lisOPINIÓN-Por Nicolás Lussich
Fundamentos sólidos

Más allá de la incertidumbre que genera la situación en Ucrania, los mercados de productos del campo siguen firmes, con una demanda sostenida que exige más producción. Los precios están en máximos históricos, en granos, carnes y otros productos.Cuando irrumpe un episodio imprevisto y grave como la invasión rusa de Ucrania, se suelen exagerar los efectos de corto plazo y subestimar los de largo plazo.

En efecto, los mercados reaccionaron de inmediato con fuertes subas en el precio de los productos y el dólar, mientras cayeron fuerte las bolsas. Al día siguiente, hubo rápidas correcciones en sentido inverso. La volatilidad está a la orden del día, con un conflicto que aún no se sabe cómo termina.

Pero si el presidente ruso Vladimir Putin se sale con la suya y logra controlar Ucrania, las consecuencias de mediano y largo plazo pueden ser profundas. Entre otras cosas, tomaría bajo su control la producción de granos ucraniana, que sumada a la rusa es una parte importante de la producción y exportación mundial de trigo (gráfica). Ni hablar de todo lo que tiene que ver con el sector energético y sus derivaciones en fertilizantes y agroquímicos.

La perspectiva de que Rusia gestione en bloque la producción granaria y la oferta energética propia y de Ucrania puede implicar un cambio importante, en especial si se considera que la política comercial rusa ha sido bastante discrecional. Tendremos mercados con más incertidumbres y factores geopolíticos en juego.

Más allá de esto, los fundamentos para los altos precios de los commodities parecen seguir firmes: la demanda de alimentos (en especial de China y el resto de Asia) sigue creciendo, y si bien la economía global podría tener este año un crecimiento más moderado al estimado previamente este año, los alimentos son claves y su consumo es prioridad en las grandes poblaciones.

Al mismo tiempo, la oferta enfrenta las limitaciones del clima, los límites ambientales (cada vez menos fronteras agrícolas y más regulaciones conservacionistas) y la presión de costos, que no hace sencillo aumentar la productividad de los cultivos y pasturas. De manera que granos y carnes siguen firmes.
Y otros rubros centrales del agronegocio uruguayo también muestran un escenario netamente alcista. En el sector forestal el precio de referencia regional de la celulosa de exportación está nuevamente en una trayectoria alcista. Luego de alcanzar un pico a mediados de 2021, cercano a los 650 U$S/ton FOB, el precio tuvo un cierto retroceso hacia fin de año. Pero a partir de este 2022 comenzó un nuevo ciclo de suba y las empresas exportadoras han hecho sucesivos aumentos en los precios de sus listas de venta a Europa y China, con precios que ya están cerca de los 700 U$S/ton.

Para la cadena forestal uruguaya es síntoma de que las proyecciones de demanda son firmes y los mercados están ávidos por celulosa, en particular por el aumento en la demanda de papel doméstico (higiénico, cocina, sanitario), aún con los vaivenes y dificultades que impuso la pandemia. Esta circunstancia también está impulsando la demanda de madera chipeada, con más negocios que se concretan para este año e incluso 2023.

En el sector lácteo el aumento en los precios internacionales también se está trasladando a la portera de los tambos. La leche en polvo entera subió a 4.500 U$S/ton en el mercado internacional (Global Dairy Trade), un máximo histórico. Los valores de exportación de Uruguay también están captando la tendencia y Conaprole definió esta semana una suba en el precio al productor que lo lleva a superar los 40 centavos de dólar por litro, un nuevo récord de los últimos años.

Es en este rubro donde las exportaciones de Uruguay a Rusia tienen -hoy por hoy- la mayor influencia, siendo ese país el principal comprador de manteca. La situación en Ucrania puede generar dificultades a corto plazo, pero no parece razonable pensar en un impacto persistente.

Más allá de esto, la demanda internacional por productos lácteos está firme y la oferta es acotada, entre otras cosas porque los costos suben y no es fácil hacer más leche para el suministro global. Los granos son la base de la producción en la UE y EEUU. -principales países productores y exportadores- y dadas las fuertes subas que han tenido en los últimos meses parece insostenible seguir produciendo leche a los mismos precios: habrá que pagarla más. Los tamberos uruguayos también tienen que vigilar los costos, pero la base pastoril de la producción lechera ofrece una interesante ventaja en este nuevo escenario, en la medida que resulta relativamente menos costosa que la producción a grano, siempre que llueva y se haga una buena gestión de los pastos.

Al respecto, hay que destacar los avances en tecnología forrajera que se han dado en los últimos años. Son de esas cosas que transcurren algo inadvertidas, por debajo del radar de los grandes titulares sobre la revolución científica, pero -atentos a este nuevo ciclo de encarecimiento de los alimentos- resultan de un valor enorme. Durante décadas los tamberos penaron por extender el ciclo de las praderas al menos hasta 4 años (casi siempre quedaban cortas). Las malezas y la fertilización limitaban la productividad y había que entrar de nuevo a labrar para hacer la nueva pastura que trajera más litros. Hoy la persistencia es mucho mayor y -lo que es más interesante- se han multiplicado las opciones forrajeras, que son en promedio mucho más productivas. Mejoramiento genético, biotecnología, agroquímicos y manejo, todos han hecho sustanciales aportes.

Números cruzados

Si bien todo tiene un bienvenido sesgo alcista, la gran volatilidad de precios y costos obliga a ser más precisos que nunca en los números y definir claramente las estrategias. Más todavía cuando todo sube. La excepción es el dólar, que saltó al día siguiente de la invasión a Ucrania, pero luego volvió a caer y está por debajo de su nivel de hace un año (gráfica), mientras los precios al consumo (medidos por IPC) subieron 8%. La debilidad del dólar difícilmente se altere por el conflicto en Ucrania. El aumento en los precios globales -en especial del petróleo- pueden afectar seriamente a la economía global y -en ese contexto- la Reserva Federal de EEUU (su banco central) seguramente será aún más cautelosa en la secuencia de subas de la tasa de interés. Se dará, pero seguramente no de manera tan firme como para un drástico fortalecimiento del dólar.

A mediano plazo

En la medida que los agronegocios del Uruguay tienen una directa dependencia del contexto global, la crisis de Ucrania es un asunto insoslayable, que vale la pena analizar mirando el proceso de largo plazo. Entre otras cosas, parece un claro síntoma de la paulatina debilidad que ha exhibido Occidente (Europa + EEUU) en los últimos años. Lo cual ha aprovechado China, con virtudes y potencia propia, y ahora Rusia, con una dura reacción contra la OTAN.

Un análisis reciente de la publicación especializada Foreign Affairs, señalaba que esta debilidad es percibida estratégicamente por dichas potencias, en especial China. Identifican algunos mojones históricos de esa debilidad: la crisis hipotecaria-financiera de 2007-2008, el Brexit, la elección de Trump y la deficiente gestión de la pandemia en EEUU. El enfoque es discutible, pero parece claro que Putin también aprovechó esa debilidad, reaccionando duramente ante lo que fue la paulatina expansión de la OTAN luego de la caída del bloque soviético.

Para Uruguay -a su escala- todo este movimiento agrega nuevos desafíos para establecer una estrategia de inserción internacional. Con el Mercosur moribundo, y EEUU y la UE sin ofrecer avances, es difícil ver nuevos espacios comerciales. La iniciativa de abrir negociaciones con el TPP, países de Golfo y Turquía es positiva; pero hoy estamos cada vez más dependientes de China -en especial en el sector cárnico- y un acuerdo comercial con el gigante asiático parece imprescindible. Si el Mercosur acompaña, mejor, aunque es muy difícil.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 28 Febrero 2022