Bioeconomía de base forestal, una apuesta al desarrollo
El sector forestal nacional aporta al crecimiento de una economía con potencial transformador de la estructura productiva. El manejo de los montes, la transformación mecánica de la madera, la celulosa y la producción de biomateriales, las biorrefinerías y la generación de energía a partir de biomasa es solo parte de lo que la bioeconomía forestal puede aportar.
Por Miguel Helou, gerente general de la SPF
La bioeconomía busca mejorar las sinergias entre diferentes áreas afectadas por el modelo productivo. Su impulso a escala mundial se basa en las aspiraciones de sociedades y gobiernos por garantizar un desarrollo sostenible que mejore la salud de las personas y logre su bienestar. También la sostienen la relevancia de la protección de los recursos naturales y sus oportunidades de valorización. Además, la bioeconomía está vinculada a los progresos científicos en campos como tecnología biológica y digital, que permiten propagar las posibilidades de innovación.
El sector forestal desempeña un rol clave en la concepción y desarrollo de una bioeconomía. Desde su base es capaz de proveer material maderable y no maderero, energía y una serie de servicios ecosistémicos. Pero una bioeconomía basada en los bosques debe partir de una forestación gestionada de forma sostenible para fabricar bioproductos y generar bioenergía.
Nuestro país posee un destacado desarrollo en la comparativa internacional a nivel de productos de la madera, pasta de celulosa y bioenergía, los que se integran a nuestra canasta de exportaciones. Sin embargo, esta es solo una parte de lo que la bioeconomía forestal puede brindar. Los bioquímicos, textiles, bioplásticos, aditivos para hormigón, así como combustibles que sustituyan a los de origen fósil, son parte del amplio portafolio de productos que el sector forestal puede ofrecer.
La generación de estos productos surge de las biorrefinerías, y en estas instalaciones es que se utilizan diversas tecnologías para separar los recursos de biomasa en sus distintos componentes. Estos componentes, como carbohidratos y lignina (entre otros), son la base para procesos que permiten convertirlos en productos de valor agregado como biocombustibles y químicos.
Las biorrefinerías y sus productos logran diversificar la oferta del complejo forestal, realizar un uso eficiente de la madera, y reafirman el modelo de producción sostenible al utilizar la biomasa forestal como materia prima de forma integral. Los productos de estas biorrefinerías pueden sustituir los que se obtienen hoy a partir de otros materiales derivados del petróleo y recursos fósiles.
Las biorrefinerías y sus productos permiten diversificar la oferta del complejo forestal, realizar un uso eficiente de la madera, y reafirman el modelo de producción sostenible al utilizar la biomasa forestal como materia prima de forma integral.
Entre los productos que pueden generarse aparecen las telas no tejidas que pueden obtenerse de plantas integradas a la cadena de pulpa de celulosa. Estas telas pueden sustituir textiles de base petroquímica para vestimenta y empaque.
Otro producto de alto potencial es la celulosa termo-moldeable, que puede reemplazar al plástico de industria petroquímica y ser una alternativa más amigable con el medioambiente para envases individualizados de alimentos.
La lignina tiene aplicaciones sumamente interesantes para producir adhesivos de madera, plastificante de concreto de alto rendimiento, y como reemplazante de dispersantes sintéticos en pinturas y recubrimientos.
Junto a los antes mencionados, las hemicelulosas poseen diversos usos potenciales como la producción de bioetanol, entre otros. Sin embargo, en estos casos los procesos de extracción, separación y purificación de productos deben alcanzar un mayor desarrollo para ser competitivos a nivel industrial.
La creciente demanda, global y local, para la construcción en madera va a impulsar el uso de adhesivos en artículos de ingeniería de madera, lo que potenciará el desarrollo de productos derivados de la lignina, la que constituye una fuente natural, renovable, abundante y de bajo costo de fenol, la base de los adhesivos de madera.
Vale la pena aclarar que las tecnología para la producción de lignina a partir de licor negro y sus aplicaciones como adhesivos, dispersantes, fibras de carbono, emulsiones asfálticas, entre otras, están patentadas o investigadas intensivamente.
Todos estos bioproductos poseen una ávida y creciente demanda internacional, particularmente en los mercados de mayor desarrollo, donde la preocupación por la sostenibilidad y cuidado del ambiente ha calado muy hondo.
Nuestro país ya posee un sector forestal parte de una masa forestal gestionada de manera sostenible y, conexa a este, posee una industria que opera bajo el mismo paradigma, todo lo cual se certifica por sellos internacionales como FSC o PEFC.
Es esta base y la trayectoria de desarrollo forestal que ha exhibido Uruguay, las que permiten pensar que podemos aprovechar las oportunidades que se abren para un desarrollo ulterior al actual. Este implicará insertarnos en la producción de bioquímicos, biomateriales y biocombustibles, reforzando la posición de referencia internacional que nuestro complejo forestal posee.