Organizaciones ambientalistas no lograron limitar hormiguicida de uso agrícola
El tema se discutió en la Novena Conferencia de las Partes del Convenio de Estocolmo, en Ginebra. El convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) entró en vigor en 2004, con el fin de proteger la salud humana y el medioambiente de este tipo de plaguicidas. Los países que lo han firmado –Uruguay adhirió en 2004– se comprometieron a eliminar o reducir la producción, utilización, importación, exportación y emisión de COP al medioambiente. Desde el 29 de abril hasta hoy se desarrolló en Ginebra, Suiza, la novena conferencia de las partes sobre este convenio, en la que organizaciones de la sociedad civil, como la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina (RAPAL),
pidieron la inclusión del hormiguicida sulfluramida en el Anexo B del convenio, de modo de establecer fechas límites para su uso y cambiar la categoría: que en lugar de tener “un uso aceptable” a nivel agrícola por tiempo indefinido, tuviera “exenciones específicas en determinados cultivos”. Esto no se logró: los gobiernos aprobaron el uso agrícola de la sulfluramida por tiempo ilimitado, “a pesar de que se reconoce que [la sulfluramida] se degrada en PFOS, un contaminante tóxico bioacumulable y que puede persistir en el ambiente por cientos de años”, explica una gacetilla de prensa elaborada por dos de las organizaciones, RAPAL e IPEN. “En lugar de proteger la salud y el ambiente, que es el objetivo del Convenio de Estocolmo, lo que se está protegiendo son los intereses de unas cuantas empresas químicas con sede en Brasil, que han sido hábiles para encontrar aliados en los ministerios de Agricultura y proporcionar información parcial al Comité de Expertos que propuso esta decisión tan lamentable”, opinó Fernando Bejarano, punto de enlace de IPEN en América Latina, según la gacetilla de prensa. Desde Ginebra, María Isabel Cárcamo, coordinadora de RAPAL-Uruguay, contó a la diaria que en los lugares donde más se usa sulfluramida es en Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, porque es en esta región donde hay hormigas cortadoras. Países como Estados Unidos, que también tiene estos insectos en el sur, cancelaron en 2008 la producción y el registro de sulfluramida, tal como ordenó la Agencia de Protección Ambiental estadounidense; tampoco se emplea en la Unión Europea. Sobre la negociación en Ginebra, concluyó que “es muy frustrante” porque “hay bloqueos por todos lados”, fundamentalmente por la presión de la industria. Afirmó que hay alternativas a este plaguicida, como el producto Bioscia, que es usado en la agricultura orgánica y convencional en Brasil. Sulfluramida en Uruguay Según Cárcamo, en Uruguay hay un segundo problema: dijo que esta sustancia no sólo se emplea en el área agrícola, sino también en jardinería. Señaló que lo mejor sería que se venda bajo receta profesional, algo que no ocurre, y que haya control sobre su comercialización. la diaria intentó comunicarse con responsables de la Dirección de Servicios Agrícolas del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), pero no fue posible. Según el registro de productos fitosanitarios del MGAP, se comercializan en nuestro país cuatro productos cuyo principio activo es la sulfluramida, todos bajo la formulación de cebo granulado (ver recuadro). Los cuatro tienen un nivel toxicológico IV, clase sobre la que se agrupan las sustancias consideradas “poco peligrosas para el uso normal o poco probable de presentar peligro agudo”, según la clasificación que hace el Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico. El principal problema, según RAPAL, es que la sulfluramida se degrada en PFOS, que es “extremadamente persistente” y su toxicidad “se bioacumula en las cadenas alimentarias”. La organización afirma que se ha encontrado en cultivos como maíz, soja, trigo, espinacas, zanahorias, tomate, avena y papas, y que hay evidencia de contaminación por PFOS en sedimentos y agua en ríos. “El PFOS es un tóxico que ha sido asociado a problemas graves hepáticos, a daños al sistema nervioso, al sistema inmunológico, hiperactividad, mayor riesgo de asma en adolescentes, alteración hormonal de la tiroides, aumento de colesterol en niños, probable cáncer en humanos, entre otros efectos”, asegura RAPAL. Cárcamo reafirmó que el problema es que pueden pasar diez, 20 o 30 años y continuar en el ambiente. De ahí la solicitud de que en nuestro país se cumpla con la disposición de no usarlo en jardinería, es decir, que al menos se cumpla el Convenio de Estocolmo.
Marcas de sulfluramida en Uruguay
Fluramin: proviene de Brasil, indicado para controlar hormigas cortadoras de los géneros Atta y Acromyrmex en “cultivos en general”.
Mirenex-Sulf: se importa de Argentina, indicado para el control de hormigas Atta y Acromyrmex en cultivos agrícolas.
Agrimex-S: viene de Argentina, para cultivos agrícolas, para las hormigas Atta y Acromyrmex (en dos variedades de cada una: isaú, hormiga minera, hormiga cortadora colorada y cortadora común).
Mix Hor-Tal F: importado de Argentina para cultivos agrícolas. Combate la hormiga cortadora común y negra, la isaú, la minera y la de rodeo.
LA DIARIA - Montevideo - URUGUAY - 10 mayo 2019