Apicultores piden ayuda para escapar de una realidad amarga
Advierten estar en crisis y solicitarán al gobierno una compensación económica y que revea el el uso de agroquímicos
Los apicultores decidieron solicitar al gobierno una compensación económica que les permita detener el achique del sector, pedir que se corrija el modelo de uso de agroquímicos en la agropecuaria nacional y realizar una movilización para exteriorizar los motivos de una crisis que tiene en jaque a la apicultura nacional, todo ello en el marco de una asamblea urgente que convocó a cientos de productores.
José Luis Maya, vocero de esta movida, comentó a El Observador que la movilización se hará “dentro de 10 o 15” días y que “seguro será en Montevideo”, no obstante resta resolver cuándo y el lugar, existiendo de momento dos posibilidades: frente al Palacio Legislativo o frente a la sede de Presidencia de la República.
Con relación a otro de los puntos, la intención es que se avance- por indicación oficial y que no dependa solo de los actores privados-, hacia un uso adecuado de los agroquímicos en la actividad agropecuaria, incluso prohibiendo o limitando algunos de ellos.
Maya expresó que ese “es sin dudas el gran problema” a resolver. Explicó que las colmenas producen cada vez menos kilos de miel. Actualmente, según relevamientos de la Sociedad Apícola Uruguaya (SAU), a duras penas se llega a un promedio nacional de 17 kilos por colmena y por zafra cuando hace 15 años lo normal era lograr más de 30 kilos. A la vez, añadió Maya, aumenta la mortandad de abejas y para peor hay mercados que no compran el producto generado por un sector netamente exportador por la existencia en las mieles uruguayas de niveles de residuos de glifosato mayores a los permitidos.
Además, en caso que igual decidan comprar, lo hacen a valores que lejos están de cubrir los costos productivos.
Considerando esa realidad, se decidió solicitar al gobierno una compensación económica equivalente a US$ 30 por colmena por zafra y retroactivo a los ejercicios de las últimas tres declaraciones juradas anuales. “Es algo que pedimos se haga hasta que no cambie el actual modelo productivo”, dijo Maya.
“Los apicultores estamos siendo muy perjudicados por ese modelo agrícola que es con base en el uso agroquímicos, que determina además de lo ya expuesto un aumento de los costos productivos, como al tener que aportarle nutrientes a las colmenas”, insistió.
La asamblea, desarrollada el sábado pasado en el Club Atlético Campana, en Libertad (San José), convocó a 350 apicultores de 16 de los 19 departamentos del país, “una representatividad mayor a la esperada”, que da cuenta de la avidez de los productores por expresarse y contribuir a que se diseñen soluciones para la crisis del sector.
La convocatoria no fue realizada por instituciones del sector, ni por la SAU ni por la Comisión Nacional de Fomento Rural, habiendo surgido de parte de apicultores agremiados y no agremiados. Se explicó que el objetivo de eso era generar una instancia independiente, sin comprometer formalmente la opinión de dirigentes de esas instituciones.
Maya recordó como experiencia anterior de asamblea nacional a una de 2016, organizada por la SAU, “cuando saltó el tema del daño que causa el glifosato”, pero con la concurrencia de unos 70 productores.
Esta vez, antes y después del almuerzo, hubo exposiciones sobre las diversas problemáticas que afectan al sector apícola que hace varias zafras no logra obtener un margen de rentabilidad y que soporta la baja constante de apicultores. También hubo un espacio para que todo apicultor que deseara informar sobre su situación pudiese hacerlo durante cinco minutos. Al final, se llegó a la definición de proceder con base a los tres aspectos ya señalados.
Queda mucha miel por vender
Ruben Riera, presidente de la SAU, lamentó que haya aún mucha miel sin poderse exportar. En marzo de este año había un stock sin colocar de 5.000 toneladas derivado de las 20.000 toneladas obtenidas en las zafras de 2016/17 y 2017/18. A eso se le añade una estimación de 10.000 toneladas de la zafra actual. Si bien desde marzo hubo algunas ventas, el ritmo de concreción de negocios es menor –y a precios que lejos están de cubrir los costos productivos–, por lo que se estima que deben quedar en los galpones al menos 12.000 toneladas sin vender.
Cada vez menos productores y menos colmenas
Ruben Riera, presidente de la Sociedad Apícola Uruguaya, informó a El Observador que los registros de la última zafra con datos confirmados –2017/18– indican la existencia de 2.545 apicultores y 540 mil colmenas, cuando a mediados de la década pasada un período de muy buenos precios hizo que se llegara a 4.000 apicultores y 600 mil colmenas. La cantidad de productores y unidades de producción “vienen descendiendo en forma notoria durante los últimos años”, afirmó, consecuencia de un escenario caracterizado por menores niveles productivos, mayores costos y dificultades para comercializar las mieles.
Las cifras
1,40 dólares por kilo de miel es lo que en el mejor de los casos está obteniendo el productor, aunque en ocasiones consigue apenas US$ 1,10.
2,00 dólares por kilo de miel es el costo productivo considerando los niveles de rendimiento que se obtuvieron en la última zafra.