Nuevo indicador mostró que la inflación energética en América Latina "es menos sensible" que la de países de Europa
La Organización Latinoamericana de Energía (Olade) presentó ayer un nuevo indicador que medirá la inflación de la canasta energética a nivel regional.La inflación energética de América Latina y el Caribe fue de 1,96% en marzo de 2024 en comparación con igual mes del año pasado, según el nuevo indicador de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade).
Junto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la organización medirá la variación de los Índices de Precios del Consumo (IPC) de la canasta energética de los países de la región y los datos serán publicados todos los meses.
En la presentación de la nueva herramienta, las autoridades de Olade explicaron que el hecho de que la inflación energética de la región haya sido de 1,96% anual, refleja “una etapa de estabilización” en los precios de la energía en la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños, “luego de la tendencia ascendente” que se había visto entre 2021 y 2022.
El informe presentó la evolución de los precios de la energía en América Latina y el Caribe durante los dos últimos años, donde hasta mitad de 2022 se observa una fuerte inflación, que en su pico más alto llegó a ser del 18,41%, y luego una baja sostenida con valores incluso negativos hasta septiembre de 2023.
Durante la presentación, el secretario ejecutivo de la Olade, Andrés Rebolledo, atribuyó la fuerte inflación de principios de 2022 a la retirada de algunos subsidios aplicados por algunos países de la región a la energía durante la época de la pandemia del covid-19 y sobre todo a las consecuencias geopolíticas de la invasión de Rusia a Ucrania.
El descenso posterior con valores negativos como el de -1,5 % de julio de 2023 se deben a una reactivación de la cadena logística de comercio internacional y a una mayor producción de hidrocarburos, incluido dentro de la misma región de Latinoamérica.
En estos datos están inmersos los fuertes subsidios que algunos países aplican a la energía y a los combustibles, lo que influyen en que el dato del promedio a nivel latinoamericano vaya a la baja.
Dos años de inflación muy volátiles
Rebolledo destacó que estos dos últimos años "han sido especialmente volátiles, con muchas noticias que han impactado a los precios de la energía".
"En el futuro no tenemos cómo pronosticar en materia de inflación energética. Los acontecimientos son muy vertiginosos y nos impactan de manera importante", precisó.
La inflación energética en América Latina y en los países de la OCDE
El estudio de Olade constató que el pico máximo de la inflación energética en los países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se alcanzó en junio de 2022, cuando se registró una variación anual de 40,48% en el índice de precios. "De hecho, el porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) que se gastó en el consumo final de energía en el año 2022, se incrementó 2 veces respecto al 2021", indicaron.
Luego, desde junio 2022, es llamativa la pronunciada caída de la inflación energética de los países de la OECD. Esto se debe a la menor demanda de un 15% por la desaceleración económica de este grupo de países y por el esfuerzo en eliminar gradualmente la dependencia de la UE a los combustibles fósiles y así limitar la volatilidad de los precios de gas y electricidad; De hecho, luego de esta persistente caída, recién en marzo de 2024, la inflación energética de la OCDE fue positiva con un 0,61%
En ese sentido, el secretario ejecutivo de la Olade señaló que América Latina amortiguó la escalada internacional de la energía mucho mejor que el conjunto de países de OCDE, cuya mayoría está en Europa y tuvieron que recomponer sus sectores energéticos tras la invasión de Rusia a Ucrania, con alzas en el gas natural de más del 400%.
"Uno de los elementos que nos da una cobertura natural y nos permite enfrentar de mejor manera coyunturas como las descritas tiene que ver con la presencia de incorporación de energías renovables dentro de la matriz de generación eléctrica", apuntó Rebolledo.
"El 65 % de la generación de electricidad es en base a fuentes limpias, y eso es de alguna manera un seguro, una cobertura natural respecto a este impacto, y también por que somos importantes productores de combustibles como petróleo y gas natural. Representamos entre el 6 % y 10 % de la producción mundial", añadió.
Para Rebolledo, esto es "un cierto blindaje que permite enfrentar con mejor resiliencia este tipo de choques internacionales, particularmente en los precios, y la producción de biocombustibles apoya y contribuye en esta misma lógica".
Más diversificación e integración
No obstante, el exministro de Energía de Chile advirtió que en la inflación "hay una parte fundamental que depende de nuestras propias políticas (nacionales) y decisiones que tomemos en materia regulatoria en nuestros sectores eléctricos o energéticos en general".
"Tenemos una oportunidad y también un desafío en ser coherentes en lo que implementemos en nuestras políticas", incidió.
Como recomendaciones, Rebolledo señaló que "una clave central tiene que ver con la diversificación" y con seguir como región "la senda de diversificar la matriz (de generación eléctrica) e incorporar energías renovables, que tienen precios competitivos".
También valoró la importancia de mantener contratos en materia de suministro a largo plazo (10, 15 o 20 años), lo que "genera estabilidad en el tiempo a los precios y se cubren respecto a ciclos de corto plazo), así como fortalecer la integración eléctrica entre países para ser más resilientes frente a crisis de generación eléctrica como sequías en naciones que dependen mucho de centrales hidroeléctricas.