

El plan de acción para la protección de la calidad ambiental y la disponibilidad de las fuentes de agua potable en la cuenca del Santa Lucía se puso en marcha y en 2017 se presentó el plan nacional de aguas, un instrumento técnico político para la planificación y gestión de las aguas considerando los diversos usos del recurso.

En función de las causas y efectos, fueron varios los sectores específicos sobre los cuales se ha actuado.

El Ministerio de Ambiente presentó el informe “Santa Lucía, cuenca sostenible, estado de situación y avances”, donde señaló que el aporte ha sido bueno y relativamente exitoso.

El objetivo fue claro: trabajar en minimizar los aportes de contaminación vertidos a la cuenca.

OSE, el Ministerio de Ambiente, Ganadería e Industria, entre otros organismos, trabajaron en el plan.

Fue así que se identificaron factores específicos sobre los cuales actuar: el sector doméstico, con las aguas residuales de saneamiento, industrial, establecimientos de engorde a corral de ganado en la cuenca, tambos. También algunas medidas asociadas a lo que es la contaminación difusa y la restricción del uso del suelo, evitando que se transfieran contaminantes a la cuenca.

“Podemos decir que ha sido relativamente exitoso y ha sido un aporte significativamente bueno lo que han hecho los diferentes sectores. En el sector industrial se han incorporado la totalidad de las plantas de prioridad uno, que tienen mayor cantidad de carga contaminante vertida. Se han aplicado las mejores tecnologías disponibles a nivel mundial, y eso hoy en día está operando”, indicó Juan Pablo Peregalli, de Control Ambiental del Ministerio de Ambiente.

En los casos de saneamiento, OSE implementó un plan de mejoras en las plantas de tratamiento que finalizan este año.

En el caso de la contaminación difusa, la cartera monitorea con controles en línea desde las oficinas, por medio de imágenes satelitales, la situación de los vertidos las 24 horas. El 80% de la contaminación es de origen difuso, es decir que no está asociado a algo en específico.

“Lo que diría que hoy en día nos queda pendiente como más fuerte, es terminar con el poquito más del 50% de los tambos que necesitarían completar su sistema de gestión de efluentes en la cuenca”, agregó.

SUBRAYADO -Montevideo - URUGUAY - 20 Marzo 2023