La Isla del Padre, en Rocha, fue declarada reserva natural y se fomentará como destino para el “turismo científico”
Biólogos, botánicos, zoólogos, guardaparques y autoridades de la Intendencia de Rocha harán una “evaluación ecológica” para actualizar el último relevamiento sobre la fauna y flora de la zona.En el límite entre Rocha y Treinta y Tres, muy cerca de la desembocadura del río Cebollatí en la laguna Merín, se ubica la Isla del Padre. Con una superficie de 800 hectáreas, esta zona virgen tiene una enorme diversidad de hábitats valiosos para la conservación de la naturaleza y alberga especies únicas en el país.
Es por eso que el 19 de octubre la Junta Departamental de Rocha decidió declarar oficialmente a la zona como la primera reserva natural departamental de Uruguay, luego de analizar una propuesta respaldada por el propio intendente, Alejo Umpiérrez. El objetivo de la iniciativa, explicó el jerarca tiempo atrás, es “potenciar la investigación, la educación ambiental y el turismo” en un lugar estratégico “que no ha tenido nunca un tratamiento adecuado” (Búsqueda Nº 2.130).
El anuncio fue celebrado por las autoridades del departamento, quienes pretenden convertir esta reserva natural en una “estación biológica”, explicó a Búsqueda el director de Ambiente de la Intendencia de Rocha (IDR), Rodrigo García, líder del proyecto. Según el experto, ese concepto se vincula al manejo del área y tendría como principales objetivos la conservación de la diversidad biológica, la restauración de los ecosistemas y la promoción de un turismo controlado en relación con la capacidad de carga del lugar.
“La idea es que los visitantes no superen las 20 o 30 personas por día y vengan en grupo. Se trataría además de un turista muy particular, debido a todo lo que implica llegar al lugar (por ejemplo, dos horas de navegación); es un turista que tiene una modalidad avanzada de naturaleza, no es para cualquier visitante. Le tiene que gustar el canotaje o el kayak”, indicó, en referencia a los posibles circuitos que podrían instalarse alrededor.
En esa línea, dijo que desde la IDR apuntan sobre todo al turismo científico, conformado generalmente por grupos de estudiantes que buscan conocer este tipo de espacios para analizar la flora y fauna característicos de esos ecosistemas, como el monte ribereño, los humedales y la pradera presentes en la isla.
“La declaración de reserva va a fortalecer la lucha contra la caza furtiva; se va a reforzar todo el sistema de vigilancia mediante cámaras y se colocarán cámaras de trampa” (usadas para capturar imágenes de animales en estado salvaje), señaló el director. Además, el anuncio ya generó un efecto en la comunidad cercana, agregó García, lo que podría ayudar a combatir la instalación de campamentos irregulares que “destrozan el lugar”.
La idea de las autoridades es que la isla quede abierta a grupos a partir del año que viene, dada la “enorme expectativa” que generó la noticia entre la comunidad estudiantil y el sector turístico. “Mucha gente empezó a llamarnos porque quería ir a la isla y es fuerte decirles que no. Pero todavía tenemos que preparar, por ejemplo, aspectos vinculados a la seguridad”, explicó.
Además, desde la IDR pretenden que haya al menos dos guardaparques en el área para recibir a los visitantes, así como un “guía de naturaleza capacitado”. Y esto no parece ser una tarea sencilla, dado que los aspirantes deberán pasar diferentes pruebas de resistencia y habilidad —y tener una determinada capacidad emocional y psicológica— para poder soportar al menos cinco días a la semana solos en la isla.
Evaluación
La última evaluación ecológica que existe de Isla del Padre data del año 2000 y fue llevada adelante por investigadores del Programa de Conservación de la Biodiversidad y Desarrollo Sustentable en los Humedales del Este.
Por eso, del 15 al 19 de noviembre se instalará en la isla un equipo de investigadores que tendrá como fin elaborar un nuevo relevamiento. El grupo estará formado por al menos nueve especialistas, entre los que habrá botánicos (uno especializado en especies nativas perteneciente a la Dirección General Forestal), biólogos, zoólogos y un guardaparques, quienes analizarán la integridad ecológica del territorio.
Según García, a través de este estudio los especialistas buscarán identificar qué especies de animales y tipos de vegetación conviven en el lugar y en qué condiciones se encuentran, a través de la instalación de detectores de sonido y el muestreo de huellas, entre otras herramientas. Una vez culminado el relevamiento, la idea es comparar la situación actual con la detectada hace 21 años, para identificar aquellas especies que hayan sido desplazadas, o que por el contrario, se hayan desarrollado recientemente en la Isla del Padre.
“Lo importante además es determinar la sensibilidad ambiental de la isla, de forma de identificar qué lugares no es conveniente abrir al turismo porque la presencia del ser humano puede perjudicar a alguna especie”, señaló García. La clave será llevar adelante “una buena planificación” vinculada no solo al manejo turístico, sino también a la restauración de los ecosistemas de la isla, desde el control de las especies invasoras, hasta la reintroducción de fauna específica, como carpinchos, venados, la paca común, yacarés y diferentes tipos de aves. Es que la Isla del Padre, si bien mantiene muchas áreas aún vírgenes, ha sufrido varios incendios a lo largo de su historia y se ha visto afectada también por la tala ilegal.
Bañado de los Indios
Luego de este primer logro, la IDR ya tiene un segundo proyecto en la mira: las autoridades trabajan actualmente en la elaboración de una nueva propuesta para decretar otra reserva natural departamental. Esta herramienta, que se deslinda del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, le permite a la intendencia tener “un manejo más directo” y evitar una gestión “burocrática y compleja”, a entender de Umpiérrez. Además, les da la oportunidad de conseguir fondos propios para la conservación.
Se trata de un territorio de 2.500 hectáreas llamado Bañado de los Indios, que incluye algunos islotes en el medio. Se ubica muy cerca de la Coronilla, al norte de Ruta 9 y, según García, posee un alto valor paisajístico, ecosistémico y arqueológico. Sin embargo, y a pesar de ser un terreno público, desde hace tiempo comenzó a ser utilizado por los productores de la zona para criar ganado, lo que hizo desaparecer una gran cantidad de especies.
“Hicimos un muestreo rápido y encontramos hasta cisnes. Entonces la idea es trabajar con los productores aledaños para que comprendan que pueden sacarle rédito económico al lugar pero desde el aprovechamiento ecoturístico”, dijo García. Convertir las estancias en alojamientos para los visitantes que van por el día, ofrecer cabalgatas, recorrer los bañados, crear un centro interpretativo y definir circuitos con guías especializados, son algunas de las propuestas que tiene en mente la comuna.
“Todo esto tiene una riqueza enorme, con la que en muchas partes del mundo se hace mucho dinero mientras se conservan lugares tan increíbles como este, que hoy está totalmente abandonado”, lamentó el director de Ambiente. El próximo 23 de noviembre las autoridades prevén reunirse con los productores, con el fin de llegar a un acuerdo; por ejemplo, que la IDR les ofrezca ayuda para controlar la caza furtiva, si ellos colaboran en la conservación del bañado, ejemplificó García.