Diego O´Neill: "Tenemos a UPM 2 pero una golondrina no hace verano"
El presidente de la Cámara de la Construcción recibe bien los nuevos incentivos, pero para la reactivación aún falta.La Cámara de la Construcción (CCU), que reanudó sus actividades el 13 de abril luego de la licencia especial por la pandemia, está atenta a una mayor reactivación del sector. Conformada por más de cien empresas, la organización está liderada por Diego O´Neill (59), ingeniero civil, propietario y director de la constructora CEAOSA, desde hace más de 40 años.
El sector reúne unos 43.000 trabajadores directos de obra, muy lejos de las 75.000 personas que empleó en los años 2012 y 2013, su pico más alto.
O´Neill resultó electo presidente de la CCU a fines de 2018 y finalizará su período este año. Su antecesor era Ignacio Otegui, quien estuvo 23 años al frente de la organización. Consultado al respecto, O´Neill comentó que su gestión se diferencia por un trabajo más en equipo y por haberle tocado un escenario particular por la crisis sanitaria y crisis económica que el país está atravesando, además de un cambio de gobierno. “Después de 15 años del mismo partido, ahora hay una coalición en el gobierno, lo que es una situación novedosa. Estamos comprometidos y trabajando”, comentó.
Por su profesión y vocación, está muy orientado a la incorporación de nuevas tecnologías que mejoren la productividad en materia de construcciones. En tal sentido, comentó que el mercado nacional está incorporando plataformas de diseño basadas en inteligencia artificial, como el BIM (Building Information Modeling), que ya fue utilizada para el Antel Arena, entre otros proyectos.
¿Cómo se encuentra el sector de la construcción?
Estamos trabajando razonablemente bien. La construcción es una actividad a cielo abierto, espaciada, y se implantó un protocolo de sanidad muy estricto para evitar contagios. Solo hemos tenido dos casos positivos en estos dos meses de trabajo.
La construcción viene de cinco años de caída de la actividad, de 2015 a 2019. Para 2020, la expectativa era la recuperación con el impulso de la inversión de UPM y de los proyectos de participación público-privados, los famosos PPP. Varios contratos se firmaron sobre fines de 2019 y este año iban a estar en actividad, entre ellos el Ferrocarril Central, que es el más grande, y también hay proyectos viales y educativos.
Ese escenario continúa y confiamos en que tengamos, al menos, la misma actividad que el año pasado. En realidad, ya estamos en el mismo nivel que antes de los primeros casos del covid-19.
¿En qué los afecta más la crisis por la pandemia?
En las nuevas inversiones, en las obras que podrían iniciarse y que probablemente se posterguen hasta que haya menos incertidumbre.
El acuerdo de licencia especial, que básicamente consistió en una partida extraordinaria de $ 16.500, ¿qué tal funcionó?
Muy bien. Abarcó a los 44 mil trabajadores en obra, más otro tanto que están en actividades vinculadas a la industria. Quedaron casi 100 mil personas con esa licencia especial. Fue una medida valorada positivamente por los actores.
Luego de reanudarse la actividad en abril, ¿hubo despidos, o se envió gente al seguro de paro?
Solo lo propio de la dinámica de las obras. Se retomaron todas las obras, con excepción de algunas residenciales o vinculadas a desarrollos argentinos, que tenían dificultades en continuar a buen ritmo. También las obras del aeropuerto de Carrasco y algunas pocas del sector público que quedaron postergadas, pero ya se están normalizando.
¿Cuáles son las obras en las que se está trabajando más?
Hay más de 2.000 obras avanzando en todo el país. El proyecto de UPM va creciendo; entre las plantas y las obras de alojamiento para el personal, ya reúne a más de 1.000 trabajadores. El Ferrocarril Central de Montevideo a Paso de los Toros congregará entre 1.500 y 2.000 trabajadores; todavía no ha llegado a ese punto, pero tendrá ese pico alto.
¿Qué impacto están teniendo los nuevos incentivos del gobierno?
Positivo, sobre todo para el sector inmobiliario. Lo que pasa es que se va a ver el efecto en el correr del tiempo. Habrá que ir viendo cómo los inversores van tomando las decisiones de invertir y de iniciar nuevas obras, en función de cómo esté el mercado y la economía en general. Porque, más allá de las medidas positivas que el gobierno tomó, el mercado inmobiliario está muy retraído.
¿Cuáles son las medidas del gobierno que más favorecen al sector?
Todas. Entre ellas, la Ley de Vivienda Promovida y la extensión de beneficios fiscales a las inversiones de gran dimensión económica, de la COMAP.
En la vivienda promovida, se habían incorporado unos topes de precios en decretos de 2014 y 2017. Los sectores de la construcción reivindicamos que había que eliminarlos y volver a las condiciones iniciales del libre mercado; ahora se hizo. También se han introducido reglamentos de no limitar la cantidad de viviendas de un dormitorio que puede haber en un proyecto, y permitir cierto porcentaje de mono-ambientes.
Así que por el lado de la vivienda promovida, los incentivos son poderosos. También por el lado de las inversiones de gran dimensión, superiores a US$ 6,4 millones, porque ahora se abarca un universo más grande de proyectos.
¿Qué más requeriría el sector para recuperarse?
La inversión en la construcción tiene tres partes: 20% en vivienda, 30% en obra pública y 50% es inversión privada en obras que no son vivienda; esto es, industrias, plantas de celulosa, parques de energía renovable, shoppings.
Para el sector vivienda, se han tomado las medidas que son bien recibidas. Para la obra pública, la inversión va direccionada a la infraestructura y esperamos que el gobierno, a pesar de la situación complicada del país, apueste a eso. Y en el otro 50%, que son obras que no son vivienda, tenemos, por ejemplo, la inversión de UPM 2, pero una golondrina no hace verano.
Es decir, los incentivos fueron fundamentalmente para el área de vivienda y lo que necesitamos ahora es que el gobierno incorpore en su presupuesto más inversión en obra pública, y que las reformas estructurales que haga, mejoren la competitividad del país para captar más inversiones.
¿Han surgido proyectos nuevos?
Sí, en la zona del Montevideo Shopping y del Buceo, son proyectos grandes de oficinas y viviendas. Las medidas del Poder Ejecutivo fueron en marzo y la Intendencia de Montevideo ha estado cerrada, o trabajando parcialmente. De manera que la demora en los permisos de construcción también enlentece los nuevos proyectos.
¿Qué está pasando con los consejos de salarios?
En estos días se está encaminando un acuerdo general sobre el ajuste de salarios para los distintos grupos de actividad, con excepción de la construcción, el transporte y la salud privada. Para esos sectores, se habilita la negociación colectiva, que pensamos es urgente. Estamos casi iniciando la negociación y esperamos que el nuevo convenio para la construcción sea para dos años.
Usted termina el período como presidente de la Cámara este año, ¿se va a presentar para la reelección?
Todavía no lo he pensado, estamos abocado a la tarea de hoy.
Su predecesor estuvo más de veinte años en ese cargo…
Es saludable que las autoridades roten. Quizás pueda haber un segundo período, pero no más de eso. Nunca más de dos períodos.
¿Qué proyección hace del sector de la construcción?
Estimábamos que iba a aumentar en 2% o 3% este año. Ahora estamos revisando esas proyecciones y esperando un poco a ver qué pasa.