Vicepresidente de CARU, Rogelio Texeira, dio «tranquilidad a la población» por efecto de UPM
Señaló que la planta finlandesa no contamina y que es una de las más controladas del mundo. También habló del tránsito de barcazas
Un tema de discusión bastante recurrente en los últimos tiempos es la contaminación que puede producir, o no, la planta de UPM en los ríos. Y si realmente contaminara, en qué grado se daría ese «ataque» al ambiente.
Es válido recordar ante todo que se trata de una empresa finlandesa dedicada a la fabricación de pulpa de celulosa, papel y madera, que inició sus operaciones en nuestro país en el año 2007 y se ubica en la ribera del Río Uruguay, a 4 kilómetros al este de la ciudad de Fray Bentos. La celulosa es enviada por barcazas hasta el puerto de aguas profundas de Nueva Palmira para su carga en buques transoceánicos con destino a Europa y Asia.
«UNA DE LAS PLANTAS MÁS CONTROLADAS DEL MUNDO»
EL PUEBLO dialogó días pasados con el arquitecto salteño Rogelio Texeira, quien ocupa el cargo de Vicepresidente de la delegación uruguaya de la C.A.R.U (Comisión Administradora del Río Uruguay), quien expresó en primer lugar que «si nos ponemos a pensar, todas las acciones humanas tienen consecuencias sobre el ambiente, hasta aquella introducción de la ganadería hace tantos siglos tuvo consecuencias sobre la flora y la fauna existente en ese entonces, lo que pasa es que ahora ya no lo vemos así, ya no lo pensamos, y vemos a la ganadería como algo muy bueno del país».
Pero Texeira, sobre todo transmitió «tranquilidad a la población», al recordar que «el Tribunal de la Haya resolvió que se hagan constantes monitoreos a través de la C.A.R.U, por lo que se cuenta con un comité científico, que permanentemente está sacando muestras para analizar», y concluyó que «esta es una de las plantas más controladas del mundo, control del que también participa la DI.NA.MA (Dirección Nacional de Medio Ambiente)».
EL DRAGADO Y LAS BARCAZAS
Otro de los puntos comentados fue el del dragado del Río Uruguay, para hacerlo verdaderamente una vía de tránsito fluvial de la que Salto pueda ser parte. Dijo Texeira al respecto que «justamente otra de las funciones de la Comisión Administradora es la de gestión del dragado», destacando que «se está trabajando en eso, se está manteniendo el dragado aunque faltan aún muchas cosas por hacer, como trabajar en la iluminación, entre otras». Para tener una noción del costo que implica este tipo de obras, informó que «el dragado únicamente del tramo comprendido entre Paysandú, Salto y Concordia cuesta alrededor de un millón de dólares». Pero de lograrse que se haga transitable para el traslado de productos, se ahorraría mucho dinero, ya que «la carga de cada barcaza equivale a unos 50 o 70 camiones, por lo que se ahorraría, entre otras varias cosas, en combustibles, arreglo de carreteras, etc.». Asimismo aportó el dato de que «esa cantidad de dinero (un millón de dólares) es lo que cuesta tan solo un quilómetro de carretera».
Consultado acerca de por qué no prospera la iniciativa de un tránsito fluido de barcazas en el tramo antes mencionado, sostuvo que «lamentablemente no hubo demasiado interés en el tema de parte del comercio de Salto y de Concordia».
LA C.A.R.U. REGULA, NO SANCIONA
Por otra parte, aclaró que «nosotros no tenemos en el Río Uruguay la función de Policía, a esa función la tiene Prefectura, no tenemos potestades sancionatorias, sino que lo que hacemos es regular; lo que tenemos son mecanismos para comunicar al Estado que corresponda (uruguayo o argentino) determinadas irregularidades que puedan constatarse». A modo de ejemplo de esas irregularidades mencionó el no cumplir con la prohibición de «la pesca de surubíes en determinados lugares donde estos peces descansan y se reproducen, o la pesca a menos de mil metros hacia abajo de la represa de Salto Grande, salvo en determinadas condiciones».
Finalmente se le consultó a Texeira por la aparición de aceite refrigerante derramado en el Río Uruguay, que fue detectado en los primeros meses de este año en las cercanías de la costa concordiense. Respondió entonces que «fue un caso puntual; lo único que se supo es que puede haber sido un producto que alguna vez se utilizó en la represa de Salto Grande pero ya no se utiliza más, así que no hay dudas que a eso alguien lo tiró allí, como cualquier persona arroja basura o cualquier objeto a un río o a un arroyo».