forestacionPor qué el sociólogo Pena habla de la mentira laboral de la forestación en Uruguay

Del año 2007 al 2019 existen 500.000 hectáreas más forestadas, sin embargo, en todo el encadenamiento forestal (desde la plantación a la producción de celulosa de UPM 1 y Montes del Plata) se han perdido 3.000 mil puestos de trabajo. De ello trata la primera parte de la entrevista que EL ECO realizó con Daniel Pena.

Daniel Pena es sociólogo y trabaja en la Facultad de Ciencias Sociales (la Udelar) y hace tres años que comenzó un estudio sobre los impactos que tuvieron a nivel territorial las plantas de UPM 1 y Montes del Plata.
A estos estudios los realizaba junto a la educadora popular Soledad Recoba en el 2019, “fuimos estudiando los impactos que tienen, tanto en el proceso de la construcción como después; cuestiones sociales, ambientales, desigualdad, y ahí nos fuimos encontrando con algunos nudos sobre debates públicos de la forestación y la producción de celulosa. Y uno tiene que ver fuertemente con el empleo”, señaló Daniel Pena.

Fray Bentos (1): “preferimos morir contaminados que morir de hambre”
El sociólogo dijo que existe un discurso oficial que afirma que el encadenamiento productivo forestal que termina en la celulosa procesada genera mucho empleo y por eso, de alguna manera, hay que regular las disposiciones ambientales, pero generando una dicotomía de trabajo vs ambiente. O como se decía en Fray Bentos cuando se estaba instalando Botnia (hoy UPM 1) “preferimos morir contaminados que morir de hambre”.
Eso que es una falsa dicotomía porque a la larga una destrucción del ambiente es también una destrucción de las fuentes de trabajo, “a corto plazo ya podemos ver los efectos que está teniendo este modelo productivo por su propia forma de funcionamiento”.
En sus estudios los sociólogos trascendieron a las plantas de celulosa e hicieron un informe público que lo pueden encontrar haciendo solamente un clik, que se llama “Impacto Sociales y Culturales de las Plantas de Celulosa de Fray Bentos y Conchillas”. Pero siguieron analizando y más profundamente al punto de estadísticas empleo.
 
Fray Bentos (2): la mentira de la baja del desempleo
Daniel Pena dijo a EL ECO que “desde los primeros estudios ya teníamos algunas pistas porque en Fray Bentos la construcción de la planta no había generado mejoras a nivel de desempleo, en relación a otras ciudades del interior. Todas las ciudades habían tenido una disminución en los años 2009 al 2013, pero Fray Bentos no se destacaba como una ciudad que hubiera disminuido particularmente. Y en ese período incluso aumentó el desempleo en jóvenes. Esa fue una primera pista”.
Una segunda pista fue que existe un registro público en el BPS de trabajadores por sector. Y a ese registro la Dirección Forestal lo hace público en forma anual. “Ahí lo que vemos es que nunca el empleo se había disparado, nunca había crecido como estas empresas planteaban o como muchos políticos lo decían. Como por ejemplo que Botnia o UPM 1 iba a generar ocho mil puestos de trabajo y Montes del Plata iba a generar seis mil puestos de trabajo. Eso en los registros del BPS no se ve. Se aprecia un pequeño crecimiento en la cantidad de personas que trabajan en el encadenamiento forestal, pero muy leve y además ese crecimiento tiene más que ver con la formalización con que efectivamente se generen más puestos de trabajo”.
¿Qué otros datos?
En la búsqueda de la realidad más allá de los titulares, los sociólogos buscaban a qué otros datos podían acceder. “Porque estas empresas generan sus propios datos que los entregan a las consultorías, pero que no son de acceso público ni verificables científicamente y ningún cientista social puede manejar esa información”.
“Entonces nos remitimos a los datos de la Encuesta Continua de Hogares, que es un muestreo aleatorio a nivel del país, que puede tener alguna fragilidad pero es estable y es lo que se usa a nivel nacional porque el último censo que tenemos es del año 2011”, afirmó.
Entonces analizando la información de la Encuesta Continua de Hogares, desde el año 2006 hasta el 2019, en realidad lo que se ve es que los puestos de trabajo se mantienen estables o van disminuyendo. Desde 2007 a 2019 se pierden 3000 puestos de trabajo en todo el encadenamiento productivo a nivel de todo el país, que implica la forestación con toda la cadena; viveros, plantaciones, etcétera, y las dos modalidades de producción: la química que es básicamente celulosa y la mecánica que son los aserraderos. “Entonces ese discurso que las plantas de producción de celulosa y la forestación generen puestos de trabajo no se verifica. Al contrario”. 

Va tomando más tierras
Desde 2007 a 2019, pasaron de 800.000 a 1.300.000 hectáreas ocupadas por el accionar de lo forestal. En ese medio millón más de hectáreas no se generan más puestos de trabajo sino que se van perdiendo por el propio funcionamiento del encadenamiento y además sustituye otros modelos productivos. Porque donde hoy están forestadas ese medio millón hectáreas nuevas, antes había otras personas trabajando en otros rubros como lechería, ganadería, agricultura. Entonces no sólo no genera nuevos puestos de trabajo sino que reemplaza a otras personas que estaban trabajando en ese lugar, con otros rubros, que tenían sus propias historias, sus propios procesos.
“Ante ello comenzamos a preocuparnos un poco más por el tema y ahora comenzamos a focalizarnos en los impactos que afecta al productor familiar, al granjero, al pequeño productor lechero, ganadero, agrícola, que se ve rodeado por la forestación, nunca es expulsado directamente por las empresas forestales como en otros países de América donde las empresas usan otras herramientas (en Paraguay, Argentina, Bolivia, Chile expulsan a los pequeños productores o etnias ocupantes históricos de las tierras a disparos de bala, prendiéndole fuego al lugar o con mecanismos legales como por ejemplo con grupos de abogados que generan documentos de propiedad de tierras). En Uruguay se corre por las buenas del mercado y con mecanismos de la economía, se encarecen las producciones y se va fragilizando al bloque familiar”.
Porque a un productor cuando está rodeado por la forestación se le encarece y se le dificulta su producción: se queda sin agua, aparecen nuevas plagas o aparecen las históricas pero con mucho más intensidad, como los jabalís, los caranchos, las garrapatas. “Y además el arrendamiento para pastoreo se hace mucho más caro, más difícil, porque estas empresas manejan un volumen de dinero muy importante y con ello suben el arrendamiento de los campos”.
Además se pierde la trama social de los saberes de los oficios. “¿Por ejemplo, productores de San José y Florida están teniendo problemas para conseguir esquiladores, por qué? Porque los esquiladores se van quedando sin trabajo, y entonces para el productor que tiene cien ovejas, le implica mucho más costoso conseguir un esquilador, porque tiene que venir de otros departamentos”.
(Continúa en la próxima edición).

EL ECO DIGITAL -Colonia - URUGUAY -25 Febrero 2022