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Un año y medio terrible para la clase trabajadora.

Y todavía alguno pregunta: ¿por qué convocan a un paro general?. Repasemos los datos de nuestra economía a un año y medio de gobierno, en lo que se refiere a los trabajadores.

por Daniel Olesker

Salarios

Empecemos por los temas de salario.

De arranque se propuso un ajuste a la baja de los salarios públicos y privados (en estos últimos del orden de 4,3% en el famoso año puente).

Y luego se propone a algunos sectores privados recuperar (sin total certeza) el 40% de los perdidos en un año, en dos años. No cierran las cuentas, no.

A otros sectores, los de las microempresas, les proponen recuperar 25% del total perdido en los próximos dos años.

Y a los que les fue mal les vuelven a bajar el salario real otro año más.

Y obvio, no se podría esperar otra cosa de este gobierno alineado al sector empresarial concentrado, a los que les fue bien los ubica en el mismo grupo de los que les fue menos mal y, como dije, solo recuperarán 40% de lo perdido en los próximos dos años, mientras la tasa de ganancia sigue creciendo.

En el caso de los públicos aún no se ha anunciado formalmente, pero se dice que se les dará 1% de recuperación en el 2022, o sea, igual que los privados, una pequeña parte de lo perdido.

Empleo

Sigamos con el empleo.

El gobierno ha dicho que ajusta los salarios a la baja porque prioriza el empleo.

Ya hemos demostrado hasta el cansancio que no hay tal correlación. Que la caída de salarios no asegura el empleo; y menos aún cuando en los convenios de rebaja salarial el gobierno y las empresas se negaron a incluir cláusulas de estabilidad laboral.

Solo hay garantías al empleo si se ponen en marcha políticas activas que estimulan a crearlo. En este año y medio solo existió una política activa que fue la de otorgar un subsidio a las empresas que retomaran trabajadores en seguro de paro. Pero con ello no alcanzó. Ahora mandaron al Parlamento una ley de promoción del empleo de jóvenes, personas con discapacidad, que es un refrito de normas ya existentes y con financiamiento ya adjudicado desde antes.

O sea, sobre el empleo, nada.

Y para culminar digamos que la inversión pública fue el componente que más bajó en el año 2020 según muestra la rendición de cuentas, en un orden del 14%. Y la inversión pública es un gran generador de empleo.

El gasto público social

Vayamos ahora al gasto social, que es un componente central de la calidad de vida de la clase trabajadora y sus familias. Otra vez vamos a la rendición de cuentas y nos dice que en 2020 el gasto público social se redujo.

Bajaron las asignaciones presupuestales de la ANEP y de la Udelar, bajo el gasto de los servicios de salud del Estado (ASSE), bajaron los gastos de INAU y sobre todo en 2 mil millones de pesos bajó el gasto del Fondo nacional de Vivienda (Fonavi).

Por lo tanto, además de las pérdidas salariales y las incertidumbres enormes en la creación de empleo, las familias trabajadoras van a tener un fuerte impacto en el acceso a la vivienda (por ejemplo, los sorteos para cooperativas se han reducido a la mitad y bajó el gasto de viviendas para jubilados y de Mevir), en las condiciones de aprendizaje en la educación y en la atención en el sistema de salud.

Las consecuencias

A esta situación dramática en 2020 y lo que va de 2021, se suma entonces que la rendición de cuentas no toma en cuenta la realidad, no es una rendición con sensibilidad social y define prácticamente un incremento nulo de recursos para 2022, año siguiente a su aprobación.

Debemos agregar dos ingredientes más de impacto al drama social que hoy vive Uruguay, fruto de la política de clase de la coalición de derecha: primero, que la caída de salarios va a acarrear nuevas caídas de jubilaciones y seguramente en 2022 superior a la de 2021.

Segundo, que si la masa salarial y de jubilaciones es menor, habrá menos consumo interno. Y si hay menos consumo interno, decenas de miles de pequeñas y medianas empresas que viven de dicho mercado tendrán problemas.

Y acá volvemos al empleo. Las empresas de menos de 20 ocupados son el 50% del empleo en Uruguay; y si sumamos las empresas hasta 100 ocupados son el 67% del empleo.

Por lo tanto nos enfrentamos a un círculo vicioso entre:

Menos salarios ——- menos jubilaciones —— menos ventas en el mercado interno —— menos empleo y nuevamente menos salarios, y así sucesivamente.

Y el Estado ausente con menos gasto social y menos inversión pública agravando el círculo vicioso.

Estado ausente que además tiende a ausentarse cada vez más.

Entrega las llaves del puerto a una transnacional belga, desregula servicios de comunicación, debilita la empresa de combustibles, entre otras empresas públicas de las que se desentiende. Y allí también propone menos inversión pública.

Por este diagnóstico, que denominamos de tragedia socioeconómica y laboral, es que tiene todos los fundamentos la convocatoria de la central sindical a un paro general el 15 de setiembre,

Y no se entiende quienes preguntan desde los medios, o desde las redes, o desde donde sea, por qué convocan (basta leer este nota); no se entiende los que siguen con aquella cantinela que hay otras medidas posibles, después de haber transitado muchos caminos de negociación en este año y medio pero que terminaron en esta tragedia; no se entiende a quienes les preguntan a los dirigentes sindicales por qué cuestionan la política económica o la LUC, o lo que fuera, y no le hacen la misma pregunta a las gremiales empresariales que defienden el presupuesto, que defienden la LUC y que quieren una política salarial aún más ventajosa para sus intereses.

Sin duda, un año y medio terrible para la clase trabajadora.

MONTEVIDEO PORTAL -Montevideo - URUGUAY - 31 Agosto 2021