Robert Bouvier: “Promover el uso responsable del agua”
El ministro dijo que "la educación y participación ciudadana son esenciales para fomentar una cultura de conservación del agua”.El Ministerio de Ambiente tiene un rol integral en la gestión del recurso hídrico y allí su principal responsabilidad es asegurar una gestión sostenible y equitativa del agua.
“Esto se realiza a través de un proceso riguroso de evaluación y autorización y en todo aprovechamiento de agua para uso agrícola, los interesados deberán presentar la correspondiente solicitud de autorización, al recibirla el Ministerio lleva adelante un estudio detallado, que incluye la evaluación de la disponibilidad de agua en la cuenca solicitada, para asegurarnos de que el recurso no se vea comprometido para otros usos”, indicó Robert Bouvier, ministro de Ambiente. Además, se realiza un análisis exhaustivo de la seguridad hídrica, considerando tanto el impacto del proyecto en la cuenca, como el riesgo de posibles conflictos ambientales.
“También, proponemos mejoras a los proyectos para optimizar la eficiencia del uso del recurso, mejorar la seguridad estructural de las infraestructuras y reducir la afectación ambiental”, agregó.
En proyectos que superan ciertos umbrales, como por ejemplo extracciones de agua superiores a 2 metros cúbicos por segundo o represas con más de 100 hectáreas de espejo de agua, se requiere una autorización ambiental previa.
LA CALIDAD. Otro de los aspectos que ha estado muy en agenda en el último tiempo, y al cual empresas y productores se han detenido a observar, es la calidad. “La calidad del agua es una cuestión fundamental que afecta no sólo al consumo humano, sino también al bienestar animal y a la salud de nuestros ecosistemas. Uno de nuestros enfoques clave es la protección de las principales cuencas hidrográficas, como las del río Santa Lucía y el río Negro”, afirmó. Estas son fundamentales para el abastecimiento de agua potable. “Además, hemos desarrollado programas específicos que incluyen medidas para reducir y controlar las descargas contaminantes, tanto puntuales como difusas, que pueden afectar la calidad del agua, y este trabajo no se limita a la implementación de medidas correctivas, sino que también incluye una planificación a largo plazo para abordar el deterioro acumulado a lo largo de los años”.
LA DISPONIBILIDAD. La sequía de 2022, con su momento más duro en 2023, hizo reflexionar a la población sobre aspectos tan trascendentales como la disponibilidad del agua. “La reciente sequía puso a prueba nuestra capacidad para gestionar los recursos hídricos y asegurar el suministro de agua potable. La coordinación entre el Ministerio de Ambiente, OSE, el Ministerio de Salud Pública, el Sinae, el Ministerio de Desarrollo y otros organismos fue fundamental para enfrentar la crisis y garantizar el acceso a agua segura. En respuesta a la situación, se llevaron a cabo varias medidas coordinadas que ayudaron a mitigar los efectos de la sequía y asegurar un suministro continuo. Sin embargo, es crucial que miremos hacia adelante con una estrategia integral que abarque el corto, mediano y largo plazo”, expresó Bouvier.
A corto plazo, “se deben continuar las obras y soluciones emergentes para asegurar el abastecimiento de agua en las áreas más afectadas”; para el mediano plazo, “se están evaluando proyectos como la toma de agua y la planta potabilizadora en Arazatí, que buscan fortalecer el abastecimiento y mejorar la capacidad de tratamiento de agua en el área metropolitana y otras zonas críticas”, y a largo plazo, “es esencial desarrollar una estrategia basada en tres componentes claves: gestión, infraestructura y educación”.
LA RESPONSABILIDAD. Para profundizar en esto, Bouvier dijo que “en términos de gestión, es necesario mejorar la red hidrométrica para aumentar el conocimiento sobre la disponibilidad de agua y automatizar los reportes de niveles de embalses y acuíferos, porque durante períodos excepcionales de sequía, se deben restringir los usos no prioritarios de agua y priorizar el abastecimiento a las poblaciones”. En infraestructuras, se deben aumentar y mejorar las fuentes de agua seguras, como embalses, que actúan como reservas críticas en períodos de sequía.
El ministro de Ambiente dijo que “es fundamental mejorar la eficiencia en el uso del agua y desarrollar métodos científicos para proteger los recursos hídricos y por su parte, la educación juega un papel vital en la gestión sostenible del agua: debemos promover el ahorro y el uso responsable entre la población para complementar las medidas técnicas y de infraestructura”. En este sentido, “la educación y la participación ciudadana son esenciales para fomentar una cultura de conservación del agua”, remató.