Experta en clima: “No hay vuelta atrás en el cambio climático, tenemos que adaptarnos a esta realidad”
Graciela Salaberri, experta en Gestión Integral de Riesgos y Desastres, sugirió que no es posible revertir el cambio climático, pero que debemos crear una cultura de prevención.El cambio climático parece estar en el deshielo de los polos, las olas de calor que azotan Europa o la crisis hídrica del Pantanal, en Brasil…
Pero lo cierto es que todos estamos inmersos en este fenómeno, aunque solo lo recordemos cuando el agua escasea, las ciudades del interior del país se inundan o sentimos más frío o calor que años atrás. ¿Cómo afectan los cambios en el clima a las comunidades locales? ¿Qué debemos hacer para prevenir riesgos de desastres?
El País conversó con la meteoróloga Graciela Salaberri, experta en Gestión Integral de Riesgos y Desastres y Gestión de Desarrollo Local, y presidenta de la Junta Global de la Red Global de Organizaciones de la Sociedad Civil para la Reducción de Desastres (GNDR, por sus siglas en inglés).
— ¿De qué hablamos cuando hablamos de cambio climático?
— Para mí es sumamente difícil hablar de cambio climático sin hablar de comunidad. Puede haber políticas internacionales, regionales o nacionales, pero si no llegan a la comunidad y esta no toma medidas apropiadas e informadas, estamos en el horno.
Desde Amigos del Viento —una organización de la sociedad civil en la cual milito desde hace 20 años— fomentamos la participación de la comunidad, relevamos las acciones o prácticas que cada una tiene frente a determinadas amenazas climáticas, compartimos información o materiales educativos y, además, transmitimos que estamos ante una situación de no retorno; algo que es muy difícil de comunicar. Estamos hablando de una lucha a nivel global para que la temperatura del planeta no aumente más de un grado y medio, una batalla que está costando mucho y que ya ha significado un cambio en el mundo en el que vivimos. Ahora toca adaptarnos. En los últimos dos años trabajamos en el departamento de Canelones, especialmente con el tema de la sequía. Y no es fácil para los pequeños productores asumir estos eventos desastrosos, en el sentido de conocer la amenaza e identificar los riesgos a los que está expuesta la comunidad con el fin de tomar acciones anticipadamente.
Voluntarios por el medioambiente
El trabajo de Amigos del Viento
La ONG uruguaya Amigos del Viento se dedica al estudio de temáticas ambientales de relevancia para la mitigación y adaptación al cambio climático, dando seguimiento e informando sobre políticas adoptadas a nivel internacional y cómo repercuten en lo local. Sus áreas de trabajo son la meteorología —aportando perspectivas climáticas, diagnósticos y pronósticos—, el cuidado del medioambiente —promoviendo la gestión del riesgo y transmitiendo información sobre cambio climático— y el desarrollo local.
— ¿Estamos a tiempo de revertir el cambio climático?
— Y… Digamos que nos hemos tomado demasiado tiempo como para que alguna acción pueda, ahora, cambiar el curso de la historia. Lo cierto es que se han tomado y se siguen tomando decisiones sin valorar el impacto ambiental que, además, afecta más a aquellos que menos tienen. Los más pobres son los más perjudicados por el cambio climático y eso lo estamos viendo día a día. Incluso eventos pequeños pueden tener un enorme impacto en esta población: no es lo mismo que haga frío y estar en un hogar calefaccionado que vivir en la calle o en espacios precarios. Cuando todo lo demás falla, las redes de protección social ayudan a la población a resistir. Y no, no hay vuelta atrás en el cambio climático. Por eso, tenemos que trabajar especialmente en cómo adaptarnos a esta realidad que hemos promovido con nuestras propias acciones, hacer hincapié en la comunidad y construir una cultura de prevención, que a estas alturas es más una cultura de resiliencia.
GESTIÓN DE RIESGOS
Qué hacer ante eventos meteorológicos adversos
Ante tormentas, lluvias intensas y vientos fuertes, el Sistema Nacional de Emergencias (SINAE) recomienda:
Mantenerse informado/a sobre pronósticos, estado del tiempo y advertencias de las autoridades.
Tomar especiales precauciones con las personas más vulnerables (niños y niñas, personas adultas mayores, personas discapacitadas, personas enfermas) y no dejarlas solas.
Mantener a los animales domésticos en lugares protegidos.
Retirar del entorno (jardines, balcones, etcétera) objetos que puedan ser impulsados por el viento y transformarse en proyectiles.
Cerrar y asegurar puertas y ventanas exteriores. Evitar permanecer cerca de ellas.
Si es necesario, refugiarse en la habitación más protegida de la vivienda.
Evitar la circulación innecesaria de personas y vehículos. En caso de tener que salir a la intemperie, usar ropa adecuada (abrigo y calzado impermeable).
Puede ver más recomendaciones sobre este y otros fenómenos, como inundaciones, tornados, inundaciones y olas de frío o de calor, en https://www.gub.uy/sistema-nacional-emergencias/recomendaciones-ante-emergencias.
— ¿Qué aspectos destaca de Uruguay respecto a la adaptación al cambio climático?
— Uruguay ha sobresalido por sus políticas climáticas y energéticas. No olvidemos que prácticamente el 100% de nuestra matriz es renovable, cosa que no pasa en todos lados. Y en julio se presentaron avances en la implementación de medidas de adaptación al cambio climático en la zona costera, en el marco de un plan desarrollado por el Ministerio de Ambiente. Este tipo de acciones son bienvenidas desde el punto de vista de la sociedad civil. Pero también es importante subrayar que, aunque hay normas, como la Ley de ordenamiento territorial y desarrollo sostenible, en varios departamentos hay regímenes de excepción que, justamente, no valorizan esa herramienta fantástica que tenemos como país y que, de cumplirse, apoyaría muchísimo la adaptación al cambio climático. Debemos maximizar los esfuerzos para que estas políticas se cumplan y que la ciudadanía tenga un rol no solo de escucha, sino también de acción y toma de decisiones.
— ¿Hay conciencia a nivel ciudadano en cuanto a los riesgos de desastres?
— El uruguayo promedio, a menos que haya sido impactado directamente por un evento en particular, no siente que los riesgos han aumentado. Y sí, vivimos en un país donde no hay sismos ni volcanes, pero nos afectan fenómenos atmosféricos como grandes tormentas, tornados, inundaciones y sequías, como la que nos impactó recientemente y nos encontró bastante mal organizados como sociedad. Además, en este último caso sucede que es un fenómeno de evolución lenta, entonces es aún más difícil percibir el riesgo.
— ¿Qué podemos hacer para prevenir los riesgos de desastres?
— El primer paso es reconocer la vulnerabilidad de la comunidad. En Amigos del Viento, priorizamos que se reconozcan las amenazas y los daños que pueden experimentar las personas, los edificios y todo aquello que esté expuesto a determinado fenómeno. Y depende de varios factores, como el grado de exposición, el tipo de amenaza, la existencia o no de una cultura de prevención y, sobre todo, la organización de la sociedad, es decir, la capacidad de interactuar los unos con los otros; esto incluye a cada persona por separado, al Estado, a las organizaciones de la sociedad civil, a las empresas privadas, etcétera. Luego, se trata de procurar una mejor organización social y la articulación de una red social de aprendizaje anclada en el contexto territorial para adoptar medidas de prevención.
El agua y la comunidad
San Jacinto se prepara ante el cambio climático
La organización Amigos del Viento desarrolla actualmente el proyecto ‘San Jacinto se prepara: liderazgo local y resiliencia comunitaria ante un impacto global, la escasez del agua’. Según Salaberri, el objetivo es “reducir las vulnerabilidades mediante la promoción de la organización social”. Trabajan con seis escuelas rurales —los chicos, los docentes, los padres— y en alianza con el Municipio de San Jacinto para preparar a la comunidad, y además monitorean tres pozos de agua; todo esto con el fin de “en un futuro tener un sistema de alerta temprana que ayude a decidir, por ejemplo, cuándo plantar, qué plantar y cómo cuidar el agua”.
La investigación es de carácter participativo y tiene como precepto “aprender haciendo”, sostuvo la meteoróloga, y agregó que “monitorear los pozos de agua y la pluviometría local es información básica para la prevención de la sequía. Implica mayor integración de la comunidad y garantiza adoptar conocimiento y soluciones a su alcance para la resiliencia, reduciendo la vulnerabilidad a los impactos del cambio climático”. A su vez, dijo que en los próximos meses continuarán el trabajo en el Centro Agustín Ferreiro (San Jacinto) para la formación de maestros rurales.