Vecinos uruguayos denuncian que su país “está importando industrias contaminantes”
César González y Gustavo Prandi viven en Canelones. Ambos criticaron la posibilidad que se instale una segunda UPM en el Río Negro. Denunciaron que el curso de agua pasará a ser propiedad de la pastera.
González y Prandi participaron del curso de Agroecología que se llevó a cabo en la Estancia San Luis. Dialogaron con ElDía sobre la nueva pastera que se instalaría en los márgenes del Río Negro en el Departamento Tacuarembó.
Señalaron que se la presenta como “un salvataje al Uruguay, cuando no es así. Esto va contra la vida porque en envenenan el aire, la tierra y el agua”. Denunciaron que el Río Negro, el principal que surca las venas de la hermana nación, va a ser “propiedad de UPM”.
Dijeron que la decisión de instalar una nueva “planta celulósica es anticonstitucional porque no pasó por el parlamento”. Explicaron que el “señor presidente-Dr Tabaré Vázquez- lo firmó en Finlandia, pasando por encima al Uruguay y a las leyes de nuestro país, rubricando un tratado que no tiene razón de ser”. Contaron que la planta estará ubicada “río arriba en el departamento Tacuarembó, después de la primera represa hidroeléctrica, un punto estratégico porque cuentan con el caudal de agua necesario para trabajar, agua que manejarán como mejor les parezca”.
Destacaron que “además de ser algo inconstitucional regalaron nuestra ciudadanía. Por otro lado, estos señores (por la empresa de Finlandia) no dejan nada en el Uruguay. Trabajan y no se les cobra impuestos; es más, el pueblo uruguayo le va a pagar la vía rápida que necesitan y que va directo al puerto de Montevideo”. Señaló que “no se habla de ganancias para el Uruguay, sí de pérdidas, razón por la cual además de estar, el país, endeudado con el Fondo Monetario Internacional se suma lo de UPM”. Acotaron que la pastera funciona en la modalidad de Zona franca, es decir que no pagan impuestos, y que desde la empresa anuncian la generación de “nuevos puestos de trabajo para la construcción de la obra en un principio, y que luego, en forma indirecta, crea nuevas fuentes laborales, algo que es mentira”.
Denunciaron que Uruguay “está importando industrias contaminantes y que lo que no pueden hacer en su país, Finlandia, lo traen a Sudamérica”. En definitiva nos “venden espejitos de colores y la ilusión de que vamos a prosperar con los mismos”.