Uruguay
Lo que el viento se llevó (la cláusula 4.2.2.2 del nuevo contrato secreto)
Por Marcelo Marchese
Resulta que luego de pactada en secreto la mayor entrega de soberanía de toda la larga Historia de entrega de soberanía del País, el gobierno ha vuelto a pactar en secreto para perjuicio de todos los uruguayos.
Gracias al nuevo pacto con UPM, su Decisión Final de Inversión ya no es una Decisión Final de Inversión, es decir, nosotros invertiremos la fortuna que invertiremos, pero UPM, si quiere, se retira sin pagar un peso de multa, sólo debe avisar con un año de anticipación.
La Decisión Final de Inversión sólo nos compromete a nosotros y ahora, aunque la haya emitido no por los canales oficiales, sino, como forma de pisotear al gobierno para futuras negociaciones, por intermedio de un comunicado de prensa, estamos atados a una posible demanda ante un tribunal del Banco Mundial si quisiéramos retirarnos de este negocio ruinoso.
¿Por qué el gobierno aceptó este disparate? Cuando uno está desesperado toma decisiones desesperadas y a eso se le llama “manotón de ahogado”. Como sabe que va a perder las elecciones y como no tiene nada que propagandear, pues UPM iba a dar el “sí” el 15 de febrero, pactó en secreto darle otro beneficio a UPM, a cambio de que UPM de el “sí” ahora, es decir, que diga: “acepto que ustedes inviertan para mi beneficio, cinco mil millones de dólares” ¿Pero se nos está diciendo que en aras de perpetuarse en el poder el gobierno pactó algo que perjudica al País entero? Sí, nada más sencillo de entender.
Cuesta creer, querido lector, lo que sucede a la vista de todos. Es tan escandaloso que parece imposible, pero nada más real: nos han vendido a cambio de un simple comunicado de prensa. Puede que hagamos las vías, reforcemos los puentes, construyamos el viaducto, draguemos el puerto, expropiemos cientos de propiedades y aneguemos 10000 hectáreas, y si de golpe el precio de la celulosa se desploma, nos tendremos que guardar las vías del ferrocarril, el viaducto, los puentes, el dragado en el río de la Plata y las 10000 hectáreas anegadas en un lugar del cuerpo cuyo propósito, según la naturaleza, era muy otro.
Ahora, las malas nuevas continúan, pues nada nos asegura que el gobierno no vuelva a pactar en secreto una nueva entrega del País. Esto lo advertimos al otro día de la firma del Contrato ROU UPM en noviembre del 2017. Dijimos que como no era un contrato, y cómo sólo nos obligaba a nosotros y a UPM no la obligaba a nada hasta la Decisión Final de Inversión, UPM nos podía exigir lo que fuera cuando quiera y resulta que, hace unos meses, el gobierno pactó que en vez de que UPM pague unos aproximados 44 millones de dólares anuales por el uso de las vías (nosotros pagaremos 144 millones de dólares anuales) pase ahora a pagar diez veces menos.
Ante la evidencia de que el gobierno ha perdido la chaveta de la moral, el lector pensará que al menos nos queda la oposición. Querido lector, ha llegado la hora de despertar a la realidad: no hay oposición, eso era parte del País que fue, el viento se llevó a la oposición como a tantas otras cosas ¿Qué dijo la oposición cuando por intermedio de la prensa se enteró, al igual que el gobierno, al igual que todos nosotros, que UPM aceptará todo el dinero que le regalaremos? Dijo que estaba chocha de la vida y que esto, no sólo era obra del gobierno sino de todos, ya que la tercera ley forestal y la ley de zonas francas se votaron en el primer gobierno de Sanguinetti.
La oposición dice la verdad: este disparate es obra de ellos también, y por eso festejan. El País, desde la apertura democrática, pacientemente, fue atado como un matambre y entregado al capital extranjero y un gobierno tras otro sólo se han dedicado a apretar mejor el matambre no sea cosa que tenga la más mínima movilidad. La única tibia crítica de la oposición (después de todo deben criticar al gobierno si quieren prenderse luego a las tetas del Estado) es que no se los haya consultado sobre la mejor manera de atar el matambre.
Pero aquí, querido lector, no termina todo. Tenemos un gobierno dispuesto a lo que sea con tal de perpetuarse en el poder; tenemos una oposición cómplice dispuesta a hacerse la otaria cuando el gobierno hace cualquier disparate, pero nos quedan los intelectuales, los artistas, las grandes personalidades dispuestas a decir algo ¿verdad? Efectivamente, algunas personalidades han dicho algo, y a ellos va nuestro reconocimiento, pero el resto no se anima a decir ni pío ante el disparate descomunal que estamos viviendo. El viento se ha llevado la idea de un gobierno que gobierne para nuestro beneficio, se ha llevado la idea de una oposición que haga de oposición y se ha llevado la idea de que un intelectual sea alguien que piensa con su cabeza: mejor es estar quietito y calladito como pollito mojado. Igual, pensarán ¡qué importa, nadie se da cuenta de nada!
Ese es el País que nos ha quedado: gobierno, oposición e intelectuales cómplices del robo, el engaño y la estafa. El sistema político todo, desde los partidos políticos hasta los periódicos, conspira contra la población.
Todos ellos nos dirán que ahora, la maravillosa inversión extranjera sacará al País de la miseria, sin embargo, hace décadas que le han abierto las puertas a la inversión extranjera brindándole ventajas escandalosas, y lo único que han logrado fue acentuar nuestra miseria en tanto una empresa nacional cierra un día, y el otro también, y el otro y el otro.
Nada podemos esperar de un sistema político que está podrido hasta la médula. El viento se ha llevado todo y sólo queda una esperanza, remota, es verdad, pero esperanza al fin: en ocasiones, sólo si se ha tocado fondo se puede aspirar a renacer.