Proyecto Neptuno el gremio de OSEUna polémica aguada

Con el agua, NO!”. Así planteaba un conocido dirigente de la “izquierda moderada”, y ex jerarca de gobiernos anteriores, su postura frente al proyecto del gobierno para solucionar la crisis que enfrenta el suministro de agua en el país.La frase, de un reduccionismo admirable, es la síntesis perfecta del principal dilema que enfrenta hoy Uruguay.

Vamos a explicarnos. La expresión implica que el agua sería un insumo tan esencial, tan vital, para la vida humana, que el ex jerarca sostiene (¡CON MAYÚSCULA!) que ahí se debería marcar una línea divisoria. Irreductible. “Con el agua no se jode” se podría traducir. La frase del ex jerarca, además, sugiere que habría una especie de complot para mercantilizar el líquido. Algo a lo que hay que decir “no”, como acaba de decir la Intendencia de Montevideo, al recurrir el llamado Proyecto Neptuno, el gremio de OSE, a lo que en breve se sumará el FA. ¿O alguien lo duda?

El problema con ese concepto es doble. Primero, ocurre que Uruguay atraviesa una situación de crisis de su suministro de agua potable. Una crisis generada por la falta de inversión, desidia y hasta desmanejo de ese servicio público. Se ha vuelto normal ver gente comprando bidones de agua envasada en los supermercados, y ha explotado la venta de filtros y productos similares. Tan grave ha sido todo esto que hace un par de veranos un funcionario de OSE le metió tantos químicos al agua que se le fue la mano y provocó que gente que se bañaba en la costa de Canelones, tuviera quemaduras en la piel. ¡Imagínese si la tomaban!

Esta crisis, insólita en un país donde el agua abunda, ocurre tras dos cosas. Quince años de gobierno del FA, adonde se tiró plata de manera impúdica en todas las empresas públicas (al parecer menos en OSE). Y una reforma constitucional que estatizó toda la producción y el servicio de agua en el país.

Ante esta situación, el gobierno actual intenta desarrollar una respuesta desde el Estado para este problema. Con la salvedad de que como OSE no tiene plata ni capacidad de endeudarse, apela a privados para las obras. Que luego quedarán en manos estatales.

 

La solución puede ser buena, insuficiente, más o menos, eso lo dirán los expertos. Pero ¿no es raro que un jerarca de los gobiernos que dejaron llegar la situación a la gravedad actual declame de forma emocional una oposición a un plan que viene a resolver lo que su gente no quiso o no pudo arreglar?

El segundo tema es que es mentira de que solo “con el agua NO”. Porque algo similar ha ocurrido con la reforma jubilatoria, con la reforma educativa, con los cambios en materia de seguridad, con el acuerdo en el Puerto.

Todos problemas dejados sin resolver por los gobiernos previos. En particular en el caso del Puerto, es algo conocido en corrillos políticos que el gobierno de Vázquez buscó un acuerdo con la empresa belga que había iniciado juicio al país. Y en términos no muy diferentes a los actuales, que en esencia no son muy diferentes a los que ese gobierno acordó con UPM, por decir algo.

Y sin embargo, si se escucha a cierta gente, parece que se hubiera vendido a la madre de alguien.

Uno podría esperar este tipo de oposición integrista de fanáticos, de gente cuyo único interés es el poder. Pero no deja de asombrar la tolerancia que tiene la sociedad uruguaya con estos niveles de hipocresía de parte de sus sectores más ilustrados. O el que ellos mismos se permiten.

Casualmente esto ocurre en la semana en que el ex vicepresidente Astori renuncia al Senado, iniciando así un lento camino de retiro de la política. Algo ante lo cual cantidades de dirigentes, analistas y periodistas se derritieron en elogios y panegíricos. Una cosa llamativa, en la mayoría de los casos los elogios iban por dos lados: que Astori habría sido le carta clave para evitar que las pulsiones más radicales del FA tomaran decisiones más parecidas a las del kirchnerismo. Y su espíritu de sacrificio personal, que siempre estuvo dispuesto a poner sus ideas propias un escalón por debajo en importancia a la unidad del FA.

Ahora bien, ¿es digno de aplauso poner lo que vos crees que es bueno para el país en un nivel inferior de jerarquía a la unidad de tu partido? ¿Esos son los méritos que, como ciudadanos, nos conviene fomentar en la gente a quien cedemos la posibilidad de gobernarnos? ¿O será que estamos enviando un mensaje medio futbolero, de que con tal de ganar o mantener el poder, vale cualquier cosa?

Volviendo al tema del agua, no parece que sea tan difícil que gobierno y oposición se pongan de acuerdo para que el proyecto salga adelante. Y el obstáculo no puede ser que haya inversión privada, porque cuando el cambio de la matriz energética las obras las hicieron privados, y no fue problema. El miedo es que se esté poniendo el interés de la gente, como subsidiario de una estrategia partidaria. Algo que no pega bien con las declamaciones emotivas como las del arranque. Pero es demasiado parecido a actitudes que muchos aplaudieron todos estos días.

Diario EL PAIS -Montevideo URUGUAY - 27 Noviembre 2022