celulosa upmEN TIEMPOS DE LA CUARTA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA

UPM II: las cosas por su nombre

En tiempos electorales es común que algunos deseen que al país le vaya mal para obtener resultados. Esta columna siempre sostuvo que las obras de UPM II y el Ferrocarril Central (que ningún partido político importante ha repudiado) son trascendentes y beneficiosas para la economía, la sociedad y la necesaria descentralización de Uruguay.

Esto no significa ignorar valoraciones negativas sobre varios asuntos implícitos, sino señalar que la “suma algebraica” es sumamente positiva y necesaria.

Tanto como un auténtico plan de desarrollo integral que nos inserte en el capitalismo global y en la Cuarta Revolución Tecnológica, que anuncia un devastador tsunami económico y social en los países que no la lideren.

“La verdad os hará libres”, dijo Jesús, la Puerta de la Misericordia que rescató como nadie nuestro inolvidable Tomás de Mattos, así que es un deber cívico considerar con total franqueza todos los temas vinculados.

Desde siempre hemos estado contra las zonas francas por razones filosóficas, económicas y sociales; contra las exoneraciones fiscales (que pagan proporcionalmente mucho más los trabajadores y jubilados, y particularmente contra las que benefician al gran capital extranjero); contra la primarización de nuestra economía; y contra la servil esperanza absoluta en la inversión extranjera directa (que, en definitiva, no es sino el reconocimiento de que no tenemos verdaderos empresarios capitalistas locales, sino millonarios prebendarios que están esperando conquistar los bancos y las empresas públicas, para ganar con el mínimo esfuerzo, mientras siguen sacando US$ 1.500 millones a US$ 2.000 millones del país por año) como única forma de ampliar la base productiva del país.

También es cierto que somos un pequeño país tomador de decisiones macroeconómicas exógenas; que vivimos la era del capitalismo global basado en el predominio del sistema financiero internacional; que “estamos muy caros” y, para colmo, que sobre nosotros también se desplomará o se está desplomando la Cuarta Revolución Tecnológica (que combina la robótica con la biotecnología y el uso de macrodatos y eliminaría más de 60% de los empleos del mundo, según las advertencias de Ricardo Pascale y Yuval Noah Harari); así como que hoy no estamos insertos en ninguno de los grandes bloques ni grandes rutas comerciales del mundo, sino oprimidos en el Mercosur de Macri y Bolsonaro, y que entrar en la Alianza del Pacífico, por empezar por algo, es una imprescindible necesidad.

Así las cosas, como muchas veces hacemos en otros campos, nos toca elegir lo mejor dentro de lo posible, o lo menos malo dentro de lo que el mundo “ancho y ajeno” nos retacea.

Somos muy escépticos sobre que, en esta coyuntura internacional y regional altamente desfavorable para Uruguay, debido justamente a la campaña electoral (que debería servir para contrastar proyectos nacionales y programas partidarios o sectoriales y no lo que viene haciendo), se llegue a dar alguna exposición completa, y menos alguna discusión seria, sobre cómo enfrentar el conjunto de externalidades y factores internos negativos que enfrenta Uruguay.

Lo cierto es que desde hace varios años el presidente Tabaré Vázquez se puso directamente al frente del objetivo de obtener la radicación en nuestro país de la segunda planta de la empresa finlandesa UPM (largo proceso en el cual enfrentó incluso a alguno de sus propios poderosos «señores de la guerra» y viajó a Europa a tratar con los propietarios), afirmando públicamente que implicaría, en principio, una inversión de US$ 4.000 millones por parte de la prestigiosa empresa multinacional y de US$ 1.000 millones por parte de Uruguay.

Dicha inversión sería la mayor de la historia de Uruguay (permítaseme la expresión “un shock keynesiano de alto impacto”, lo contrario de los “shocks de austeridad” que anuncian casi todos los precandidatos de lo que Óscar Bottinelli llama acertadamente “la oposición”, espacio conformado por los partidos Nacional, Colorado, Independiente, de la Gente y Cabildo Abierto) y, por otra parte, es la mayor inversión de la empresa finlandesa UPM en su trayectoria, equivalente a casi 9% de nuestro Producto Interno Bruto.

Como ya hemos afirmado, esta radicación tiene, además del obvio impacto económico, directo e indirecto (particularmente en el empleo, la mejor política social), un alto impacto descentralizador en un país víctima de macrocefalia (preguntar su opinión sobre el tema a los intendentes nacionalistas Eber da Rosa, de Tacuarembó, Carmelo Cacho Vidalín, de Durazno, y Carlos Pájaro Enciso, de Florida); e implica el retorno del ferrocarril (principal medio de transporte en los países desarrollados, eliminado en el nuestro por intereses que todo el país conoce), así como abre la esperanza de que numerosos desarrollos productivos y educativos germinen a su vera.

La situación y las cifras: los documentos

La información sobre el proyecto está disponible y al alcance de todos, publicada en la página de Presidencia de la República.

El 4 de febrero pasado, el Poder Ejecutivo remitió al Parlamento un expediente conteniendo la información relativa al proyecto UPM II. El mismo consta de dos documentos y un conjunto de informes anexos. El primer documento registra el acuerdo de inversión suscripto y su relación con el desarrollo sostenible del país, la descentralización, el marco normativo, el desarrollo territorial, la cadena forestal y su futuro potencial, los principales impactos económicos, la generación de empleo de calidad, el impulso al empresariado nacional y el capital humano, el desarrollo innovador, las mejoras en infraestructura, la sustentabilidad ambiental y las características del inversor, como sus antecedentes en el país y en el resto del mundo.

El segundo documento, Evaluación Financiera de ingresos y egresos del Proyecto UPM II (que puede leerse en el link
https://medios.presidencia.gub.uy/tav_portal/2019/noticias/AD_336/0.%20Escenarios%20UPM%20versi%C3%B3n%20MEF%20OPP%20(10-12).pdf), fue elaborado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y es un muy detallado estudio que toma en cuenta las diferentes dimensiones del contrato en un horizonte a 30 años, comparando estrictamente los flujos financieros, sin considerar las externalidades, que están consignadas en los otros documentos.

Adicionalmente, se incorporan al expediente un conjunto de documentos anexos que detallan y profundizan algunos aspectos mencionados en los informes.

Documentos:
Informe acuerdo de inversión Uruguay-UPM
Evaluación Financiera de ingresos y egresos del proyecto UPM II
Anexos:
Documento Desarrollo Económico y Disparidades Territoriales en Uruguay, PNUD.
Informe técnico para Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Unfpa.
Presentación Área Central, Cambios y Desafíos, OPP.
Mapeo de áreas claves de bioeconomía forestal en el mundo, VTT-OPP.
Impacto socioeconómico de las operaciones de UPM en Uruguay, CPA Ferrere.
Inversión en infraestructura y desarrollo local: efectos del nuevo ferrocarril, CPA Ferrere.
Presentación: La comunidad 10 años después… A propósito de un monitoreo, Equipos consultores.
Impuestos generados por la cadena valor de UPM, Notas metodológicas, CPA Ferrere.
Impuestos generados por la segunda planta de UPM en Uruguay, Análisis contrafáctico, CPA Ferrere.
Impactos en materia de empleo, salarios y condiciones de trabajo, Instituto Cuesta Duarte, setiembre de 2018.
 
La Evaluación Financiera de ingresos y egresos del Proyecto UPM II presenta un resultado satisfactorio para los intereses uruguayos, tanto en el “escenario base” como en los escenarios “estresado y pleno”.

El referido documento comienza señalando: “Este análisis tiene el valor de contribuir a evaluar en forma unificada el impacto financiero de la decisión del gobierno de Uruguay de establecer las condiciones necesarias para la instalación de una segunda planta de celulosa de la empresa UPM-Kymmene con características como las reseñadas en el contrato suscripto por ambas partes en noviembre de 2017 […] La instalación en el país de una tercera planta de celulosa tendría como resultado un aumento significativo de las exportaciones de bienes. De acuerdo al estudio de Viabilidad Ambiental de Localización presentado por UPM-Kymmene al Mvotma en febrero de 2018, la capacidad de la nueva planta sería de 2,1 millones de toneladas, ampliable hasta 11% con base en a procesos de optimización interna. Las ventas al mundo de celulosa uruguaya se han realizado a precios promedio de entre US$ 500 y US$ 600 dólares por tonelada durante los últimos seis años, según surge de información aportada por el Instituto Uruguay XXI con base en datos de la Dirección Nacional de Aduanas, Montes del Plata y del Nuevo Sistema de Nueva Palmira […] En suma, la puesta en marcha de una tercera planta de celulosa con el rango de capacidad de producción especificado en la VAL, y de mantenerse los precios de exportación de los últimos años, tendría un impacto incremental en las exportaciones de bienes en torno a US$ 1.155 millones.

Teniendo en cuenta que los insumos para la producción de celulosa serán principalmente de origen nacional, un incremento de las exportaciones de aproximadamente US$ 1.155 millones redundará en un aumento de similar magnitud en el Producto Interno Bruto, aproximadamente 1,9% del PIB a valores de 2017.

Una posible estimación del impacto recaudatorio de la puesta en marcha de la segunda planta de UPM podría realizarse a partir de la presión tributaria sectorial de DGI y BPS del sector “A.020 – Silvicultura, extracción madera y servicios conexos”: en promedio 14,9% del valor agregado sectorial en el período 2011-2014. Considerando que aproximadamente 30% del PIB antes mencionado se generaría dentro de la zona franca, y por ende no se encontraría gravado, el coeficiente de presión tributaria sectorial corresponde que se aplique sobre el 70% restante del PIB. En efecto, esto equivale a decir en forma simplificada que un aumento del PIB de US$ 1.155 millones se podría traducir en recaudación de la DGI y del BPS por aproximadamente US$ 120 millones anuales.

A continuación se realiza un análisis con base en tres escenarios. En primer lugar, se analiza el Escenario Base […] en segundo lugar se realiza el Escenario Estresado […] y en tercer lugar se realiza el Escenario Pleno […] Para el resto de las estimaciones del flujo, se utilizaron los valores de tarifas, canon, precios y aportes, establecidos en el contrato para cada proyecto, así como de las estimaciones realizadas durante el proceso de negociación del mismo.

Resultados del Escenario Base, el Escenario Estresado y el Escenario Pleno

El VAN (el valor actual neto, también conocido como valor actualizado neto, es un procedimiento que permite calcular el valor presente de un determinado número de flujos de caja futuros, originados por una inversión, N. de R.) del proyecto en el Escenario Base es de US$ 668 millones. La TIR (tasa interna de retorno o tasa interna de rentabilidad (TIR) de una inversión es la media geométrica de los rendimientos futuros esperados de la misma; es la tasa de descuento con la que el valor actual neto (VAN) es igual a cero, e indica la rentabilidad de un proyecto: a mayor TIR, mayor rentabilidad, N. de R.) asciende a 12,0%.

A continuación, la evaluación presenta cuatro “sensibilidades” con respecto al Escenario Base y se analizan el Escenario Estresado y el Escenario Pleno.

Como ya se dijo, en todos los casos el resultado es positivo para los intereses uruguayos.

En otro orden, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente otorgó el 14 de mayo pasado la autorización ambiental para UPM II y su zona franca, luego de los trabajos y recomendaciones formulados por la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama).

Voces en contra y a favor

El Partido Verde Animalista, que lideran los abogados Gustavo Salle y Enrique Viana, y el Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI, que obtuvo 17.835 votos en las elecciones de 2014), encabezado por el ingeniero agrónomo César Vega, son los opositores más radicales a la instalación de UPM II, a los que se suman personalidades como el ingeniero Juan Grompone.

En los partidos de la oposición y sus voceros oficiales u oficiosos hay una suerte de doble discurso. Ninguno de los principales precandidatos ha hablado radicalmente contra UPM II, pero notorios voceros oficiales y oficiosos han desarrollado una campaña de alta intensidad contra el proyecto.

La misma adolece, en nuestra opinión, de una debilidad fundamental que no se ha señalado: ¿les gustaría o no a los partidos de la oposición que un eventual gobierno suyo fuera el que trajera la planta de UPM II? ¿Harían o no lo posible para radicar una prestigiosa inversión extranjera equivalente al 9% del PIB? ¿Le regalarían esta planta a la hermana República Argentina o le recomendarían instalarse en otro lugar?

El movimiento Un Solo Uruguay y la Federación Rural no lo impugnaron, sino que afirmaron que quieren las mismas ventajas fiscales que se otorgaron a UPM II. “Las mismas cosas que le otorgaron a UPM son las que reclamamos nosotros”, afirmó Julio Armand Ugon, presidente de la Federación Rural. Pero como parece haber llegado la hora de la verdad, ya que sería inminente la firma del acuerdo, comienzan a escucharse voces más o menos vinculadas a la oposición que analizan con seriedad el histórico acontecimiento a punto de concretarse.

Así las cosas, el editorial de El Observador del 20 mayo, titulado ‘La inversión de UPM y los problemas del país/De confirmarse la inversión por parte de la compañía finlandesa, tendrá un impacto económico de envergadura’, afirma que “[…] el emprendimiento industrial supondrá la creación de puestos de trabajo directos e indirectos, aumento del volumen de exportaciones y una mayor fortaleza en la infraestructura física. Esto último, a su vez, debería tener un impacto en una mejora de la competitividad y más desarrollo económico en el largo plazo. Una inversión millonaria con repercusiones en las debilitadas arcas del Estado, teniendo en cuenta incluso los beneficios fiscales que concedió el gobierno a la compañía finlandesa”, agregando que “un importante desafío, sin duda, será el de los controles medioambientales y una gestión adecuada de los procesos industriales”.

El editorial elogia a la empresa multinacional, señalando que la inversión en Uruguay es resultado de sus necesidades empresariales, “especialmente para atender en algunos de esos rubros la demanda creciente que se proyecta en China”, y que “la explotación de pulpa de madera es una entre una docena de negocios de esta gigantesca compañía”.

Agrega que “es un proyecto sin duda de ‘clase mundial’, de largo aliento que, si la firma finlandesa confirma, significará que el país le está ofreciendo un entorno estable y predecible, incluso en áreas en las que había dudas razonables como la de las relaciones laborales”.

Al describir el impacto del proyecto y sus posibles consecuencias, no hay vacilaciones ni dudas. Dice El Observador: “El oxígeno económico y financiero que representaría esta segunda inversión de UPM -se estiman 8.000 puestos de empleos directos e indirectos, nuevas carreteras y red ferroviaria, la utilización del ferrocarril para el transporte de carga a gran escala, y unos US$ 1.000 millones en exportaciones- puede generar un exitismo tal que relegue las reformas estructurales largamente pendientes por una política muy cortoplacista, más pendiente de los votos que de las transformaciones que necesita el país”.

El editorial concluye con el siguiente mensaje: “Los ingresos que recibiría el país por la millonaria inversión pueden hacer desviar la atención sobre las reformas para atacar las debilidades competitivas derivadas de un elevado gasto público, que es necesario reducir con un severo ajuste por el lado de los egresos. O hacernos olvidar de la postergada reforma de la educación, particularmente de la enseñanza secundaria, que contribuya a una mejora de la competitividad. Los recursos finlandeses no resolverán estos problemas. Si queremos dar un salto cualitativo y poder empezar a caminar por una avenida que podría llevarnos al desarrollo, Uruguay debería lograr que el proyecto de UPM vaya de la mano de las imprescindibles reformas estructurales”.

Puede discreparse con las recomendaciones finales del texto, pero a lo largo y a lo ancho del mismo no hay ninguna objeción, sino solamente elogios al proyecto de radicación de UPM II y al Ferrocarril Central, además de enumerar sus beneficios económicos y sociales.

Al respecto, el editorial de El Observador no plantea ninguna duda.

El domingo 25 de mayo, El País publicó un extenso artículo del comunicador Nicolás Lussich titulado ‘UPM: números y letras’, que contiene muy interesantes consideraciones. Lussich es ingeniero agrónomo, cursó una maestría en Administración de Empresas (MBA) en la Universidad Católica e integra desde 1993 la consultora Seragro.

Luego de formular diversas consideraciones sobre el Ferrocarril Central y afirmar que “se ha avanzado también en otros asuntos planteados en el contrato entre el Estado y la empresa, como las autorizaciones ambientales, la licitación para la terminal portuaria (a costo de UPM), régimen de inversión y acuerdos de desarrollo regional”, se refiere a puntos que aún estarían pendientes de resolución, como las regulaciones laborales especiales, que no impidieron al presidente Vázquez afirmar a principio de mayo que el acuerdo definitivo se firmará a la brevedad, en los primeros días de junio.

A continuación, Lussich se refiere al informe elaborado por la OPP y el MEF,  repasando sus consideraciones y señala que plantear que el negocio no se concrete “suena bastante ríspido: UPM invirtió millones en tierra y montes para producir celulosa, no para sacar troncos por el puerto, lo cual difícilmente sea muy rentable”. También consigna el previsto aumento de las exportaciones en US$ 1.550 millones y en aproximadamente 1,9% del PIB.

Tras considerar el flujo del contrato PPP del ferrocarril, llega a sus conclusiones: “Proyecciones. La inversión en el ferrocarril es un importante esfuerzo económico del Estado uruguayo, en especial considerando las limitaciones que impone la actual situación económica […] Sin caer en expectativas exageradas, si todo se concreta, el ferrocarril y la planta tendrán un impacto positivo relevante en la economía y las condiciones de vida de una parte importante del territorio. Además, es coherente con todo el esfuerzo realizado por el país para desarrollar al sector forestal, diversificando su economía y sumando actividad. En especial, las obras podrían mejorar el escenario logístico para los rubros madereros no celulósicos, que están con más dificultades. Y -además- reafirmarán la posición de Uruguay como productor de celulosa, producto que se proyecta más allá del papel como sustituto de derivados del petróleo. Valen la pena (y los dólares)”.

También el economista Ignacio Munyo, asesor de Luis Alberto Lacalle Pou, declaró en su momento sobre la instalación de UPM II, ante la Sociedad de Productores Forestales del Uruguay: “[…] Ojalá se termine de concretar porque sería muy favorable para el país”. 

Conclusiones

Como es notorio, se han consignado opiniones de observadores que no son partidarios del actual gobierno ni del partido de gobierno. A pesar de eso y del tiempo electoral que vivimos, las mismas son contundentes y argumentan a favor de UPM II, un tema que por momentos parece ser discutido en forma frívola.

Los principales argumentos en contra, que eran “la falta de transparencia” y los supuestos impactos medioambientales negativos, cayeron por su peso.

El proyecto está expuesto en su totalidad y los aspectos ambientales están considerados.

¿Quién trae a Uruguay una inversión de US$ 5.000 millones en tiempos de contracción regional de la economía y con todas las turbulencias externas de frente? ¿Invierten la mayoría de los grandes empresarios uruguayos este monto o se llevan el dinero ganado aquí a los paraísos fiscales?

Mientras esperamos un plan integral de desarrollo que nos inserte adecuadamente en las nuevas fases del capitalismo global (en el que viviremos el resto de nuestras vidas, nos guste o no), y nos permita enfrentar la Cuarta Revolución Tecnológica, la instalación de UPM II y el Ferrocarril Central parecen las mejores cosas que pueden ocurrirle a Uruguay.
 

Principales valores considerados                            

Puerto

Se utilizan los siguientes valores:

∙  Canon anual concesión: US$ 7,2 metros cuadrados

∙  Tarifa celulosa: US$ 2,83 ton

∙  Tarifa productos químicos: US$ 1,42 ton

∙  Costo modificaciones nueva operativa: US$ 96,5 millones

Ferrocarril central

Se utilizan los siguientes valores:

∙ Pago PPP: US$ 148 millones anuales durante 15 años

∙  Costo expropiaciones: US$ 21,5 millones

∙  Costo obras adicionales: US$ 92,6 millones

∙  Contrato de mantenimiento: US$ 12,6 millones anuales (a partir del año 2037)

Infraestructura vial

Adicionalmente a la inversión, se supone un costo de mantenimiento anual de US$ 11 millones. El valor del peaje es de US$ 10,2, asumiendo de forma conservadora que no existe Tránsito Promedio Diario Anual adicional al que genera el funcionamiento de la planta (se supone un TPDA de 333 camiones con una configuración tipo tritren).

Zona franca

Se toman los siguientes valores:

∙ Canon por producción: US$ 1,05 millones (primeros 2 años); US$ 2,1 millones (hasta 2 millones de toneladas) o US$ 3,5 millones (más de 2 millones de toneladas)

∙ Canon adicional: US$ 3,5 millones (durante 20 años)

∙  Canon Zona Franca Fray Bentos por extensión: US$ 1,4 millones (a partir de 2034)

Supuestos tributarios

Se toma como supuesto de recaudación tributaria US$ 120 millones anuales. Esta estimación no incluye recaudación tributaria derivada de la etapa de construcción.

Otros ingresos

Se toman los siguientes ingresos:

∙ Iniciativa Río Negro: US$ 2,1 millones durante los primeros 5 años

∙  Fondo de Innovación Sectorial: US$ 1,5 millones durante 23 años

∙  Capacitación: US$ 1,5 millones en el primer año

∙  60 viviendas: US$ 2,1 millones en el año 5

CARAS Y CARETAS - Montevideo - URUGUAY - 01 junio 2019