“El sector exportador ha encontrado un piso y puede empezar a dinamizarse nuevamente”
En un mundo marcado por tensiones geopolíticas y un escenario internacional complejo, al entender del contador Marcos Soto, es la economía la que sufre las consecuencias, tal como lo especificó en una entrevista que brindó a CRÓNICAS. Además, explicó que a pesar de que factores coyunturales como la sequía hayan menguado, tendremos un segundo semestre “complejo y desafiante”, y aclaró que en términos de inflación “seguramente terminemos el año dentro del rango meta”.
Marcos Soto, decano de la UCU Business School
-La economía de EEUU está mejor de lo previsto, pero hay problemas en Europa y China, y se acumulan las tensiones geopolíticas. ¿Cómo observa el escenario internacional? ¿Se puede esperar un escenario favorable o hay un viento en contra internacional?
-Efectivamente, por el lado de EEUU ha habido una suavización en el incremento de precios. Eso genera cierta tranquilidad, porque indudablemente precios estables podrían llegar a oxigenar las políticas monetarias, lo que quiere decir que puede haber una pausa en el incremento de la tasa de interés. Ya sabemos que los aumentos de las tasas de interés, encarecimientos del crédito y del dinero, generan dificultades para países emergentes como Uruguay, que poseen un perfil de riesgo mayor, lo que genera menores atractivos para que lleguen capitales extranjeros, porque hay opciones con buenos retornos y riesgos menores en otros lugares. Por lo tanto, la estabilización de precios en las principales economías y que la política monetaria restrictiva que hubo estos últimos tiempos sea de algún modo exitosa, puede ser un buen aliento para Uruguay. Además, esa política restrictiva exitosa, porque ha logrado moderar la inflación, ha tenido un costo relativamente bajo, al menos en EEUU, y estas son noticias alentadoras.
Por otra parte, el crecimiento mundial hoy está frágil e incierto. Hay algunas luces que plantean ciertos escenarios riesgosos y no de una recuperación vigorosa. Además, está el factor China, que no siempre está clara su situación y su desempeño. Allí existen algunos inconvenientes que tienen que ver con la industria de la construcción y el real state de China, y menores demandas en lo que tiene que ver con el consumo, lo que genera tensión en los países que le venden al gigante asiático. Tenemos un mundo tenso en cuanto a la geopolítica y conflictos, lo que genera efectos económicos no deseados. Ahora existe una tensión sobre el precio del petróleo, producto de tensiones, y también existe un escenario de elecciones en EEUU. Todos estos escenarios generan fragilidad, incertidumbre y tensión. Y en este escenario de mundo tenso, incierto y frágil, la economía sufre.
-¿Se espera una mejora de la economía de Uruguay para el segundo semestre?
-Sí, en parte porque algunos efectos que habían generado un enlentecimiento y una caída en el primer semestre, empiezan a desaparecer. La sequía generó un desplome inusual en la producción, cayó más del 25% el Producto Interno Bruto (PIB) sectorial, fue muy fuerte y tuvo una incidencia de casi 2 puntos en el total de la economía, la cual podía llegar a crecer 2,5 o 2,8 en términos normales, pero si hay una actividad que arrastra para abajo en dos puntos, el crecimiento queda casi hipotecado a un estancamiento. Por lo tanto, este año vamos a tener un crecimiento magro, en una economía estancada y con varios frentes todavía con incertidumbres.
Por eso creemos que el segundo semestre puede ser algo mejor que el primero, porque algunos elementos de coyuntura se superaron, pero hay otros que van a generar presión sobre la dinámica y la actividad económica, que es todo lo que tiene que ver con el consumo interno, que a veces no se ve reflejado en las cuentas nacionales del Banco Central del Uruguay (BCU), porque las familias continúan consumiendo, pero hay un drenaje del consumo hacia Argentina, sobre todo de la zona litoral, que genera menor actividad y menor recaudación.
Por último, hay que tener en cuenta sobre fin de año lo hipotecada que está la temporada turística, dado que Uruguay está caro en términos relativos para nuestros principales visitantes y está caro en general, por tanto, el uruguayo que está pensando en hacer turismo o en viajar lo va a pensar dos veces. Tenemos varios elementos que pueden llegar a ser luces amarillas y, por el contrario, tenemos el sector exportador que creo que ha encontrado un piso y puede empezar a dinamizarse nuevamente hacia el exterior, sobre todo con mayores exportaciones de celulosa. Esperamos que el mercado de la carne se recupere, aunque es difícil. Tenemos precios muy deprimidos y mercados que están demandando poco. Tenemos un segundo semestre complejo y desafiante, pese a que superamos unos dramas coyunturales.
-¿Qué se espera en materia de inflación considerando el reciente repunte del dólar y los ajustes salariales que se vienen realizando?
-La inflación tocó un piso por varias razones. Primero porque tuvimos una política monetaria restrictiva que deprimió el dólar y lo llevó a un piso casi insoportable para todo el sector productivo, y tuvimos otros elementos coyunturales que lograron limar el Índice de Precios al Consumo (IPC) como la exoneración de impuestos temporales al agua embotellada, que desplomó el precio al público y generó una caída en la medición del IPC, sumado a la superación de los efectos climáticos en frutas y verduras, que lograron moderar los precios. Son tres elementos que posiblemente ya no los veamos en el segundo semestre, es decir que la normalización climática ya fue amortiguada y los precios encontraron cierta estabilidad, el dólar encontró un piso y posiblemente veamos algo de recuperación, lo que va a elevar los precios internos de los productos transables. Todo esto lleva a que es posible que la inflación se acelere un poco en lo que queda del año. Puede haber algún pico, pero seguramente terminemos el año dentro del rango meta, que en términos macro no deja de ser una buena señal para todos.
-Si bien el centro del objetivo de inflación siempre fue 5% y recientemente se bajó a 4,5%, había una cierta “creencia popular” de que el índice estaría entre el 8% y abajo del 10%. ¿Cree que con el reciente descenso que ubica la inflación en su nivel más bajo desde 2005 puede haber cambiado en algo esa percepción?
-Puede haber desanclaje de expectativas. La inflación siempre tiene un componente de expectativas, que es subjetivo y emocional, que responde a anclarse en números, por lo que estar sesgados bajo este aspecto realimenta el fenómeno. Si yo creo que la inflación va a estar cerca del 8% el año que viene, probablemente fije mis precios y políticas de aumento en base a eso, cuando seguramente la realidad no termine siendo esa. Entonces, si Uruguay logra consolidar un año con inflación baja, y luego lo mantiene en el tiempo, puede generarse ese desanclaje, que sería clave porque evitaría este efecto de retroalimentación en modo espiral, que muchas veces es un componente de expectativas y no de fundamento económico.
-¿Cómo ve al mercado de trabajo? El empleo parece estar creciendo a un ritmo mayor al que lo hace la economía. ¿A qué puede deberse ese “desfasaje”?
-El empleo muestra cierto dinamismo y es verdad que hay algunos sectores que han tenido un mecanismo particular, como es el caso de la construcción, que estaba muy apalancada desde el punto de vista financiero, lo que generó movimientos en el mercado laboral. También hay sectores vinculados con las exportaciones de servicios de alto valor agregado que no son tan sensibles y eso todavía tiene su mercado estable. No hay que olvidarse de que EEUU ha pasado por un proceso inflacionario, con lo cual los precios allí han crecido y eso también genera brechas interesantes a quienes exportan hacia ese país, entonces tenemos un comportamiento dispar. Por un lado hay una economía estancada producto de una coyuntura compleja, y por otro hay sectores con cierto dinamismo como la construcción, pese a que se hayan concretado construcciones icónicas, como lo fue el proyecto de UPM. Creo que todo pasa por el lado de que la inversión extranjera y sus proyectos de inversión no han menguado y eso genera un dinamismo en el mercado laboral.
Argentina: “O ajusta el gobierno o ajusta el mercado”
-¿Debería esperarse algún ajuste de Argentina si triunfa Massa? ¿Hay alguna forma de arreglar los problemas sin que ello implique serias consecuencias sociales para los argentinos?
-La situación de Argentina es muy compleja, mi impresión es que, o ajusta el gobierno o ajusta el mercado. En cualquiera de los dos casos es una situación violenta, porque los ajustes deberían ser drásticos y por tanto dramáticos, salvo que algún organismo logre apalancar el ajuste y por tanto el mismo sea amortiguado en el tiempo, pese a que debe procesarse. Me refiero a un gran acuerdo que permita la entrada de dólares a Argentina y que el gobierno cumpla el plan, aunque Argentina es un incumplidor serial, por lo cual las probabilidades de que cumplan un plan hoy son bajas y podría ocurrir que un organismo multilateral logre apalancar con fuerza ese ajuste y que se dé gradualmente, logrando mitigar los efectos. Pero, si ese ajuste no viene de este modo y el gobierno tiene que tomar medidas drásticas, ya sabemos que eso puede generar descontento en la ciudadanía sea cual sea el presidente. En una óptica más política, el peronismo se mueve con una lógica que tiende al control social, con mecanismos más fuertes que cualquier otro sector político de Argentina.