Opina:Nelson Fernández
Dos ferrocarriles en Yatay, hacia la Estación Central
Por un lado están los números de encuestas y por otro, el ánimo político
En tiempo de recuperación del ferrocarril como medio de transporte, imaginemos dos trenes que llegan a la Estación Central por vías paralelas, compitiendo para ver cuál llega primero.
La elección del 27 de octubre, con su consiguiente balotaje del 24 de noviembre, asoman como una definición de dos coaliciones fuertes pero diferentes entre sí.
Una coalición tiene funcionamiento orgánico y vota bajo un mismo lema.
La otra coalición, es un proyecto de coalición, tiene componentes diversos sin lazos institucionales.
La primera es más diversa, y también tiene a su interior diferencias ideológicas más fuertes que la segunda, pero ha demostrado que puede privilegiar los puntos en común y superar eso.
La segunda es diversa también, tienen diferencias de enfoque pero no tales discrepancias de ideología, pero vota bajo banderas diferentes y puede sumar bancas conquistadas, pero no votos bajo un mismo paraguas jurídico.
El tren del Frente Amplio viene con tantos vagones como expresiones de izquierda y centro izquierda hay en el país; venía lento, descarriando a veces, con mucho peso mal cargado, pero ahora está compacto y comenzó a avanzar con velocidad.
El ferrocaril opositor es multicolor y venía embalado pero al llegar a “Estacion Yatay” muestra algunas complicaciones.
El líder nacionalista, Luis Lacalle Pou, asumió que no se puede dar vueltas con Manini Ríos y que excluirlo es un grave error. No todos los que van en los vagones de ese tren asumen eso.
Los candidatos de los partidos Colorado e Independiente toman distancia del líder de Cabildo Abierto y eso aparece como una amenaza para la idea de coalición sólida.
Si le critican ahora, ¿será creíble la foto de la “firma del contrato” político posterior al 27 de octubre?
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Las encuestadoras arrojan para el Frente Amplio una intención de voto de 30% a 40,2% pero cada consultora maneja distintos niveles de “indecisos”, o “indefinidos”. Por lo tanto, los números no son tan diferentes sino que depende de la presentación del sondeo, o sea si se computan las respuestas que los encuestados dan en primera instancia, o si se repregunta o proyecta y se ofrece ese dato ampliado.
Veamos entonces lo que cada encuesta asigna al oficialismo como intención de voto cuando falta un mes para las elecciones, tanto el número puro que publica cada empresa de opinión pública, como otro dato que surge de suponer que dos tercios de los “indefinidos” se inclinaran por votar al Frente.
Factum da 39% (en este sondeo no hay indecisos)
Cifra da 33% que más dos tercios de indecisos llega a 38%;
Radar da 40,2% pero con reparto “generoso” de indecisos da 42%;
Opción da 30% que con igual distribución, llega a 37%; y
Equipos da 34% que con 2/3 de indecisos llega a 41%.
En conclusión, con una distribución de indecisos generosa hacia el Frente Amplio, la intención de voto hacia el oficialismo según las cinco consultoras oscila entre 37% y 42%. Pasando en limpio, quedaría así:
Opción 37%
Cifra 38%
Factum 39%
Equipos 41%
Radar 42%.
Esto significa que para llegar con chance de lograr con un buen respaldo parlamentario al 27 de octubre, en este mes (o un poco menos) que queda para la acción proselitista, el partido de gobierno tiene si o si que convencer a votantes que hoy tienen definido darle el voto a la oposición.
¿Qué pasa por el otro lado? Veamos lo que tiene la oposición, no todos los partidos que están contra el gobierno y el Frente, sino aquellos que aparecen como potenciales socios de una coalición.
Para eso hagamos un ejercicio: computar la intención de voto hacia los partidos que hace tiempo tienen una definición política de trabajar en el tejido de un alianza de esa naturaleza, ver a cuánto llega en votos para ver si con eso consigue tantas bancas como sea necesario para asegurar mayoría en Diputados y Senado, y luego sumar al nuevo partido: el de Manini Ríos.
Con la última encuesta de cada consultora, el resultado es el siguiente (primer dato es la suma de votos a los partidos Nacional, Colorado, Independiente, De la Gente, y el segundo número es con el agregado de Cabildo Abierto):
-Factum da 48% y sumando a Cabildo llega a 56%;
-Cifra da 49% y con Manini sube a 56%;
-Radar asigna 42% y con Cabildo asciende a 52%;
-Opción da 38% y con Manini Ríos 50%;
-Equipos da 40% y sumando a Cabildo 49%.
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Por lo tanto, la irrupción de Manini Ríos y el nivel de adhesión logrado por Cabildo Abierto, simultáneo a las crisis sufridads por el socialcristiano y socialdemócrata PI y el movimiento de Novick, el panorama de la oposición acusa un cambio brusco respecto al escenario de principios de año.
Los partidos fundacionales no aparecen con chance de lograr una mayoría parlamentaria propia, ni con la suma de votos del PI y PG. Algunas encuestas (Cifra y Factum muestran que hay una posibilidad para eso) pero las últimas encuestas refuerzan la idea de significado clave para el movimiento de Manini.
Las tendencias de opinión pública siguen mostrando inclinación a un cambio político en el gobierno, pero mientras en el “tren” del Frente se entusiasman, por la otra vía viene un ferrocarril que ya no es tan ordenado como hace unos meses atrás.
Hay una estación previa a la meta, que es la decisiva para mostrar capacidad de armado de gobierno, pero aunque los números favorecen a la oposición, su triunfo no está asegurado y para saber cuál es el ferrocarril que llega primero habrá que ver cómo se maneja cada acto político.
Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 28 setiembre 2019