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Justicia liquida empresa Caputto. El futuro de la producción citrícola en Uruguay

 La empresa citrícola salteña Caputto, fundada en 1947 y una de las más importantes del país, con 1500 empleados, fue resuelta por la justicia su liquidación, el cese de los actuales administradores y el nombramiento de un síndico. Un peso fundamental en esta resolución la tuvo el BROU, que tuvo mayoría en la asamblea de acreedores con el 50.5%.

Lo paradójico es que la zafra de este año es la mejor en los últimos 5 años. Esta noticia, el impacto que tendrá en todo el sector y en el desempleo, reclama una visión más general: ¿Cuál es el futuro del sector citrícola en el Uruguay?

Según el diario Cambio de Salto el fallo fue resuelto el 15 de mayo por el Tribunal de Primera instancia de Concursos de 1º Turno y estableció 10 días de plazo para la disolución y el cese de sus administradores.

Los problemas financieros se arrastraban desde hacía un año y la compañía se amparó en un concurso de acreedores, mientras que el Parlamento en el mes de enero votó un fondo de asistencia para las deudas laborales de 1800 trabajadores.

El gerente general, Jorge Caputto, afirmó que la decisión judicial los tomó por "sorpresa" y que el fallo será apelado.

A nivel mundial lo que está creciendo desde hace muchos años de forma constante es el consumo de mandarinas, especialmente sin semillas, que pasaron de los 5 millones de toneladas que se consumían en el 1966 o las 14 millones de toneladas que se consumían en el 2002 a los 30 millones de toneladas que se consumieron en el año 2019. Es un sector que tira con mucha fuerza comercialmente a nivel mundial y reclama cada vez más productos de calidad.

Uruguay tiene condiciones excepcionales para la producción de cítricos, por su clima, sus tierras y su tradición, pero tiene una fuerte desventaja, se ha quedado atrás en la reconversión de las variedades más requeridas en el mercado mundial.

Tomemos un solo ejemplo, la mandarina más producida en el Uruguay la Satsuma de origen japonés tiene un precio FOB actual de 900 dólares la tonelada, mientras el costo total (manejo de los árboles, cosecha, paking, etc) alcanza un promedio de 700 dólares la tonelada. Por lo tanto el margen de ganancia es extremadamente pequeño y frente a una helada, se pasa directamente a la posibilidad de perder plata por parte de toda la cadena y en particular del productor.

Los costos de producción en el Uruguay han tenido un aumento constante. Comparando situaciones, Uruguay exportaba en el año 2004, 12 millones de dólares anuales de cítricos y Perú exportó ese mismo año 10 millones de dólares. El año pasado Uruguay alcanzó los 62.200.000 de dólares (naranja, limón, mandarina y pomelo) mientras que Perú en el 2018, rozó los 200 millones de dólares, con un crecimiento del 22% en relación al año anterior. Las diferencias son abrumadoras.

Los productores en Uruguay obligatoriamente deberían reconvertir sus plantaciones, pasando de las variedades de baja calidad y precio a las más requeridas, por ejemplo la Tango (de origen de la Universidad de California a partir de una fruta marroquí) que tienen actualmente un precio FOB de 1400 dólares la tonelada métrica contra un costo de producción de 700 dólares.

Sí debería aplicar el mismo correcto criterio que se aplicó en el caso de la forestación y de la reconversión de la vinicultura, donde se les otorgó a los productores un subsidio de 4000 dólares por hectárea, logrando mejorar sustancialmente la calidad de los vinos uruguayos que compiten hoy a nivel mundial con buenos resultados. Antes de esa reconversión los vinos uruguayos eran deplorables. Literalmente.

En el caso de la citricultura ni siquiera se requeriría un subsidio, sino créditos especiales, que permitieran a los productores hacer la inversión inicial, esperar los tres años para el inicio de la producción, que comienza por un 20% del potencial y que al 7mo año alcanza su nivel máximo permanente. La productividad de esa variedad o de otras similares puede alcanzar las 80 toneladas de fruta por hectárea. Pero para ser conservadores, tomaremos 60 toneladas y que solo 40 toneladas se destinen a la exportación, por la selección de la calidad requerida.

Plantar una hectárea de mandarinas Tango tiene un costo promedio de 14.000 dólares la hectárea, a régimen 40 toneladas por 1.400 dólares equivale a 52.000 dólares por hectárea. Sin contar las 20 toneladas destinadas al mercado interno la utilidad promedio de las mandarinas exportadas sería de 26.000 dólares por hectárea. Lo que les permitiría a la cadena y en especial a los productores pagar completamente capital e intereses de los préstamos bancarios.

Obviamente esos préstamos no podrían ser por el total de la inversión y no requerirían de quitas o subsidios y las garantías con las tierras y las plantaciones serían totalmente cubiertos.

10.000 hectáreas de plantaciones de mandarinas Tango a plena producción representarían (con un cálculo conservador de la productividad exportable, 400.000 toneladas equivalentes a 520.000 millones de dólares, proporcionalmente muy superior, por ejemplo a la producción y las exportaciones forestales y de la cadena forestal-industrial y ni que hablar del vino.

Uruguay perfectamente podría en un proceso de incrementar de acuerdo a la evolución del mercado mundial el número de hectáreas plantadas y en producción.

Para ello se requieren los instrumentos jurídicos necesarios, una política de fomento de parte del Banco República, que no la tiene en absoluto y los resultados que se podrían obtener en materia de crecimiento de la mano de obra, ya en la etapa de cambio del tipo de plantas y en especial en la producción agrícola-industrial-logística y con un aporte importante en el plano fiscal. Es uno de los debes y de las posibilidades más importantes que tenemos por delante para el desarrollo de nuestra producción.

UYPRESS - Montevideo - URGUAY - 21 Mayo 2020