Hacia un eucalipto más fuerte
Sesenta profesionales trabajan en un nuevo centro de investigación forestal para desarrollar material genético de alta productividad, calidad y eficiencia. Una inversión en ciencia que pretende impactar en toda la cadena forestal.UPM inauguró su primer Centro de Investigación Forestal, y decidió que fuera en Uruguay. La firma finlandesa no había realizado una inversión en investigación de este tipo hasta este momento.
Por Agustina Lombardi
El centro se ubica en Paysandú, calle por frente al vivero San Francisco, que fue construido en 1990 y fue el primero fundado por la empresa en el país.
La decisión de invertir alrededor de cinco millones de dólares en un espacio abocado a la investigación da cuenta de varias cosas. Esa iniciativa habla sobre el estado de crecimiento que transita UPM, que sin haber inaugurado todavía su segunda planta en Pueblo Centenario, además presenta este nuevo centro como uno de sus proyectos orbitales. La decisión da cuenta del potencial desarrollo de las exportaciones del sector forestal en Uruguay, que se funda en mejorar su materia prima a través de la investigación. La decisión habla sobre la fe en la ciencia, que es lenta y lleva tiempo. La investigación del eucalipto requiere de al menos 10 años para evaluar sus resultados.
Ricardo Methol, gerente senior de Desarrollo Técnico y Planeamiento de UPM Forestal Oriental, cuenta que el centro surge por la necesidad de centralizar las actividades de investigación y desarrollo en un solo lugar: “Veníamos desarrollando trabajos de investigación desde hacía 30 años. Cada vez han tomado mayor escala en la medida que acompañan el crecimiento de la empresa”. Las actividades que ahora se realizan en el nuevo centro, antes se llevaban adelante en las instalaciones del vivero San Francisco. “Pero realmente nos estaba empezando a quedar chico para desarrollar a pleno esas actividades de investigación”, agrega Methol.
Luego del período de construcción, que tuvo una duración de 18 meses y requirió el trabajo de 200 personas, el centro finalmente se inauguró el 26 de mayo de este año con la presencia del ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, y el intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, entre otras autoridades.
Además de darle más espacio físico a la tarea de investigación, Methol señala que el proyecto también implicó incorporar mejores equipamientos, como invernaderos de última generación que permiten el control automatizado de temperatura y humedad y cuentan con un moderno sistema de fertirrigación. También se logró una mejor capacidad en los laboratorios mediante el nuevo equipamiento para la evaluación de la calidad de las muestras, así como cámaras para evaluar la tolerancia a las enfermedades de los plantines.
OPTIMIZAR EL PUNTO DE PARTIDA
El foco de las investigaciones a realizar allí, dice Methol, es el mejoramiento genético de los plantines de eucalipto, que se traduce en aumentar la productividad de las plantaciones, mejorar la calidad de la madera y, claro, el producto final de UPM: la celulosa. Las actividades de investigación que se realizan en el centro se desarrollan en dos modalidades principales: el vivero de investigación y los laboratorios. Es por esto que, dentro de las 60 personas que trabajan diariamente en las actividades de investigación y desarrollo, el centro reúne a ingenieros agrónomos, expertos en mejoramiento genético, sanidad, investigación en silvicultura y calidad de madera, tecnólogos químicos y operarios.
El mejoramiento genético, explica Methol, implica generar materiales para plantaciones que logren mayor seguridad productiva. Así esperan que la actividad forestal sea más sostenible en el tiempo, tanto para las plantaciones propias de la empresa como para las de los productores asociados a través del programa Fomento de UPM, que cuenta con 153 mil hectáreas plantables según el último informe anual.
En una primera instancia, el centro recibe brotes de árboles del campo y, a partir de estas muestras, se trabaja en la producción de plantines en el vivero de investigación. Esos plantines luego se instalan en ensayos de campo para evaluar su productividad y resiliencia. “Es una lógica distinta al vivero operacional, que también tenemos”, como el San Francisco, dice Methol, en referencia a los plantines de ensayo.
El Centro de Investigación Forestal implicó una inversión de alrededor de 5 millones de dólares y su construcción llevó 18 meses.
Luego de un proceso de evaluación, los clones validados –que suelen ser pocos– atraviesan la etapa de premultiplicación. Hasta este momento hay muy pocas muestras de cada clon y se necesita generar algunos miles de plantas madre para que, en la siguiente etapa, los clones puedan ser propagados masivamente en los viveros operacionales.
Por otro lado, el centro también desarrolla parte de su actividad en distintos laboratorios, como el de calidad de madera, donde se evalúa su densidad; o el de sanidad, donde se identifican las plagas o enfermedades que pueden causar daños en las plantaciones. Los plantines también se someten a inoculaciones, cuenta Methol: “Los nuevos clones se ponen en contacto con las enfermedades para que demuestren si son resistentes o susceptibles a esa enfermedad”. Así, se evita que los clones más susceptibles vayan al campo. El centro además cuenta con un laboratorio de semillas y polen y un laboratorio de cultivo de tejidos; otras estrategias de propagación de plantas en las etapas de pre multiplicación.
EFICACIA Y SUSTENTABILIDAD
El programa de mejoramiento genético evalúa centenares de potenciales clones anualmente –nuevos materiales genéticos–, un proceso que lleva alrededor de 10 años para cada clon por el ciclo de crecimiento del género eucalipto. Cada año se confirman de una a tres muestras, cuenta Methol. Y esto abre el camino hacia un eucalipto más fuerte.
La lógica empresarial detrás del programa de mejoramiento genético es lograr alcanzar una productividad más eficiente que, naturalmente, resulta también en sustentabilidad ambiental; se requiere menos área plantada para producir la misma cantidad de celulosa. Desde esta perspectiva, Methol asegura que “al ser un commodity, la competitividad económica de la materia prima es importante para tener esa sostenibilidad económica. Uno siempre tiene que estar a la vanguardia. Pasa a ser parte de las necesidades del negocio para empresas de tan alto porte porque apoya a la producción competitiva eficiente”.
Dentro de la región, algo similar podría encontrarse en Brasil, comenta.
Basta con imaginarse, por ejemplo, 100 hectáreas destinadas a árboles que crecen “poco y mal”, explica Methol. “No estás haciendo una producción eficiente y competitiva”. Si en esas mismas 100 hectáreas el material genético es de alta productividad, aumenta la cantidad de celulosa a menor costo.
PROTAGONISMO URUGUAYO
“Hoy es muy significativo para la empresa el peso relativo que tiene la producción de celulosa de eucalipto en Uruguay dentro de los negocios que desarrolla UPM a nivel mundial”, comenta Methol. Esa es una de las razones por las que UPM elige nuestro país para crear su primer centro de investigación forestal. Anualmente, UPM produce 1,3 millones de toneladas de celulosa, según se informa en su portal de Forestal Oriental. Cifra que va a aumentar significativamente a partir de que esté operativa su segunda planta de celulosa en el país.
Además, en comparación con otros géneros que se plantan en el hemisferio norte, el eucalipto permite capitalizar los trabajos de investigación de forma más rentable. En Finlandia, por ejemplo, los ciclos pueden llevar de 50 a 60 años. “Los beneficios económicos de la inversión los obtenés mucho más rápido acá porque en 10 años podés evaluar el proceso y resultado de la investigación al ser plantaciones de ciclos cortos y de mayor productividad”, explica Methol.
¿Y por qué Paysandú? Según dice el gerente, “es la locación natural”, porque el equipo de investigación y desarrollo ya se ubicaba allí, donde están las oficinas principales de UPM Forestal Oriental, que representan uno de los centros de las operaciones forestales. Además, el nuevo espacio facilitó la mudanza de las investigaciones, que tan solo tuvieron que cruzar la calle.
Sea cual sea la ubicación, que la empresa decida invertir en Uruguay para realizar investigación forestal presenta futuras oportunidades.
A nivel nacional Methol comenta que, ahora, existen mejores condiciones para desarrollar proyectos que se establecen periódicamente junto con la academia y otras instituciones. Por ejemplo, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) suele evaluar aspectos vinculados a temas de sanidad y fisiología. En cuanto al ámbito universitario, los estudiantes tienen la posibilidad de realizar la investigación de tesis en los invernaderos y laboratorios.
De todas formas, quizás la incidencia sea más directa a nivel del sector. “Es importante el impacto que pueda tener el uso de estos materiales genéticos más productivos para los productores asociados al programa de Fomento, no es solo la empresa que planta en el campo de su propiedad, sino que también se establecen forestaciones en campos de terceros. Hay centenares de productores agropecuarios que en sus campos tienen estos materiales genéticos de mayor productividad. El impacto se comparte con el ecosistema productivo”, destaca Methol.
El trabajo de investigación y desarrollo del Centro impactará positivamente en el sector forestal en su conjunto y también en la academia.
El camino hacia un eucalipto más fuerte es, a fin de cuentas, otro aporte en la generación de la actividad económica en el medio rural que se enmarca en las etapas iniciales de la cadena productiva. Methol enumera: “Arranca en la investigación, sigue en los viveros, luego en la silvicultura, cosecha, construcción de caminos, transporte de madera, producción de la planta, transporte de celulosa. Toda la cadena productiva es muy significativa para el país”.
“En la medida que, desde el inicio, contemos con materiales genéticos de alta productividad, calidad y eficiencia, toda esa cadena productiva adquiere un impacto bastante significativo a nivel nacional”.