Hasta julio, Estados Unidos llevaba recaudados 115.000 millones de dólares por concepto de aranceles
La guerra arancelaria declarada por la administración del presidente Donald Trump viene teniendo efectos en el comercio global, y también en el panorama fiscal interno, aunque es dudoso si esto se sostendrá en el tiempo.En los primeros siete meses de 2025 Estados Unidos recaudó más que en todo 2024 por concepto de aranceles, pero igual aparece como difícil que pueda reducir el déficit a largo plazo.
Lo que durante décadas se mantuvo como una fuente marginal de ingresos, apenas el 0,3% del PIB, se ha convertido en un instrumento relevante para engrosar las arcas del Tesoro, de acuerdo a una columna de P. Sempere para Cinco Días, de El País de Madrid. De acuerdo a un informe de CaixaBank Research publicado este lunes, hasta julio de 2025 se habían recaudado 114.860 millones de dólares en concepto de aranceles, una cifra equivalente al 0,4% del PIB y que ya supera todo lo ingresado tanto en 2023 como en 2024. Si las importaciones se mantienen estables en los próximos meses, el ejercicio podría cerrar con un 1,1% del PIB recaudado por esta vía, lo que constituiría un máximo histórico.
Sin embargo, en el horizonte aparecen dudas respecto a que esta estrategia pueda sostenerse, a lo que se agrega la incertidumbre respecto a qué decidirá la Justicia sobre el tema. Un tribunal de apelaciones los declaró ilegales en su mayor parte a finales de agosto, decisión que la administración ha recurrido ante el Tribunal Supremo.
Los aranceles impuestos por Trump alcanzaron en agosto una media de 17%, frente al 2% que había sido el promedio en los años anteriores.
Entre febrero y junio entraron en vigor gravámenes como el arancel universal del 10%, un recargo del 50% sobre acero y aluminio, el 25% sobre automóviles y el 45% sobre productos procedentes de China. A ello se sumaron una cadena de gravámenes bilaterales: 35% a Canadá, 25% a México, 15% a la Unión Europea y a Japón, y subidas adicionales a países como Brasil (50%) o Suiza (39%).
Cuenta Sempere en su columna que la Casa Blanca ha justificado esta ofensiva por tres vías: proteger a la industria nacional, reducir el déficit comercial y, por último, ya que los aranceles no dejan de ser una suerte de tasas que pagan los contribuyentes al adquirir los productos señalados, aumentar la recaudación fiscal para compensar un agujero presupuestario que sigue ensanchándose.
"Es difícil frenar las importaciones para defender la producción local y, a la vez, depender de ellas como fuente de ingresos fiscales", señala el análisis de CaixaBank Research publicado este lunes.
Cuanto más éxito tenga la política comercial en reducir la entrada de bienes, menor será la base sobre la que aplicar los aranceles.
Según recuerdan en CaixaBank Research, los aranceles se trasladan casi íntegramente a los precios de los bienes importados; y varias encuestas de la Reserva Federal confirman que muchas empresas planean traspasar esos costes a los consumidores. Por eso, la investigadora y autora del informe, Isabela Lara White, asegura que "si parte del arancel se traslada al consumidor final, entonces la evolución de las importaciones dependerá de la sensibilidad de la demanda a los precios".