¿Quién paga la crisis?
"Ojalá el gobierno sea pragmático y adelante inversiones públicas”
Por Luis Romero Álvarez, especial para El Observador
La respuesta corta es que la crisis la pagamos todos; pero allí hay una pista clave: todos. El sector público fue llamado a contribuir porque su nivel salarial (salvo en soldados, por ejemplo) es muy correcto, porque tiene seguridad laboral (no despidos, no seguro de paro) y porque son demasiados funcionarios (como lo ha reconocido públicamente el propio Danilo Astori).
Nada de eso se da en el sector privado y podríamos decir que el sector privado estaba flaco y ajusto y el sector público estaba gordo y no ajusto.
Y, en mi opinión, los funcionarios públicos deben agradecer al presidente Luis Lacalle Pou lo benévolo que fue: ¿solo a los de más de $ 80.000 de sueldo por solo hasta un 20% de aporte y solo por dos meses? Yo habría cortado más grueso y creo que la población, salvo los propios funcionarios públicos, habría estado de acuerdo.
El sector privado, por su parte está sufriendo un ajuste no deseado: caída de la actividad, pérdida de empleos, pérdidas financieras en las empresas, pérdidas de mercados, etcétera. Pero aquí el problema es que el ajuste no es parejo... hay sectores donde la crisis trae beneficios (aumento explosivo de ventas de productos relacionados a la salud, por ejemplo). Aquí el gobierno tiene que apretar y exigir una contribución como hizo con los públicos, por pura justicia.
En las redes no ha faltado quien pida aportes a los empresarios como si esa sola condición significara exceso de ganancias, gran capacidad económica y egoísmo social; quienes así piensan tienen la ideología marxista a flor de piel, mostrando el lado más oscuro del ser humano, con la envidia conduciendo sus reacciones, siguiendo un libreto viejo y fracasado en todo el planeta y en todos los tiempos.
Por otro lado, en las redes también se ha reclamado insistentemente el abandono del contrato firmado (con concesiones muy generosas) con UPM; yo pienso como el presidente Lacalle Pou y lo respaldo en su posición: lo firmado se debe respetar, siempre. Pero es de inteligentes cambiar a tiempo: la propia UPM, por su propio interés, debería sentarse a renegociar aunque sea por aquello de Maquiavelo: cambiemos un poco las cosas para que todo quede como está.
Por último, creo que la verdad es que el peso de la crisis la pagarán el futuro y la próxima generación con lo único que siempre paga la cuenta: el crecimiento. Saldremos de esta crisis con más déficit, más inflación, más deuda, más desempleo. Ojalá el gobierno además de las líneas de crédito de los organismos multilaterales tome una línea contingente rápido del FMI para no tener que vender bonos del tesoro en los próximos años (veníamos con endeudamiento anual adicional de unos US$ 2.400 millones y eso se debería agravar) y así blindar al país de ataques especulativos en la debilidad de la salida de la crisis.
Ojalá el gobierno sea pragmático para salir de la crisis y adelante inversiones públicas (por ejemplo, si hay que hacer un puente, ¿conviene hacerlo dentro de cuatro años cuando va a ayudar a recalentar la economía o hacerlo ahora cuando va a ayudar a sacar la economía del frío? El endeudamiento y su repago serán los mismos, sus efectos económicos no).
Crisis es oportunidad: usemos, como en el judo, la fuerza del contrario a favor. Usemos la palanca de la crisis para hacer la tan prometida reforma del Estado. No podemos tener 310 mil funcionarios públicos, nunca más; no podemos gastar ingresos que caen del cielo en las bonanzas, nunca más; no podemos perder fortunas con un monopolio de venta de combustible, nunca más; no podemos tener una empresa pública con cientos de gerentes, nunca más; no podemos apoyar proyectos inviables con plata de impuestos, nunca más.
Por eso creo que es buen tiempo para lograr consensos políticos profundos; es cierto, como dicen algunos, que el gobierno no necesita un acuerdo nacional, pero también es cierto que conviene mucho intentarlo porque hay un 70% a 80% de la población que piensa similar y esta desparramada en todos los partidos. Es tiempo de reunir esas voluntades y hacer lo que hay que hacer. Y cuando lo que hay que hacer se hace evidente y necesario los votos vienen como en el Fondo Coronavirus, que se votó por unanimidad.