aguas residualesProyecto piloto analiza aguas residuales para detectar la presencia de Covid-19 y anticipar nuevos brotes del virus

La técnica de monitoreo, desarrollada con el apoyo del Banco Mundial, ya comenzó a probarse en Ciudad de la Costa, Pando, Canelones, Rivera, Bella Unión y Artigas.El reciente aumento de casos de coronavirus en el país despertó las alertas de las autoridades, que intentan cubrir todos los frentes para detectar rápidamente la enfermedad.

Ante eso, identificar la presencia del virus en el ambiente es una herramienta útil para conocer más sobre su prevalencia y así prevenir contagios.
Con ese objetivo, el Banco Mundial, junto con otras instituciones gubernamentales y académicas, puso en marcha un proyecto piloto de monitoreo de Covid-19 en aguas residuales. Esto facilitará la alerta temprana de nuevos brotes a través del análisis de las aguas de las cañerías en una determinada zona, explicaron a Búsqueda representantes de la sede local del organismo.

Para este primer piloto, el banco se asoció con la firma Biobot, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), para desarrollar la capacidad de medir la presencia del virus en el agua. De esta forma se busca obtener más información que ayude en la toma de decisiones para responder a la pandemia sanitaria.

El líder de Desarrollo Sostenible para el Cono Sur del Banco Mundial, Francis Fragano, dijo a Búsqueda que el mismo sistema ya comenzó a probarse en Guayaquil (Ecuador) y permitirá detectar la presencia del virus en el agua a través de un análisis genético, sin importar lo pequeña que sea la carga viral.

“Cuando se encuentran ciertos niveles de detección, es posible afirmar que en determinadas comunidades puede haber Covid-19 o incluso se podría prever un posible brote, ya que se detecta el virus antes de que la gente empiece a tener síntomas”, explicó Fragano. Según dijo, la empresa que desarrolló esta tecnología la implementó primero en la universidad estadounidense con el fin de identificar en qué zonas del campus podría haber potenciales brotes de coronavirus.

Fragano indicó que una vez que se toman las muestras, la idea es analizarlas rápidamente —utilizando un método similar al que se usa para detectar el virus en las personas— y de acuerdo con su carga viral y los análisis epidemiológicos se puedan ubicar geográficamente los posibles casos. “Es un historeo pasivo para buscar focos potenciales antes de que aparezcan”, añadió.

En Uruguay el proyecto ya comenzó a implementarse en varias ciudades del interior, y entre las zonas elegidas para el muestreo se encuentran Ciudad de la Costa, Pando, Canelones, Rivera, Bella Unión y Artigas.

Además, la técnica puede utilizarse para monitorear cualquier tipo de virus o patógenos en aguas, y este proyecto constituye un primer acercamiento en el desarrollo de esta capacidad en el país.

En la iniciativa participan instituciones como la Dirección Nacional de Aguas, a través del Centro Experimental Regional de Tecnologías de Saneamiento, el Parque Científico y Tecnológico de Pando y la Facultad de Química de la Universidad de la República, los cuales se encargan de realizar el muestreo y los análisis. Biobot, en tanto, llevará adelante las primeras pruebas para confirmar la detección del material genómico viral, así como los controles de calidad de los análisis en un laboratorio internacional, la certificación del método PCR, y brindará apoyo en la interpretación de los resultados para establecer correlaciones entre la carga viral encontrada en las aguas y los casos, tanto sintomáticos como asintomáticos, de una comunidad.

La asistencia técnica que provee el banco junto con la firma estadounidense “complementa la información derivada de las pruebas clínicas tradicionales, lo que mejora la comprensión de la prevalencia del Covid-19 en la población y ayuda a los entes gubernamentales y las autoridades sanitarias a evaluar y monitorear el impacto de las medidas destinadas al combate del coronavirus en el país”, informó el organismo.

Los primeros resultados estarán disponibles hacia fin de año, ya que la primera etapa tendrá un perfil más “investigativo y de conocimiento de esta tecnología”, dijo Fragano. En caso de resultar exitosa, la idea es empezar a usarla en el manejo epidemiológico inmediato. El costo del piloto financiado por el banco fue de US$100.000.

Ambiente.
Con un portafolio activo de US$ 563 millones en el país, actualmente el Banco Mundial desarrolla diversos proyectos vinculados al cuidado del ambiente en Uruguay, especialmente relacionados al cambio climático y a la protección del capital natural.

Por ejemplo, lleva adelante el proyecto Manejo Sostenible de los Recursos Naturales y la Adaptación al Cambio Climático, que implicó un préstamo de US$ 91 millones y pretende apoyar a los productores rurales en el uso sostenible de los recursos, promoviendo una modernización de la gestión agropecuaria.

Además, como medida de reactivación económica de Uruguay frente a la pandemia, el banco otorgó al gobierno un préstamo de US$ 400 millones que contempla aspectos ambientales, como la respuesta al cambio climático y la mitigación de riesgos.

En relación a los bosques nativos y el crecimiento verde, el banco administra una donación con el fin de fortalecer la capacidad de Uruguay para implementar una estrategia de reducción de emisiones causadas por la deforestación y la degradación forestal de US$ 3,8 millones. Se trata de un Fondo Cooperativo para el Carbono de los Bosques que pretende apoyar los sistemas de monitoreo de bosques naturales y facilitar el acceso a mercados de carbono forestal.

El banco también ha apoyado con imágenes satelitales y sensores remotos el monitoreo de la calidad del agua en la laguna del Sauce ante floraciones de algas, realizó planes para la gestión integral del agua urbana en Salto y Young y el año pasado culminó un proyecto junto con OSE para la mejora de la infraestructura de los sistemas de saneamiento ante eventos climáticos extremos.

En cuanto a desastres naturales, en junio finalizó el Programa de Rehabilitación y Mantenimiento Vial (US$ 134 millones), que además de apoyar el mantenimiento de rutas y puentes contribuyó a mejorar la resiliencia de la red vial ante factores climáticos.

En esa línea, Fragano afirmó que Uruguay se posiciona hoy como un líder de la región en materia ambiental y en desarrollo sostenible, sobre todo en relación a la producción agrícola.

“Anualmente, Uruguay aumenta su capital natural en vez de perderlo. Por tanto, no está en un proceso de degradación permanente como muchos otros países. En cambio, tiene procesos productivos eficientes, sostenibles, usa bien los fertilizantes y la agricultura es muy tecnificada, además de que tiene una muy buena cobertura de saneamiento”, indicó.

El experto opinó que la gestión de los residuos sólidos sigue siendo uno de los grandes debes del país, así como la afectación de los cursos de agua y el cuidado del ambiente marino costero, importante para la pesca y el turismo. Y si bien Uruguay no es un gran emisor de gases de efecto invernadero, aseguró que no escapa a los impactos del cambio climático como las sequías, para los que el país “debe prepararse”.

“Siempre hay nuevas oportunidades. Uruguay trabajó mucho en mercados verdes, en la producción de carne certificada de pastizales naturales, más amigable con la biodiversidad. Pero también hay posibilidades de producción orgánica de muchos tipos: soja, leche, productos maderables, sector pesquero”, explicó.

Fragano se refirió por último al vínculo que mantiene actualmente el Banco Mundial con las autoridades gubernamentales, y si bien aseguró que en general el relacionamiento ha sido bueno, ven con gran expectativa la creación del nuevo Ministerio de Ambiente y espera poder reunirse en breve con el ministro Adrián Peña para conocer cuáles serán sus prioridades en este período.

BUSQUEDA -Montevideo - URUGUAY - 29 Octubre 2020