UPM Forestal Oriental planteó la idea de desarrollar nuevos proyectos para plantar eucaliptos a algunos propietarios de tierras en Tacuarembó, entre otros departamentos
Hay señales de “reactivación” del mercado de campos, por el interés en la forestación y algunas consultas de argentinos
Tras el golpe que significó la aparición de los primeros casos de coronavirus y la declaración de emergencia sanitaria por parte del gobierno, en las últimas semanas el mercado de campos retomó cierto dinamismo y recientemente hubo algunas compraventas de tierras, principalmente para forestación y para la combinación agrícola-ganadera.
Operadores del mercado consultados por Búsqueda coincidieron en esa visión y destacaron algunos aspectos, como la estabilidad de precios, el protagonismo de los forestadores, la escasez de campos agrícolas (de mayores índices de productividad) y algunas consultas puntuales de argentinos.
Hay “bastante demanda para forestar”, con valores de arrendamiento “interesantes” que plantean las grandes compañías forestales vinculadas a la producción de pasta de celulosa, dijo a Búsqueda el director de Caldeyro Victorica Bienes Raíces, Rodolfo Victorica.
Indicó, además, que “hay pedidos de campos agrícolas, pero lo que está pasando es que hay poca oferta” de predios con ese destino de actividad.
“Hay un núcleo de arrendadores más que compradores”, resaltó.
Con respecto a los campos en venta, Victorica dijo que a fin de año hubo transacciones relevantes, el inicio de 2020 arrancó con fuerza y lo de “la pandemia había frenado” los negocios, pero últimamente “se reactivó” el mercado.
Hay “entusiasmo” en comprar campos, afirmó.
Comentó que “los precios están estables en un mercado que está movido” y con “algunas operaciones ya establecidas y otras por realizarse” en los próximos días.
Ese empresario descartó la posibilidad de una nueva oleada de inversores argentinos, como ocurrió en otros años, debido a las limitaciones que hay en Argentina para realizar inversiones en el exterior.
“No coincido” con los que plantean una eventual llegada masiva de capitales de ese país vecino, opinó.
Algunos interesados argentinos hay, con propuestas puntuales por campos para producir granos, pero cuesta acercar a las partes en el precio final para cerrar los negocios. Eso es lo que señaló a Búsqueda el encargado de negocios inmobiliarios rurales de la firma Zambrano & Cía, Pablo Albano.
Aseguró que “el mercado de tierras se dinamizó en los últimos dos meses”.
“Estamos en una etapa de reestructuración de precios, ya que hay quienes consideraban que podían venir muchos argentinos y eso hizo que aumentaran las pretenciones de los potenciales vendedores en los precios”, consideró.
Explicó que para eso “debería haber un incremento en los valores de los productos” del agro, en el entendido de que si no hay una mejora en la rentabilidad de la producción agropecuaria, es difícil plantear un incremento en el precio de las tierras.
Más eucaliptos
Hacia fines del año pasado la empresa Forestal Oriental, perteneciente a la compañía UPM, adquirió unas 2.600 hectáreas en la localidad de La Paloma (Durazno), que comprendió una inversión de unos US$ 8 millones (Búsqueda N° 2.032).
La compra del establecimiento en cuestión se enmarcó en los planes de la instalación de una nueva planta de celulosa en Paso de los Toros por parte de UPM, considerando la ubicación de las tierras que serán forestadas para producir más fuentes de materia prima.
Actualmente esa firma finlandesa pretende ampliar el área forestada en Tacuarembó, específicamente en la zona de la localidad de Rincón de Zamora, donde planteó a algunos propietarios de tierras la posibilidad de realizar un proyecto de plantaciones, señalaron a Búsqueda operadores del mercado.
Comentaron que los actuales dueños de esas tierras son integrantes de la familia alemana Von Bandemer.
En los últimos días empresarios del sector se refirieron a la eventual compraventa de esa estancia por unos US$ 14 millones.
Búsqueda contactó al administrador de ese establecimiento, Fernando Muñoz, quien desmintió que el campo se haya vendido y aludió a un ofrecimiento de UPM Forestal Oriental para desarrollar un plan de forestación en el lugar, pero descartó que eso signifique la venta de la estancia.
Aclaró que comprende 3.500 hectáreas y no 5.000 hectáreas, como manejaron algunos operadores.
Hay, además, parte del predio que no es apta para forestar, por eso hay que evaluar lo del plan de forestación, indicó.
La zona de influencia en la que está prevista la construcción de la fábrica de celulosa es de tradición ganadera, tanto Durazno como Tacuarembó son departamentos que históricamente tienen un perfil pecuario.
La expansión de las plantaciones de eucaliptos generó una diversificación de las actividades del agro en esas y otras regiones del campo local, y derivó en una mayor competencia por el acceso a las tierras. El ofrecimiento de valores de arrendamiento atractivos y a largo plazo por parte de las grandes compañías forestales sedujo a productores y otros propietarios a establecer acuerdos, que implican ceder el total o parte de los campos para las nuevas plantaciones.
Con el estímulo fiscal y los subsidios previstos en la Ley 15.939 de 1987, el sector forestal tuvo un desarrollo pujante en Uruguay que llegó a alcanzar casi un millón de hectáreas plantadas, principalmente de eucaliptos y pinos que prácticamente acapararon los bosques.
La tendencia a la compra de campos para forestar perdió fuerza en los últimos 15 años, debido a que el primer gobierno del Frente Amplio determinó una serie de cambios en la política forestal. Una de las primeras medidas fue la eliminación de los subsidios a pagar a las empresas y la adopción de nuevos requisitos para plantar árboles, como fue la exigencia de una autorización previa ambiental, entre otros cambios.
En ese contexto, las firmas forestadoras optaron por la estrategia de pagar rentas o proponer convenios con gremiales de productores o propietarios particulares en la búsqueda de espacios para forestar.
Más allá de este tipo de decisiones, también hubo algunas transacciones de campos forestados entre empresas del mismo sector. En algunos casos fueron fondos de inversión extranjeros que decidieron desprenderse de sus tierras y efectivizar la ganancia de esas inversiones.
Mientras, las compañías adquirientes de los predios forestados lograron de esa manera ampliar su área de bosques y así asegurarse masa forestal para abastecer sus plantas de celulosa.
Dos décadas
En los últimos 20 años el mercado de campos registró 38.939 operaciones por una extensión de 8,6 millones de hectáreas y un monto de US$ 14.122 millones, según la serie de datos del precio de la tierra que elabora la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea).
Si se considera que Uruguay cuenta con unas 16 millones de hectáreas de uso agropecuario, el dato de la cantidad de campos transados en las dos décadas representó algo más de la mitad de ese total.
Muestra que entre 2014 y 2018 se dio el período de menor volumen de tierras comercializadas, con un total de 836.000 hectáreas para el quinquenio, representando un área similar a la transada en un solo ejercicio, como lo ocurrido en 2005 (846.000 hectáreas) o el 2006 (859.000).
En 2019 el valor promedio de la hectárea tuvo un leve incremento en comparación al año anterior, al pasar de US$ 3.257 a US$ 3.342. Mientras que el total de hectáreas transadas fue de 225.000 hectáreas el año pasado, lo que representó un aumento de 41% respecto a 2018.
Los departamentos que concentraron la mayor parte de las compraventas de campos fueron Cerro Largo, Tacuarembó y Treinta y Tres, que en conjunto acapararon el 37% de las hectáreas vendidas y el 31% del monto operado, según Diea.
En cuanto al mercado de arrendamientos de tierras, los registros de esa repartición del Ministerio de Ganadería indican que en 2019 la cantidad de negocios mostró comportamientos disímiles según el destino productivo, verificándose así el aumento de los negocios destinados a lechería, forestación, cultivo de arroz y combinación agrícola/ganadera.
El arrendamiento de tierras ganaderas abarcó 55% del total de área en esas operaciones, con 448.525 hectáreas, señala la Diea.
Muestra que el volumen de tierras arrendadas en 2019 bajó 7% en comparación al año anterior, con 814.533 hectáreas involucradas en 2.400 contratos por un monto de US$ 87 millones.