Forestación: volviendo a los fantasmas del pasado
@|Hace pocos días me sorprendió la noticia que mencionaba la intención de Cabildo Abierto de prohibir la plantación de eucaliptos; ahora un artículo del Sr. Hernán Sorhuet en El País, hace pie en este tema afirmando algo similar, lo que motiva compartir con los lectores alguna información.
En la década de los 80, cuando se discutía la Ley Forestal, ONGs y grupos ambientalistas arremetieron contra las plantaciones, y en especial, las de eucaliptos, con eslóganes y posiciones “importadas" de otros continentes; en ese momento, también se puede recordar que algún grupo de productores agropecuarios manifestaron su temor por el “desplazamiento” de la actividad agrícola por la forestal.
A pesar de todo, entre 1990 y 2000, se plantaron miles de hectáreas que fueron certificadas internacionalmente por su manejo sustentable, y establecieron la base de la diversificación productiva del agro uruguayo, de la industria y las exportaciones.
En el Siglo XXI, el mundo ha alertado sobre la necesidad de incrementar el área de plantaciones forestales -incluyendo los eucaliptos- para mitigar los efectos del calentamiento global del planeta; Uruguay presenta un perfil positivo, a pesar de la emisión de gases de efecto invernadero que implica la producción de carne… es que el millón de hectáreas plantadas, fija anhídrido carbónico y libera oxígeno.
La oferta de madera certificada, alentó inversiones nacionales, extranjeras y mixtas -que le agregan valor- a la vez que crean un complejo de sistemas de logística, industrialización, comercio y la inclusión de la investigación científica y tecnológica en toda la cadena forestal, incrementando su impacto positivo sobre la economía y la sociedad. Esto hace que toda la superficie plantada se ha renovado como resultado de un trabajoso y costoso programa de mejora continua; con 1,2 millones de hectáreas plantadas de eucaliptos y pinos, Uruguay aumentó la producción de los bosques, permitiendo la construcción de los dos complejos industriales más importantes del país (UPM y Montes del Plata), la instalación de plantas de aserrado, madera laminada y productos de madera sólida laminada, y en la actualidad está comenzando el proyecto UPM2 y la diversificación de la matriz energética.
O sea, una superficie equivalente al 8% del territorio uruguayo abastece materia prima para una cadena productiva que va desde la leña hasta la celulosa, con productos intermedios de distinto tipo -complementarios, no necesariamente excluyentes- generando energía eléctrica en una cadena que continúa desarrollándose. ¿Cuál es la razón? El conocimiento científico y los avances tecnológicos han logrado que el crecimiento de los bosques se haya aumentado entre un 60 y 80%, lo que permite competir a escala mundial. Se ha logrado una integración sinérgica con otras producciones, como la cría de ganado y la plantación de rodales para abrigo y sombra, producción de miel, y todo esto marca el acercamiento a un modelo de “Economía Circular”.
Desde hace ya décadas, los temores que sentían los productores rurales a comienzos de los 90 desaparecieron, y son centenas de miles las hectáreas que se han plantado (fundamentalmente con eucaliptos) bajo distintas modalidades de explotación conjunta entre productores agrícolas y ganaderos. El negocio conjunto con empresas forestales implica distintas superficies y modalidades de asociación para plantar árboles en terrenos que tenían desaprovechados, o con baja rentabilidad por sus malas condiciones naturales… esto da por tierra la falsedad de la afirmación “se están plantando suelos agrícolas”.
Para afirmar nuestro punto de vista, hacemos referencia a las conclusiones y recomendaciones del Congreso Mundial del Consejo Internacional de Academias de Ingeniería, Ciencia y Tecnología, organizado por la Academia Nacional de Ingeniería de Uruguay en octubre de 2018, con una asistencia de delegaciones de más de 20 países del mundo, que discutió el tema: Ingeniería para un mundo mejor: Desarrollo Sustentable de Sistemas Agrícolas y Forestales. La visión de estos científicos involucra incrementar del área de plantaciones forestales - a escala mundial- y la conveniencia de desarrollar a escala industrial las aplicaciones modernas al uso de derivados de la madera como nuevos productos para el mundo. Al consumo creciente de celulosa para los papeles “higiénicos” se suma el acetato para tejidos, la lignina para producción de bioplásticos, producción de biocombustibles (desde pellets a combustibles líquidos), la construcción de paneles laminados (CLT) que permiten la construcción de viviendas en altura… todo ello a partir de madera de plantaciones…
Ojalá podamos ayudar a que quienes tienen peso en la opinión pública nacional, sepan que el planteo de hoy ya fue respondido oportunamente con discusiones y argumentaciones serias, a partir de lo cual se ha desarrollado otro sector, dando lugar a un país productivo y diversificado que incluye las plantaciones de eucalipto, sus industrias presentes y ojalá las futuras.