expresiEl de Lacalle Pou es el veto número 90 desde el retorno de la democracia: ¿cómo lo usaron sus antecesores?

Aunque hace más de 12 años que no se objeta una ley, todos los presidentes desde 1985 han usado esta potestad salvo Mujica; Sanguinetti y Lacalle Herrera fueron quienes más lo aplicaron y Tabaré Vázquez lo hizo 13 veces en su primera Presidencia.El presidente Luis Lacalle Pou enviará este viernes un decreto por el cual se veta el proyecto de ley forestal que se aprobó en el Senado este miércoles con votos del Frente Amplio (FA) y Cabildo Abierto (CA).

Cuando la iniciativa del presidente se concrete se cortará con 12 años sin objeciones del Poder Ejecutivo, pero a la vez supondrá el veto número 90 desde el retorno a la democracia, según el registro del programa de Estudios Parlamentarios del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de la República, a los que accedió El Observador. Hasta ahora, 40 han sido vetos totales (a todo el proyecto, como en el caso de la ley forestal) y 49, parciales (es decir, a algunos artículos).

Presidente por presidente
Todos los presidentes desde 1985, a excepción de José Mujica, utilizaron esta potestad que confiere el artículo 137 de la Constitución cuando ocuparon el cargo máximo de gobierno.

De los 89 vetos que se dieron hasta ahora desde el retorno a la democracia, 51 ocurrieron durante las dos primeras legislaturas (1985-1990 y 1990-1995), cuando gobernaron Julio María Sanguinetti (25 vetos, de los cuales 8 no prosperaron) y Luis Lacalle Herrera (26, de los cuales 15 no prosperaron).

En su segundo gobierno (1995-2000), Sanguinetti vetó cinco leyes (una vez no prosperó la objeción). Jorge Batlle, presidente durante 2000 y 2005, utilizó el poder de veto en 20 oportunidades (con éxito en 13 de ellas). Tabaré Vázquez vetó 13 proyectos durante su primer período (2005-2010). En la última de esas ocasiones, la Asamblea General levantó la objeción por unanimidad. Para su segundo periodo (2015-2020) no volvió a recurrir a la herramienta.

El politólogo Daniel Chasquetti, coordinador del programa que lleva, entre otras cosas, el registro de los vetos, explicó que en los primeros dos gobiernos post dictadura “no había mayorías parlamentarias y eso generaba que eventos como los de esta semana se dieran todo el tiempo”. Además, expresó que cuando un partido es gobierno y tiene mayorías en ambas cámaras es más difícil que haya objeciones porque ahí “es más difícil que le hagan goles al presidente”, aseguró.

El veto a artículo de Lacalle Pou
De las 20 ocasiones en las que Jorge Batlle recurrió al veto, una involucraba un artículo impulsado por Lacalle Pou, que en ese entonces era diputado por Canelones.

El actual mandatario recordó ese suceso este jueves como ejemplo de que hay que “desdramatizar este tipo de cosas”. Según contó, cuando él daba sus primeros pasos como legislador en el año 2000, Batlle vetó una iniciativa suya que se incluyó en la ley de Presupuesto. La propuesta era que las auxiliares de servicio de las comisiones de fomento de las escuelas rurales recibieran aportes jubilatorios.

Batlle objetó ese y otros 35 artículos, pero la Asamblea General logró levantar seis, entre ellos el de Lacalle Pou.

Para ello necesitó del voto de tres quintos de la Asamblea General, tal cual lo establece en el artículo 138 de la Constitución. Allí se dispone que "cuando un proyecto de ley fuese devuelto por el Poder Ejecutivo con objeciones u observaciones, totales o parciales, se convocará a la Asamblea General y se estará a lo que decidan los tres quintos de los miembros presentes de cada una de las Cámaras, quienes podrán ajustarse a las observaciones o rechazarlas, manteniendo el proyecto sancionado".

“Seguimos en la coalición y seguimos trabajando”, recordó Lacalle Pou en conferencia de prensa, respecto al primer antecedente que lo tuvo como protagonista.

El caso que mencionó el actual mandatario fue uno de los 32 en los que el Parlamento logró revertir –total o parcialmente– la decisión del presidente desde 1985 hasta el presente; en 57 ocasiones ocurrió lo contrario, como también sucederá ahora con la ley forestal

Ahora, para Chasquetti, si la coalición multicolor permanece unida y coordinada no se deberían esperar grandes cantidades de vetos en este período. El politólogo, sin embargo, aclaró que tiene “dudas” sobre cuánto va a durar el buen clima en el oficialismo debido al tono de “insatisfacción” de Cabildo Abierto, y expresó: “No hay que olvidarse que en los regímenes presidencialistas, los beneficios de un gobierno de coalición los suele cosechar el presidente”.

Aborto
El veto más recordado en los últimos años, o al menos el de mayores consecuencias políticas, fue el que ejecutó Tabaré Vázquez ante el proyecto de ley de despenalización del aborto, aprobado por su propia fuerza política, el Frente Amplio, el 11 de noviembre de 2008.

Tres días después, el entonces presidente –que ya había advertido su disposición a objetar la iniciativa– devolvió el texto a la Asamblea General

“La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia”, aseguró en su exposición de motivos, donde explicó también que el veto respondía a “razones de constitucionalidad y conveniencia” y dijo que había “consenso” de que el aborto era “un mal social que hay que evitar”.

La decisión de Vázquez causó un gran impacto en el Frente Amplio. Las críticas de los correligionarios fueron prácticamente unánimes, a tal punto que el decreto del veto no contó con la firma de varios ministros involucrados en la materia, y solo fue acompañado por la ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz.

En la Asamblea General la izquierda no logró las mayorías necesarias y la objeción del presidente quedó firme.

El veto motivó furibundas críticas de su propio sector, el Partido Socialista, al que renunció por carta tras la polémica, declarándose desde entonces un "socialista sin carné".

El último antecedente
El 9 de setiembre de 2009, Vázquez aplicó dos vetos parciales y esos eran hasta esta semana los últimos antecedentes de una objeción presidencial de estas características. Uno fue sobre la ley de Defensa y en particular por la creación de la figura del jefe de Estado Mayor de Defensa; y el otro, respecto a la creación del Instituto Nacional de la Anciandad.

El de la ley de Defensa es, por el momento, el último registro de un veto que la Asamblea General logró levantar (en el segundo caso no se consiguió), aunque esto se hizo por fuera de los plazos constitucionales.

En la exposición de motivos, el Poder Ejecutivo objetó el proyecto porque entendió que era “inconveniente” modificar el mando de las Fuerzas Armadas y esgrimió que la estructura del Ejército “podría verse alterada” si el nuevo rol tenía la misma jerarquía que los demás comandantes en jefe.

Sin embargo, en febrero de 2010 la objeción fue levantada con la unanimidad de la Asamblea General. Es decir, no hubo un solo voto que respaldara el veto de Vázquez. Durante la sesión, el en aquel momento diputado José Bayardi argumentó razones de “conveniencia” en la decisión y se congratuló del acuerdo logrado con el Partido Nacional para obtener los votos.

Discusión matemática
El nacionalista Luis Lacalle Herrera vetó en su Presidencia un total de 26 proyectos remitidos desde el Parlamento. En uno de esos casos se generó una situación bastante particular en la Asamblea General, cuando esta se reunió para discutir un eventual levantamiento de la decisión del Poder Ejecutivo. Era 15 de octubre de 1992 y el proyecto de ley objetado regulaba la exportación de distintos tipos de cuero con los países del Mercosur.

Cuando la votación se realizó, 67 legisladores lo hicieron afirmativamente; los tres quintos necesarios para dejar sin efecto la objeción eran 67,8 porque en sala había 113 de los 130 miembros de la Asamblea General.

El legislador frentista León Lev tomó entonces la palabra: “Es evidente que existe voluntad política y en este momento no se encuentran en Sala algunos señores legisladores que están dispuestos a levantar las observaciones”, expresó según consta en la versión taquigráfica de la sesión.

De ahí en más se desató un debate para reconsiderar la votación por dudas sobre el cálculo matemático. “Si los tres quintos se calcularan con cocientes enteros y no con decimales, sucedería que 66 votos no alcanzan ese porcentaje, pero sí se cubriría en el caso de existir 67 voluntades”, dijo el colorado Carlos Ciglioti.

El presidente de la Asamblea General, Gonzalo Aguirre, respondió que Ciglioti era “profesor de historia pero, seguramente, no de aritmética” y se dispuso a hacer la explicación matemática en sala. "Para saber cuánto son tres quintos de 113, la aritmética, que la tengo un poco olvidada, pero que es muy elemental, hace que tengamos que dividir 113 entre 5 y el cociente resultante multiplicarlo por tres”. Y agregó: “Esa sencilla operación da 67,8, razón por la cual no podemos declarar que 67 votos alcanzaron los tres quintos”.

El debate continuó con la intervención de varios legisladores y finalmente se decidió volver a votar. En esa segunda instancia sufragaron 117 legisladores y 69 lo hicieron para levantar el veto, pero para los tres quintos se necesitaban al menos dos votos más, por lo que se ratificó el veto del presidente.

Enemigo de los vetos
Cuando en el Poder Legislativo se discutía el proyecto interpretativo que dejaba sin efecto algunos artículos de la ley de Caducidad, el entonces presidente Mujica fue consultado sobre si consideraba objetar total o parcialmente la iniciativa en caso de que lograra su aprobación total.

En esa ocasión, Mujica respondió: “Soy enemigo del veto por una cuestión de principios, siempre lo he dicho”. En declaraciones a Subrayado, el presidente dijo que el Parlamento podía tener “muchos defectos”, pero que este era “la máxima representación” de la gente. “A mí me da la sensación de que es un exceso de poder del Ejecutivo vetar una ley”, sentenció.

Diario EL OBSERVADOR -Montevideo - URUGUAY -- 17 Diciembre 2021