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Proyecto Pecoca: cómo transformar la basura de la playa en conocimiento

El proyecto Pecoca busca educar sobre la contaminación del agua e impulsar cambios.Antonio Guimaraens estaba navegando en Internet cuando se encontró con una nueva tecnología denominada “WasteShark”, un dron acuático que recoge la basura del mar y, al mismo tiempo, recopila datos sobre la calidad del agua.

El nombre está inspirado en el pez más grande del mundo, el tiburón ballena, que se alimenta por filtración: abre la boca, absorbe todo lo que está cerca y filtra el agua por las branquias o agallas.

“Se me ocurrió charlarlo en el Club Náutico”, contó Antonio, ingeniero agrónomo y asesor del Club Náutico y de Pesca de Piriápolis. Su idea es crear un prototipo que funcione en los alrededores del puerto de Piriápolis, aportando “un granito más para el conocimiento de algo que nos da de comer, que es el mar”.

Ciencia y educación.
Por ahora, el proyecto lleva el nombre de Pecoca: Pequeño Cosechador de Cuerpos de Agua. Sin embargo, eso aún está en debate: “Decidimos analizarlo porque suena más a un jugador de fútbol brasileño que a un evento de difusión de información”, admitió Antonio.

El objetivo es “que la población conozca la importancia de la duna y el mar”. De hecho, propone que sean los alumnos del Liceo de Piriápolis quienes manejen el robot con el comando a distancia y luego analicen el material recopilado. Según Antonio, aún no tienen ningún acuerdo, pero dieron una charla presentando la idea a los liceales y “fue entusiasmante para ellos”.

“Inicialmente es un piloto casero”, señaló el ingeniero. Él mismo estuvo comprando algunos materiales y recibió la donación del panel solar y la tecnología para el comando a distancia del ingeniero José Pereira. El equipo contará con una bomba de agua y una batería: “El panel solar activa la bomba y la bomba activa el movimiento. Al pasar el agua, el equipo se mueve porque es muy liviano”.

También recibió apoyo de la ONU, que le dio “una mano importante dentro de la planificación”, y de la Facultad de Ciencias, “para saber qué cosechar y cómo analizarlo”.

A partir de los resultados, se podrá determinar cuál es la problemática en Piriápolis y “de ahí mejorar para contaminar menos”. Se trata de una herramienta para transmitir conocimiento. Para Antonio, la falta de información en el tema es notoria: “Si supiéramos dónde están los microplásticos y qué mal nos hacen…”

Microplásticos.
Si bien WasteShark cosecha macroplásticos como bolsas y botellas, Antonio Guimaraens explicó que “no tenemos esos contaminantes en el puerto de Piriápolis ni en otros puertos”. Lo que sí hay son microplásticos, pequeñas partículas de plástico que pueden provenir de la ropa, los cosméticos, procesos industriales u otros.

Según el informe Diagnóstico de estado de situación a nivel nacional sobre la contaminación marina por microplásticos (2019), realizado por Pablo Limongi y publicado por el Ministerio de Ambiente, existen dos fuentes de microplásticos: directas (residuos plásticos que ya ingresan al ambiente con un tamaño menor a cinco milímetros) e indirectas (residuos que deben degradarse para alcanzar un tamaño igual o menor a cinco milímetros).

Aunque el informe encuentra más probable que los microplásticos lleguen al océano por fuentes directas, se sabe que las indirectas “representan en la actualidad la principal fuente de contaminación por microplásticos”, porque “constituyen la mayor cantidad de plásticos utilizados”: bolsas plásticas, botellas, film, bandejas, vasos y cubiertos descartables, envoltorios de alimentos, partes de sillas de plástico, zapatos, partes de vehículos, boyas, electrodomésticos, etc.

“Es muy complejo estimar a partir de las potenciales fuentes indirectas cuánto microplástico se formará y de este cuanto llega o se genera en el océano”, indica el informe. En este contexto, Pecoca puede ser una herramienta útil para la recolección de datos sobre la contaminación del agua.

El futuro.
Lo que queda, ahora, es pasar de las palabras a los hechos. “Queremos tenerlo en el agua sobre esta primavera”, indicó Antonio. A su vez, contó que “está conversado con la directora del Polo Educativo Tecnológico Arrayanes (UTU) para llevarlo a una escala que nos permita llegar a la academia”. Y el ingeniero apunta más alto: “Tal vez podamos entrar en la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para que nos financie una producción más grande. Esto puede ser una herramienta para Uruguay de mucha utilidad para muchas actividades”. Y añadió: “Me persigue mucho el tema de la basura”.

Para él, Pecoca es un proyecto especialmente motivador: “Tengo 65 años y tres nietos. He caminado bastante. Hace 10 años, era mucho menos optimista de lo que soy hoy en cuanto al futuro de la humanidad, porque no teníamos las herramientas para solucionar el tema. Y hoy pienso que las tenemos”.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 11 Abril 2022