“La planta de Arazatí la ponés en Suiza y es top”: director del proyecto defendió la inversión
Francisco Gross remarcó que la iniciativa, que espera por fallo judicial, "resuelve la vulnerabilidad del abastecimiento" de agua potable para el área metropolitana.
El ingeniero Francisco Gross, director técnico del Proyecto Arazatí y que trabajó en proyectos similares en la región, dijo a El País que de acuerdo a los estudios de factibilidad, desarrollados desde hace más de tres años por decenas de técnicos, la obra millonaria con la que se prevé reforzar el abastecimiento del área metropolitano, tomando agua del Río de la Plata, resulta "segura", "eficiente" y "no contamina" al ambiente.
“La planta de Arazatí la ponés en Suiza y es top”, graficó Gross a El País sobre el proyecto del Consorcio Aguas de Montevideo (Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast Industria e Comércio LTDA, de Brasil), que aguarda la resolución de un Tribunal de Apelaciones sobre el fallo del juez Alejandro Recarey, que en junio ordenó suspender el contrato con OSE, tras una demanda presentada por la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida y la organización Tucu Tucu.
Por otro lado, el consorcio promotor de la iniciativa, que ganó la licitación internacional de OSE, espera que tras la fase de Puesto de Manifiesto, en octubre comience la Audiencia Pública, el penúltimo paso en el proceso del Ministerio de Ambiente antes del Informe Final, que define la autorización ambiental previa (AAP), un requisito para empezar a remover la tierra tras la firma del contrato, que se preveía para agosto.
Mientras tanto, ultiman los detalles del proyecto ejecutivo previendo que, si no hay objeciones judiciales, se logre lo antes posible la firma del contrato con OSE. A partir de allí comenzaría a regir un plazo de tres meses, y si no hay objeción por parte de la empresa pública y con la AAP, podrían comenzar las obras, de 30 meses de trabajo, para complementar a Aguas Corrientes con 200.000 metros cúbicos por día, casi un tercio de la demanda, a partir de una inversión que asumirá el privado, que luego OSE pagará durante 17.5 años, a razón de unos US$ 50 millones anuales.
La elección de la costas de Arazatí (San José) para instalar la toma de agua del Río de la Plata, la planta potabilizadora, un pólder o reserva de agua bruta, un área de monorrelleno para los lodos residuales de las aguas, y una línea de aducción para trasladar el agua tratada, no fue casual.
Gross indicó que es el punto “más cercano” a Montevideo con la “mínima salinidad”. Un “98%” del tiempo el agua está dulce, con un promedio de “ocho días” de salinidad al año, tomando en cuenta un monitoreo permanente que realizan hace cuatro años con una sonda, que además reafirma estudios previos de la década de los 70’.
También interviene el factor económico, dado que extender la red de aducción un kilómetro más supone “US$ 1.5 millones” extra, sumado al costo energético de mayor bombeo. En ese punto, además, hay una “buena profundidad”, de unos cinco metros, que con una toma a 1.500 de la costa maragata permite contar con agua bruta de “mejor calidad”, y “a salvo” de bajantes extremas del Río de la Plata.
¿Qué pasa si hay una floración de cianobacterias? El ingeniero indicó que los máximos valores de algas medidas en la zona fueron 130.000 células por mililitro, mientras que la nueva planta podría operar “tranquilamente” con 2 millones.
Otro aspecto vinculado con la calidad del agua son los trihalometanos, que es la reacción del cloro con la materia orgánica disuelta. La presencia del último aspecto en el Río de la Plata es “muy bajo”, de 3 miligramos (mg) por litro en Arazatí, según los estudios, frente a entre 6 a 8 mg en el Río Santa Lucía y hasta 13 mg en otras zonas. También con el ozono, se podrá pasar de 3 a 0,5 mg, de manera que “saldrá casi con cero” de trihalometanos con la nueva planta.
Consultado sobre el nivel de agua que saldrá de la planta, explicó que si se observan los niveles previstos de turbiedad, la medida del contenido de transparencia del agua, la norma local pide que sea menor a 1 NTU, el “estándar” oscila entre “0.4 a 0.6 NTU”, mientras que el agua con esta obra saldría con “0.1 o 0.2 NTU, el mejor estándar”. “.
Más allá de que se destacó la calidad del agua en gran parte del tiempo, el Proyecto Arazatí prevé la construcción de un pólder o reserva de agua bruta, de 15 millones de metros cúbicos (m3), el equivalente a 70 días de consumo, para usar cuando suba la salinidad del agua.
Gross marcó que el pólder, que implicará ocupar 250 hectáreas, guarda una relación más “eficiente” que Paso Severino, que ocupa 1.500 hectáreas, con una reserva de 67 millones de m3, y que el Proyecto Casupá, de 3.000 hectáreas para reservar 100 millones de m3.
Arazatí prevé expropiar 450 hectáreas, proceso que se suspendió tras el fallo de Recarey, y utilizar 78 hectáreas de servidumbre. Tal como informó El País, se cambió el trazado de la línea de aductora para que pase por debajo del puente de Santa Lucía, sin interferir en los humedales, una área protegida.
Gross remarcó que si hubiera estado pronta Arazatí años atrás, el problema vinculado al suministro de agua potable durante la sequía de 2023 no hubiera ocurrido. "Es un proyecto virtuoso y sólido que resuelve la vulnerabilidad del abastecimiento. Como técnico, con 40 años de formación y trabajo en el tema, pongo las manos en el fuego por este proyecto, que tiene muy bien caracterizada la calidad del agua bruta”, remató el ingeniero.