paganinoENTREVISTA AL MINISTRO OMAR PAGANINI
La apuesta de Uruguay por el hidrógeno verde y combustibles alternativos, ¿Ancap tendrá el monopolio?

El ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini habló en entrevista con El País sobre la apuesta de Uruguay al hidrógeno verde y combustibles alternativos, el rol de Ancap, la ley y más.El gobierno quiere apostar al hidrógeno verde como parte de la segunda transformación energética.

El país tiene las condiciones para producirlo: ha desarrollado producción eléctrica en base a fuentes renovables (eólica y biomasa principalmente) y cuenta con agua en abundancia. La estrategia pasa por interesar privados para que realicen proyectos en tierra y en la plataforma marítima para producir hidrógeno verde y combustibles alternativos. En ese sentido, el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini encabezó una delegación que visitó varios países de Europa para presentar el caso uruguayo. Lo que sigue es la entrevista que Paganini mantuvo con El País respecto de esta apuesta.

¿Por qué el gobierno apuesta al desarrollo de hidrógeno verde?

-El hidrógeno verde es el producido por energías renovables. Después está el hidrógeno gris que es el que puede ser producido por petróleo o gas y el hidrógeno azul que es con gas natural. El hidrógeno más atractivo para descarbonizar la matriz y llegar a cero emisiones netas (de carbono) en el 2050, es el verde. Para Uruguay es el único posible, porque Uruguay –si bien algo de hidrógeno se produce en la refinería y se puede usar para alguna prueba- no tiene petróleo ni tiene gas. Entonces, el hidrógeno verde es una oportunidad y Uruguay está muy bien posicionado por su transformación eléctrica primero, para decirle al mundo que puede estar en esta segunda transformación energética.


¿En qué contexto se enmarca este viaje por Europa para impulsar el hidrógeno verde en Uruguay?

-La gira se enmarca en la conciencia a nivel de gobierno que pospandemia el mundo está comenzando a abrirse, a acelerarse y a generar nuevas oportunidades, que Uruguay tiene que aprovechar esas oportunidades, que las oportunidades son en varios temas: la transformación digital, la economía verde, la industria del entretenimiento, las biociencias en general. En este caso, relacionado con la economía verde, estamos viendo como algunos países están impulsando fuertemente una segunda transformación energética que está orientada a aquellos sectores donde la energía renovable todavía no llegó. Esos sectores son el transporte de larga distancia y de carga y la industria. Ahí, la forma de reemplazar a los combustibles fósiles (al gas, al petróleo y al carbón) se está viendo que es por el lado del hidrógeno verde. Entonces, dado que hay una ebullición de un conjunto de decisiones que Europa está anunciando que está por tomar y distintas posibilidades de participar en esa movida, es que se desarrolló una misión oficial acompañada de un sector industrial, para tomar contacto con autoridades y con empresas en algunas zonas de Europa que están más avanzadas o más definidas en impulsar el hidrógeno verde.

-¿Qué se planteó en la gira?

-Lo primero que hicimos fue presentar el caso Uruguay al gobierno alemán en Berlín, al gobierno de los Länder (estados) en Alemania en el caso de Hamburgo, fuimos a los Países Bajos, a París y después una breve pasada por Roma para hablar con alguna empresa en particular. Entonces, por un lado se presentaba el caso de Uruguay y por qué creemos que es atractivo para desarrollar el hidrógeno verde y por otro lado se recibía también las opiniones de los jerarcas de cómo están viendo ellos que van a impulsar el hidrógeno verde y de alguna de las empresas que pueden estar interesadas en participar, se interactúa con ellos tanto a nivel de gobierno como de algunos de los empresarios -que tuvieron reuniones bilaterales- para estructurar proyectos en hidrógeno verde. En paralelo, Uruguay está con su estrategia H2U que es el hidrógeno verde uruguayo que ya tiene avanzado una hoja de ruta de por dónde creemos que va a ir el desarrollo y en ese sentido, también recibíamos inquietudes concretas sobre las oportunidades que vemos que hay.

-¿Cuál es esa estrategia?

-La estrategia que estamos viendo y cómo está viendo el mundo el hidrógeno verde, diría que las necesidades que tiene el mundo de descarbonizarse requerirían mucha energía renovable, proyectos de escala importante. Esos proyectos, tal vez en Uruguay no son viables, si no son por lo menos parcialmente exportadores. Entonces, entrar en esto es necesariamente entrar en un proyecto exportador de hidrógeno verde, no es un proyecto para consumo interno. En paralelo, sin embargo, hay que estar “en la pomada” del hidrógeno verde y para eso estamos haciendo algunos proyectos piloto que nos permitan aprender sobre el hidrógeno y mostrarle al mundo que estamos comprometidos con el hidrógeno y ya de paso empezar a descarbonizar también nuestro transporte de larga distancia y transporte de carga. Entonces, hay un piloto concreto que se va a licitar a principios del 2022 con apoyos de fondos públicos, pero sobre todo con un socio privado que será el adjudicatario y que se ocupará de desarrollar el negocio y vender, porque está orientado al transporte, el servicio de transporte con hidrógeno. Ese proyecto no es grande, es un proyecto bien pequeño, pero nos posiciona en el mundo y de hecho lo que hay hoy en el mundo funcionando son proyectos de ese tamaño. Es un llamador.

-Con eso se buscan otro tipo de proyectos.

-Lo que sí vemos que viene enseguida, y ya hay intereses concretos y alguno de ellos nos lo presentaron en Alemania en particular, son proyectos de bastante porte, de tamaño exportador netamente y bastante grandes para lo que es nuestro país, con combustibles alternativos. Es decir, se usa el hidrógeno verde para luego en un proceso químico producir un combustible alternativo, que son combustibles que se pueden usar en los motores que hoy existen -o con modificaciones leves- y en sectores específicos como el transporte marítimo y el transporte aéreo. Esos sectores, que son muy importantes como generadores de emisiones, se pueden descarbonizar y además están concentrados en pocas compañías. La estrategia va por apuntar a estos combustibles alternativos como primer fase, porque además son fáciles de transportar, pueden ir en un tanquero común, mientras el hidrógeno todavía tiene que desarrollar una estructura propia mucho más compleja.

Estos proyectos son la segunda fase, que cuando antes podamos empezarla, mejor y son para los cuales los instrumentos de fomento europeos están empezando a ponerse en funcionamiento ya en pocos meses. Uno puede presentar un proyecto de este tipo al gobierno alemán que te garantiza la compra del combustible alternativo por un montón de años y con eso financiar el desarrollo. Esperamos que eso sí sea lo que pueda pasar en el corto plazo en términos de años. Eso después el mundo va a ir desarrollando mercado, y el mercado se irá sofisticando y habrá mayor inversión y habrá que crecer. Pero esta es la fase que estamos yendo a buscar ahora.

¿Y qué resultados tuvo?

-Tuvimos como buena noticia que empresas escandinavas y alemanas nos presentaron proyectos concretos, ya estudiados en Uruguay en forma de anteproyecto, que pueden concretarse en los próximos meses, años. Ese es el primer paso. Después el mundo está pensando en mega proyectos, esos sí 100% orientados a la exportación, y vendrán más adelante y capaz que demoran 10 o 12 años. Pero, pensamos que Uruguay tiene que estar en esta movida del hidrógeno verde porque tenemos la energía renovable, tenemos la estabilidad jurídica y la trayectoria de buen cumplidor de contratos, como para atraer inversiones que son de largo plazo como estas, que no son “inversiones golondrina” digamos. Tenemos agua en abundancia, el hidrógeno se produce con electricidad y agua. Una cosa que puede preocupar en Europa es en qué condiciones uno puede afectar el medioambiente, y en el caso uruguayo no lo afectaría. Y tenemos otra cosa, que es que tenemos mucha biomasa. Se produce electricidad con biomasa en las plantas de celulosa y se produce en algunas otras plantas, que son un buen elemento para aportar para lo que se precisa para el combustible alternativo que es el anhídrido carbónico de la chimenea. Entonces, combinando este tipo de cosas, uno puede hacer metanol por ejemplo, es un tipo de proyecto viable en Uruguay. El metanol es un alcohol combustible, que se puede utilizar para reemplazar combustibles fósiles, sobre todo en barcos. Incluso Uruguay tiene la capacidad de ser proveedor para barcos que anden en la región. Todo eso es una industria que se viene. También se puede hacer amoníaco. El amoníaco es combinar hidrógeno con nitrógeno que se saca del aire, y el amoníaco sirve para la industria como combustible y también sirve para hacer fertilizante verde. Eso con el tiempo va a ser un reemplazo importante de los fertilizantes que acá en la región se consumen. Entonces, todo esto puede generar un ecosistema económico en el mediano y largo plazo, no hay que pensar que esto termina en 2024, si no que empieza a moverse una rueda que más adelante será mayor, pero es la segunda transformación energética. Como en Europa esto está muy en boga y está muy en la agenda de la Unión Europea y en algunos de los países líderes de la UE, era interesante tomar contacto de primera mano, contar el caso uruguayo, promoverlo, hacerlo conocer. No somos tan conocidos a veces de que podemos tener este tipo de posibilidades, aprovechar las ventajas comparativas que tenemos para que realmente alguno de estos proyectos venga. Lo mismo están haciendo otros países. Nos encontramos con un ministro de Colombia, nos encontramos con un director de Energía de Chile. En el fondo, atrás de esta oportunidad, hay que moverse porque hay muchos interesados.

-¿De qué montos de inversión serían estos proyectos?

-Los proyectos medianos, para Uruguay son proyectos grandes, de más de US$ 100 millones. Incluyen generación de electricidad renovable, que es bastante más que los excedentes que tenemos hoy, e incluye una planta química, un electrolizador –que es el aparato que produce el hidrógeno-. Son proyectos relevantes para nuestro país, que ojalá podamos concretarlos porque generarían inversión, dinamizarían la economía, etc.

-¿Es necesario actualizar el marco jurídico de Uruguay para este tipo de proyectos?

-Hay dos niveles de temas ahí. El primero es que siempre va a haber que hacer aspectos regulatorios vinculados con la parte técnica. Es decir, la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) tiene que definir cómo se maneja el hidrógeno, cómo se manejan estos combustibles alternativos en normas de seguridad, en normas de medición de calidad, en toda una actualización que va a llevar también un trabajo para lo cual el proyecto piloto también es importante porque permite hacer los primeros pasos en esa dirección. Hay que acercar también a la academia a estos proyectos piloto para formar personas e investigación en torno a eso. Por eso en el proyecto que estamos en alianza con UTE y Ancap queremos acercar a las universidades. Siempre hay un trabajo para hacer desde el punto de vista técnico, de seguridad, etc. Después también hay un trabajo para hacer en términos de competencia, que el hidrógeno es competencia de la Ursea por ejemplo, se definió ahora en la Rendición de Cuentas. Desde el punto de vista de la regla de los mercados, no, no habría mucho para hacer. Sí hay que definir el paquete de incentivos que puede ir para estos proyectos, que no es muy diferente que el paquete de incentivos que ya existe en la ley de Inversiones y en la Comap, pero hay que ser explícito en que incluyan los proyectos de hidrógeno, ese tipo de ajuste que no son temas mayores.

-¿Es necesario un esquema inicial de incentivos fiscales para atraer este tipo de proyectos?

-Es importante sí, es importante. Además también hay condiciones de costo país que influyen, porque vamos a terminar compitiendo con otros países que tienen en algunas condiciones cosas mejores. Por ejemplo, la Patagonia tiene mucho más viento y se quiere posicionar como el lugar natural para estar porque además no tiene problemas de densidad de población. Lo mismo puede suceder con los países árabes. También es verdad que tenemos ventajas respecto a ellos en algunas cosas. Tenemos agua que los países árabes no tienen y la tienen que producir desalinizando el agua salada lo que genera otros costos. Pero, hay que generar incentivos para atraer a los proyectos, sin ninguna duda.

-Pero no serían diferentes a los que ya existen para las inversiones.

-No, no, mínimamente algún ajuste para dejar claro que el hidrógeno entra dentro de lo que son proyectos de tecnología digamos.

-Ancap presentó un proyecto para licitar varios bloques en la plataforma offshore uruguaya. ¿Cómo se enmarca dentro de este esquema?

-Esos proyectos también están dentro del esquema. En todos los casos estamos hablando de inversión privada. Salvo en el caso del piloto pequeño donde va a haber un apoyo económico del Estado, en lo demás es inversión privada, aún en los de Ancap. Lo que está haciendo Ancap es, como ya tiene mucho know how acumulado sobre la plataforma submarina uruguaya, cómo es nuestra costa, porque se hizo todo ese trabajo previamente para la eventual exploración de petróleo, aportar esa información y asociarse de alguna manera en proyectos offshore. La energía eólica offshore tiene muchas ventajas respecto de la onshore pero todavía es mucho más cara. Entonces, es otra posibilidad. Cuando el hidrógeno agarre porte y vuelo, probablemente el offshore también sea una alternativa y esto que hace Ancap es hacer un llamado a empresas que estén interesadas en hacer un proyecto en determinado bloque, nos parece que es una pata más del H2U.

-Es complementario.

-Es complementario, pero es probable que demore un poco más el tema offshore en desarrollarse que el onshore, porque es más caro.

-Una pregunta que se puede hacer un inversor, ¿Ancap también va a tener el monopolio en el hidrógeno verde?

-No, no, no, por eso hablo de proyectos privados. No existe el monopolio en estas áreas. Además en algún caso van a fabricar metanol, los alcoholes no están bajo monopolio, el amoníaco tampoco. No hay un régimen de monopolio previsto para esto.

-Con esta transición energética, los cambios que se vienen en Europa en cuanto a la descarbonización, ¿cuál va a ser el rol de Ancap en el futuro?

-Es una pregunta muy compleja. La transición energética va a llevar tiempo y mientras tanto vamos a seguir necesitando combustibles líquidos y una refinería. Además, si miramos la región la necesidad de refinado es bastante más que la capacidad instalada de refinerías que hay. Así que creemos que el negocio de refinado tiene muchos años por delante todavía, lo cual no obsta para que Ancap empiece a pensar en alternativas que tienen más que ver con la química. Así como durante los 90 y 2000 fuimos hacia la electricidad, ahora la electricidad está yendo hacia la química y Ancap tiene ciertas capacidades en lo químico, básicamente es su principal metier. Así que en esto de generar combustibles alternativos y demás, podrá tener sus propios planes, lo que no va a ser es monopolio.

Diario EL PAIS -Montevideo - URUGUAY - 21 Noviembre 2021