Un semestre complejo por caída de actividad y la suba de precios
La pandemia ya golpea motores claves como el consumo y la inversión
Aunque siempre hay luz al final del túnel, se vienen meses largos, fríos y llenos de dificultades para la economía uruguaya que transitará con viento de frente y por terreno en parte desconocido. Ya no son los problemas de Argentina y Brasil los que desvían la atención. Es el mundo el que está en crisis y escapar de sus coletazos resulta inevitable.
La pandemia del coronavirus trastocó por completo los planes del nuevo gobierno e impuso nuevas prioridades en el área de la salud, al tiempo que se tratan de mitigar los impactos sobre la actividad económica y el día a día de la población.
Ni el gobierno ni los analistas privados ponen en duda que la economía entrará en recesión, aunque existen matices respecto a la magnitud de la caída y a su duración en el tiempo, dada la falta de certidumbre respecto a la extensión de la pandemia. Pasarán uno o dos trimestres antes de volver a cierta normalidad y poder empezar a pensar en una recuperación.
Empleo golpeado
La economía uruguaya ya mostraba debilidades que ahora quedaron más expuestas. Una de las más evidentes está en el mercado laboral que completó el año pasado cinco años consecutivos de pérdida de puestas de trabajo, y donde se alcanzó la peor situación en materia de empleo y desocupación de los últimos 12 años. Los envíos al seguro de paro se dispararon en poco más de una semana en varios sectores de actividad. Y gran parte de las pequeñas y medianas empresas todavía no saben qué tan golpeadas quedarán después que pase la tormenta. Con la foto de estos días no se puede imaginar más que un deterioro de estos indicadores. En el último trimestre móvil noviembre- enero el desempleo fue de 8,7%
Dólar, inflación y consumo
El coronavirus también agitó a los mercados del mundo con inversores que se han volcado masivamente a la búsqueda de refugio en activos seguros cómo el dólar. Así el mercado de cambios local vio como la incertidumbre global se tradujo en una fuerte devaluación de la moneda durante las primeras semanas de marzo. Al margen de las oscilaciones diarias, eso inevitablemente tendrá efecto en los precios. El Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) señaló días atrás que existen muy altas probabilidades de que la inflación supere la barrera psicológica de los dos dígitos a partir de abril, y que se mantenga arriba de 10% por lo menos hasta octubre. Esas mismas proyecciones marcan como prácticamente nula la posibilidad de retornar a guarismo dentro del rango meta (entre 3% y 7%) durante 2020 y 2021. Con ello habrá contracción del salario real e impacto negativo sobre la capacidad de compra de los hogares.
Negociación en suspenso
A mitad de año vencerá una buena parte de acuerdos salariales en el sector privado. Al día de hoy es casi un hecho que la nueva ronda de negociación no comenzará. Es también difícil para sindicatos y empresas diseñar una estrategia para sentarse a negociar. Las dos partes son partidarias de postergar las negociaciones.
El PIT-CNT plantea extender los convenios vigentes por seis meses o un año. Esta propuesta no tiene todavía una posición definida desde las gremiales empresariales. Y en el gobierno Trabajo y Economía analizarán el tema para definir qué camino se seguirá
En el contexto actual tampoco es esperable la recuperación de otro motor de la economía como la inversión. El analista privado Diego Vallarino expresó esta semana que con todos los motores de la economía uruguaya apagados como el consumo, la inversión y las exportaciones se aproxima una estanflación preocupante para los próximos meses.
Caída “pronunciada”
Esta semana la ministra de Economía y Finanzas Azucena Arbeleche se refirió a los efectos que se están observando en el escenario local. Arbeleche volvió a hacer hincapié en la necesidad de atender la emergencia sanitaria y las distintas situaciones sociales, pero tomando en cuenta que los motores de la economía no pueden apagarse. La idea es que aunque a otra velocidad la actividad siga funcionando, mientras se controlan los efectos sanitarios de la epidemia.
Durante su comparecencia ante la Comisión de Hacienda de Senadores y Diputados la ministra indicó que a partir de lo ya ocurrido en otros países se puede estimar un impacto importante sobre la actividad económica, aunque no realizó estimaciones con cifras puntuales. En ese sentido, la jerarca apuntó a que si bien la caída puede ser “pronunciada”, el efecto rebote puede ser también importante una vez que la economía empiece a recuperarse. En un escenario también de menores ingresos, se ha optado por reasignar recursos y hacer uso de las líneas de crédito ya acordadas con organismos multilaterales, al tiempo que se gestionan nuevos desembolsos para atender las necesidades de esta emergencia.
Cuentas públicas
Aunque temporalmente el frente fiscal dejó de ser la prioridad e incluso en el gobierno se da por descontado que no se podrá cumplir con el objetivo de ahorrar US$ 900 millones este año, no es un tema a descuidar pensando en el futuro. Las calificadoras de riesgo son proclives a convalidar como creíble una política más laxa en la coyuntura actual por un tiempo, pero eso no quita que seguirán mirando con atención la evolución de los números.
El economista de CPA Ferrere, Gabriel Oddone expresó que si recuperar la competitividad y reducir la incertidumbre fiscal eran el foco de atención hace unas semanas, hoy la clave es proveer recursos para asegurar la respuesta efectiva del sistema de salud y minimizar los efectos permanentes sobre la economía y el bienestar de la población.
También apuntó a que no hay margen para que la situación fiscal mejore en 2020, más bien lo contrario. Sin embargo, consideró que ello no agregará más tensión a la gestión macroeconómica. “El resultado fiscal corriente no debe ser una prioridad en este momento. Entre otras cosas, porque no habrá acceso a financiamiento para los emergentes durante el próximo año. Ello implica que el mantenimiento del grado inversor dejó de ser un objetivo relevante en el corto plazo”, escribió en una columna publicada en su blog
El día después
Por su parte, el director ejecutivo de Ceres Guillermo Tolosa dijo esta semana a El Observador que las medidas que ha tomado el gobierno por el coronavirus van en la dirección correcta, pero advierte que la crisis obligará a redoblar los planes de ayuda para los que queden por el camino. Por otro lado, se mostró preocupado por la excesiva insistencia en “achatar la curva” de contagios del virus y dejar de lado cómo se instrumentará la reactivación de la actividad el día después del distanciamiento social porque eso requerirá un “cambio cultural” fuerte de la sociedad.
Además señaló que si la pandemia se agudiza, no quedará otra alternativa que acudir al FMI.