Adrián PeñaENTREVISTA
Adrián Peña: "El Partido Colorado es la fuerza más progresista de la coalición"

El ministro de Ambiente dijo que las inversiones más grandes del período surgen de su cartera y señaló que en Canelones la oposición dio una “señal positiva” al impedir que saliera otro fideicomiso "como chorizo".Todo parece casero en el piso 6 de la Torre Ejecutiva. Un cartel improvisado en una hoja A4, pegado en una pared, avisa que en un rincón con vista al Teatro Solís funciona de forma provisoria el despacho del ministro de Ambiente, Adrián Peña.

Mientras ultima los detalles de su mudanza a un edificio al otro lado de la plaza Independencia, el jerarca aprovecha los lujos de compartir el edificio con el presidente y su equipo. Y da algunos ejemplos, como la vez en la que discutía con empresarios acerca de una propuesta para extender el saneamiento en todo el interior, y luego subió al 11 a contarle a Lacalle Pou, que se entusiasmó con el proyecto. “Ahora seguramente sea la inversión más grande del período”, dice Peña, orgulloso.

La cercanía con el piso 11 no es solo una cuestión de vecindad. Desde la salida del excanciller Ernesto Talvi y su desembarco en el flamante ministerio creado por la LUC, Peña –quien ya ejercía como principal operador político de Ciudadanos– afianzó su rol de liderazgo en el sector mayoritario en un Partido Colorado que busca su lugar en la coalición entre la presencia apabullante del Partido Nacional y el perfil díscolo de Cabildo Abierto. A continuación, un resumen de la entrevista que mantuvo con El Observador.

Esta semana tuvo gran protagonismo en la negativa de votarle el fideicomiso a la Intendencia de Canelones. ¿Cuáles fueron las razones?
En Canelones nos acostumbramos a que se los saca como chorizos a los fideicomisos, pero son mecanismos excepcionales. Este hubiese sido el décimo fideicomiso. Durante toda la gestión frenteamplista en Montevideo ha habido solo un fideicomiso, por US$ 90 millones. Hubo uno en Salto durante la transición entre el Partido Colorado y el Frente Amplio, para pagar los sueldos, y también uno en Florida. No sé si hubo otro. La excepcionalidad la ha tenido Canelones. Lo primero que debería hacer el FA es agradecer que todo este tiempo ha encontrado una oposición receptiva a consentir un endeudamiento más allá del período. Nosotros acompañamos hace cinco años, con la única condición de que hubiera una comisión de seguimiento, y no se cumplió con la totalidad de las obras. Tampoco hay certeza de que el 100% de los dineros haya ido a las obras. Ahora resulta que no hay plata, y otra vez son US$ 80 millones a veinte años. Eso lógicamente lleva a un análisis político. Se habla de que hubo incidencia. Claro, es un tema político y la definición fue política: hasta aquí te ayudamos; en esta oportunidad, primero ajustate, ordená la gestión, que la intendencia ya recauda mucho y a algún lado van los recursos. Ha habido una respuesta destemplada por parte de (el intendente de Canelones) Yamandú Orsi, pero esto es lo más común del mundo. Lo excepcional es que un fideicomiso salga, no que no se vote.

Lo de las “presiones” lo dice, por ejemplo, el dirigente Heber Duque (Batllistas), que acusó a Ciudadanos y a Presidencia de haber sacado “los tanques de guerra” para evitar el voto afirmativo. ¿Qué opina de esas declaraciones?
Fue una definición política, que no siempre son por unanimidad. En este caso había un edil que quería votar, y un partido que resolvió por mayoría no votar. Eso podía haber sido resolución del Comité Departamental o como postura en el Comité Ejecutivo Nacional. No se llegó a tomar una resolución formal porque (Julio María) Sanguinetti, líder del sector, se comprometió y le dijo a su edil que no votara. Lo hizo ante la presión nuestra, pero presión política en el sentido de trabajo político y de mayorías. Son cosas que siempre se discuten: cómo nos definimos y nos paramos ante distintos temas. Como mayoría en el partido queríamos que se siguiera esa línea y lo hicimos valer en el Ejecutivo nacional. Y la mayoría no era solo Ciudadanos. Era Tercera Vía y la Lista 15. Hasta los propios suplentes del edil estaban en desacuerdo.

¿No hay una contradicción con la premisa de que de esto se sale con obra pública?
¿Pero quién puede estar en contra de la inversión pública? El punto es a costa de qué. No nos podemos seguir endeudando de forma indefinida, porque hay un mañana. Acá la intendencia tiene casi US$ 400 millones comprometidos solo por concepto de fideicomiso hasta 2039. Eso es lo que hay que evaluar. Es como en la casa de uno: no te podés endeudar de manera indefinida todo el tiempo. Y no es que no vayas a hacer cosas buenas con la guita.

Este rechazo en bloque coincide con el inicio de un proyecto alternativo en Canelones con la coalición. ¿Es una demostración de fuerzas coordinadas?
Comenzamos a construir un camino en conjunto. Hay una decisión de presentarnos como coalición en Canelones. Es un ejercicio que estamos comenzando y esto puede ser una primera señal positiva en el sentido de que la oposición en Canelones comienza a dar pasos en conjunto.

¿Qué evaluación hace de la gestión de Orsi?
No la creo buena. Hasta ahora quizá no se había puesto en valor ni analizado estas cosas. Como dice esa frase que se le adjudica a Cataldi, la gente no vota balances. Ahora, si la gente votara balances, en ningún caso votaría al Frente Amplio en Canelones. La deuda es importante y eso demuestra mala gestión. Si hoy llegamos a un punto en el que no hay plata para hacer obras es porque hay plata que está donde no tiene que estar. Yamandú tiene la oportunidad de repensar su esquema y nosotros siempre vamos a estar dispuestos para colaborar.

¿Hubo, por parte de la coalición, una voluntad de poner a prueba el liderazgo de Orsi, tanto en Canelones como en lo nacional?
No creo que pase por ahí. La realidad es que Canelones y Yamandú tuvieron muchas oportunidades. Vino con un paquete armado por el Frente Amplio, cuando necesitaba votos que trascendieran al FA. En ese armado obvió algunas cosas y el proyecto que presentó era bastante desprolijo.

¿Cuánto cambia el escenario político con el referéndum contra la LUC?
Era un escenario posible. Ahora el desafío será poder demostrarle a la gente que la LUC es una buena herramienta. La idea es generar un ámbito de coordinación de la coalición, tanto de la estrategia como de la bajada táctica de una eventual campaña. Para la coalición es también una oportunidad para ver las cosas importantes: el porqué estamos detrás de este proyecto y qué es lo que queremos cambiar.

Un informe de intención de voto de Opción marcaba en mayo un crecimiento del Partido Nacional dentro de la coalición y ubicaba al Partido Colorado y Cabildo Abierto en 6% para cada uno. ¿Cómo ve ese panorama?
Ahí veo la oportunidad. Nosotros, sin un candidato claro, estamos igual que Cabildo. O sea que cuando eso aparezca, y va a aparecer, lo único que nos queda es crecer. Si hoy, sin liderazgo claro y sin candidatos a la vista, marcamos lo que marcamos, lo que viene es oportunidad de crecimiento.

Pero ese “marcamos lo que marcamos” es prácticamente nada.
Es lo que marcábamos hace cinco años, o un poco más.

Hace cinco años, con esos registros, se hablaba poco menos que de la extinción del partido.
Y obtuvimos el 13% de los votos. Hay que poner en contexto la encuesta. Estamos muy lejos y no existen liderazgos claros ni candidatos claros. Parece natural que, al liderar la coalición, el Partido Nacional tenga una identificación con el gobierno. A medida que vayamos avanzando, esos matices se van a ir viendo. El Partido Colorado, siendo parte del gobierno, tiene un montón de actores que están en primera línea, y de ahí pueden surgir nuevos liderazgos. El escenario es mucho más amplio que el que teníamos antes. Llevamos poco más de un año de gobierno y todavía puede haber recambios en los cuadros de gobierno, de los cuales emerjan posibles candidatos. Hay mucha gente nueva y a mí eso me entusiasma mucho.

El Partido Nacional tiene una marca fuerte asociada al gobierno y al presidente. Cabildo Abierto tiene un liderazgo muy claro y es quien más marca perfil en la coalición. El Partido Colorado está sin liderazgos claros y además con un perfil con escaso desmarque. ¿Qué tiene entonces para ofrecerle al votante que hoy está satisfecho con la gestión de Lacalle Pou, que no le ofrezcan el Partido Nacional o Cabildo Abierto?
Lo primero, que es el socio más confiable del gobierno. Eso es un activo importante. Por otro lado, el partido está llamado a hablarle a ese público del centro que conecta tanto con nuestro perfil socialdemócrata y los principios batllistas. Ese centro del espectro político necesita referencia, y es donde el Partido Colorado tiene chance de crecimiento y donde también puede aportar más a esta coalición. En ese terreno donde hoy el FA no tiene exponentes claros, y hay un gran porcentaje de la población que prefiere una expresión socialdemócrata, de principios identificados con la justicia social, a de repente opciones más conservadoras.

¿Esas opciones más conservadoras son el Partido Nacional y Cabildo Abierto?
Como tradicionalmente se consideran, sí. Obviamente son fuerzas políticas más conservadoras que nosotros. En la coalición, el Partido Colorado es la fuerza política más progresista. Ahí está la gran oportunidad del Partido Colorado, y el gran aporte que puede hacer a la coalición.

La experiencia de 2019 –tanto lo que pasó con el Partido Independiente, como el techo que tuvo Talvi– ¿no rebate esa estrategia o activa cierta alarma respecto al éxito de apostar al centro?
No. Primero que no es alarma ir atrás de lo que uno cree. A veces los resultados pueden ser mejores o peores, pero estoy convencido de que el Partido Colorado debe ir por ahí. Tengo la absoluta convicción de que el Partido Colorado tendrá más chances de crecer cuanto más batllista sea. Pero no por su resultado electoral, sino por ser fiel a sus principios y a lo que representa. Nos votará más o menos gente, pero eso es lo que somos nosotros. El batllismo es una corriente con fuertes principios de justicia social, pero es una política de base liberal. Esos principios liberales no están en el FA. La elección de 2019 además nos marca que eso es posible. Lo que hubo con Talvi fue un recambio de votantes. El Partido Colorado perdía, en cada elección, uno o dos puntos porcentuales de votantes solo por la gente que moría, porque estábamos concentrados en los sectores de mayor edad. Ahora nuestros votantes cambiaron. Tenemos el mismo porcentaje que en 2014, pero nuestros votantes fueron más de centro y más jóvenes. Cambió el perfil y eso lo logramos con Ernesto. El desafío es mantener y cultivar a ese votante.

Muchos de esos votantes se arrimaron a Ciudadanos y al partido seducidos por el discurso y el perfil de Talvi. ¿Cómo se puede mantener y cultivar ese electorado sin Talvi, después de todo lo que pasó?
Estamos a un año de la salida de Ernesto de la política. Eso supuso todo un desafío para Ciudadanos: mantenernos, organizarnos, autogestionarnos, que es lo que hemos hecho. Un año después podemos decir que Ciudadanos está solidificado. Ha votado de manera monolítica las decisiones en el Parlamento, no ha perdido ningún legislador, ha sumado agrupaciones –tres de jóvenes–, tiene una posición clara en los temas de gobierno y los temas políticos del país. Además de la figura de Ernesto, a nosotros nos juntó una forma de ver y de hacer la política. Ernesto logró juntarnos, nos inspiró y nos entusiasmó. Y dejó su esencia. A mí me gusta decir que cuando el perfume es bueno, es porque la esencia es buena. La esencia que dejó Ernesto está en nosotros. Queremos reivindicar las cosas que pusimos en nuestro programa de gobierno. Hay cosas que si no defendemos nosotros seguramente no las defienda nadie.

¿Qué rol tiene usted en todo eso?
La coordinación. Es el rol que tengo desde los comienzos. Ahora tenemos una organización mucho más horizontal. Mi rol es estar al servicio de Ciudadanos. Mucha gente confió en Ernesto particularmente, pero también muchos confiaron en el proyecto. Y el proyecto siempre fue más allá de Ernesto. Debe trascender a las personas.

Pero las personas y los nombres importan. ¿Usted dónde se ve?
Hay que evaluar los escenarios. Si algo aprendí en política es a no decir “no voy a hacer esto”. Porque a medida que se va avanzando en política, uno descubre que cada vez es menos dueño de sus decisiones. Si no, no estaría acá como ministro de Ambiente. Son las circunstancias las que me han ido poniendo en determinados lugares. Eventualmente, si hubiera sido consultado antes hubiera dicho que no a todo eso. Lo único que no voy a hacer es decir que no de antemano. Sí me siento más en un rol de facilitador: si es abrir la puerta, seré quien abra la puerta; si hay que construir, voy a ser quien construya, con el nombre que sea.

¿Y se imagina una circunstancia con usted como candidato?
Hoy no lo veo. De verdad no lo veo. Si me preguntaran diría que no. Pero esto cambia mucho y avanza rápido, mucho más de lo que uno puede imaginar. Hay un sinfín de variables que escapan a uno. Lo que sí me interesa es que siempre sea un proyecto colectivo.

¿Qué tan probable ve la vuelta de Pedro Bordaberry?
Qué tan probable, no sé. No ha manifestado nada y está muy cómodo en su actividad privada. Hablo con él y hablo de política, pero no de esos temas. Si Pedro viene sería una cosa muy buena para el partido y la coalición. No quiere decir que si vuelve venga a Ciudadanos, que tiene un perfil diferente, pero gustaría que viniera al partido. Igual es una decisión que escapa de nosotros. Se me ocurre que lo va a evaluar más adelante.

En retrospectiva, ¿fue una mala decisión la de cerrarle las puertas del partido, en la campaña?
Es complicado porque todas las decisiones tienen que ver con un tiempo y un lugar. No compartí esa decisión, estaba bueno que viniera con su lista. Pero si bien yo hubiera tomado otra decisión, entiendo por qué Talvi y Sanguinetti le dijeron que no. Es fácil para el que no está en sus zapatos.

Uno de los objetivos de la creación de un Ministerio de Ambiente era la jerarquización y el fortalecimiento de esos asuntos. A fines de agosto se cumple un año desde tu asunción como ministro. ¿Se jerarquizaron los temas de ambiente en este lapso?
Hay varias cosas: la primera es que no es lo mismo, porque hoy a la mesa del Consejo de Ministros está el Ministerio de Ambiente, a la par de los otros en la toma de decisiones. No es lo mismo ser la dirección de un ministerio, o una rama dentro de un ministerio, que uno que esté a la par de los otros. Eso jerarquiza sin duda. En todas las decisiones importantes el ministerio ha sido tenido en cuenta. En materia presupuestal hubo una mejora. ¿Poca? Sí, poca. Pero la hubo. Nosotros tuvimos $ 170 millones más que lo que asignaba el Frente Amplio. Es poco pero es mucho más de lo que ustedes gastaban. Ahora conseguimos una partida especial, sobre todo para mudarnos a un edificio. No creo que todo pase por ahí. Hay mucho para hacer coordinando y articulando. Vamos a  tener a fines de año seis regionales, sin gastar un solo peso. Utilizar locales y personal que tenemos o haciendo alianzas con intendencias.

Ciudadanos tiene la titularidad de los ministerios de Ganadería y de Ambiente, que a veces tienen intereses contrapuestos. ¿Cómo es el trabajo conjunto allí?
A veces el interés productivo se choca con el interés ambiental, pero la clave es trabajar coordinados. Desde este ministerio entendemos que el Uruguay productor sostenible de alimentos es una marca a imponer a nivel global. Un país que logre combinar su perfil productivo con un perfil responsable ambientalmente, es un país que tiene un gran plus, hasta en lo económico. Es una gran oportunidad y Uruguay tiene condiciones para hacerlo. Hoy lo hace desde el punto de vista de su eslogan, pero el mundo exige demostración. Por eso iniciamos el trabajo para determinar cuál es la huella ambiental de la ganadería. El plus es ese: no es que yo vaya garganteando diciendo que produzco de forma natural. Uno tiene que ir y decir: produzco natural según estas mediciones, está certificado y acá está el sello. Eso es lo que tenemos que lograr.

¿Cuáles son hoy los focos del Ministerio de Ambiente?
Uruguay tiene muchos proyectos de alta complejidad desde el punto de vista ambiental. Uno es la planta de UPM. Hoy estamos con las autorizaciones al día para el avance de la obra. Estamos en paz en este momento. Otro proyecto bien complejo es el del ferrocarril central, que tiene retrasos en su ejecución. También tenemos las ampliaciones en el puerto de Montevideo, la planta de Kemira en Fray Bentos, y se vienen otras obras importantes como la doble vía en la ruta 5. Después están las otras dos inversiones muy importantes: la planta potabilizadora y el plan de saneamiento. Ahí se ve la verdadera definición de si el tema ambiente importa o no. Esas dos inversiones hacen al desarrollo humano y la calidad de vida, y son por unos US$ 1.300 millones. Seguramente sea la inversión más importante que va a hacer el gobierno en obra nacional, y surge del Ministerio de Ambiente.

¿Cómo surgió el proyecto del Plan de saneamiento?
Es un consorcio de empresas uruguayas que planteó atender con solución de saneamiento a las ciudades de más de 2.000 habitantes en el interior del país. Con esta inversión, del entorno de los US$ 1.000 millones, estaríamos llevando la cobertura en el interior de 50% a 88% en un plazo de cuatro años. Es un salto cualitativo muy importante. Un tema después será la tasa de conexión, que es cuántos efectivamente se conectan. Se financia destinando la tasa de conexión, el cobro del servicio de saneamiento, y con un desembolso de organismos internacionales. Habían venido al ministerio algunas empresas por separado y vimos la posibilidad de que presentaran algo juntas. Lo comenzamos a elaborar y en una presentación vi que ya estaba a punto como para presentársela al presidente. Les dije: la semana que viene subo al piso 11; si lo agarro de buen humor, se lo planteo. Ahí se lo comenté a Lacalle y quedó muy entusiasmado. Eso fue un jueves y al martes siguiente estaba acá el consorcio explicándole qué era lo que querían hacer.

¿Hay una privatización del saneamiento, como argumenta el FA?
No. Lo que el consorcio realiza es la obra. El servicio de saneamiento lo sigue brindando OSE.

¿Qué plazos estipulan para la puesta en marcha?
Le dimos la declaración de interés que necesita y ahora avanza el estudio de factibilidad, que insumirá unos seis meses. Nuestra aspiración era comenzar a mediados del año que viene con las obras. La aspiración quizá es muy optimista pero vamos a apurar los tiempos.

El empresario de los pollos
Antes que ministro, legislador, referente de Ciudadanos o simple dirigente político, Adrián Peña (45 años) se define como empresario avícola. Propietario de una distribuidora de pollos en Canelones, Peña dice que su vida está allí más que en la política. “Desde que me acuerdo trabajo todos los días. Los domingos estoy todo el día en la empresa. Si bien me apasiona la política, mi vida está en otro lado. Creo que eso me da más libertad”.

Diario EL OBSERVADOR -Montevideo - URUGUAY - 24 Julio 2021