CUMBRE
Uruguay activa "plan B" ante falta de avance en Mercosur y tensa la piola con socios
Ante la falta de consenso respecto a propuesta de flexibilización, el gobierno de Luis Lacalle Pou anunció que saldrá a conversar con terceros; Argentina y Paraguay lo tildan de "inoportuno.
En días de Copa América y algarabía futbolera, una reunión entre los cancilleres de los cuatro países que más ganaron ese trofeo tuvo como protagonista la obra de un autor conocido, entre otras cosas mucho más importantes, por señalar que veintidós jugadores corriendo detrás de una pelota "no son especialmente hermosos".
"No sabía que también había que manejar literatura", bromeó este miércoles el brasilero Carlos França, ante las reiteradas alusiones del argentino Felipe Solá y el uruguayo Francisco Bustillo a los versos de Jorge Luis Borges –desde la ineludible Milonga para los orientales hasta sus poemas sobre Buenos Aires y Montevideo– dedicados a los lazos de hermandad entre los vecinos del río de la Plata.
Pero más allá del intercambio de referencias literarias, y del tono ameno que contrastó con la crispación de instancias anteriores, la sesión del Consejo del Mercado Común (CMC) que se desarrolló en vísperas de la cumbre de presidentes del Mercosur volvió a dejar en evidencia que las diferencias entre los países del bloque trascienden las competencias deportivas o las evocaciones poéticas.
En el encuentro –que también contó con la presencia de los ministros de Economía, salvo Paulo Guedes (Brasil) que se ausentó por motivos de agenda–, Uruguay volvió a sacudir el tablero con un nuevo paso en su afán de terminar con el "corset" que a su juicio le impone la alianza regional, y anunció a sus socios que comenzará a conversar con países ajenos al bloque para "negociar acuerdos comerciales extrazona".
El gobierno de Luis Lacalle Pou activó así su "plan B" tras obtener escasos resultados en la búsqueda de los consensos necesarios para modernizar las reglas del Mercosur y permitir que los países puedan moverse con mayor libertad en el concierto internacional, un reclamo que Uruguay arrastra desde los últimos veinte años (con gobiernos de todos los partidos), pero al que la nueva administración puso como principalísima prioridad en los últimos nueve meses.
Bustillo, que el martes se reunió con el presidente para coordinar los últimos detalles de cara a la cumbre, comentó a sus pares que ante la falta de avances en la discusión de la propuesta de flexibilización presentada por Uruguay y Brasil a fines de abril, el gobierno uruguayo había decidido avanzar por su cuenta en conversaciones con terceros.
Así lo ratificó poco después del mediodía un comunicado oficial de Cancillería, según el cual "Uruguay reiteró que, inspirado en principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio, actuará conforme a ellos en materia de inserción internacional, reivindicando su calidad de miembro pleno del Mercosur".
Los cancilleres de Argentina y Paraguay, países que se oponen a la propuesta de flexibilización, cuestionaron la decisión de Uruguay y calificaron de "inoportuno" el comunicado del gobierno de Lacalle Pou, según participantes de la reunión.
Tanto el argentino Felipe Solá como el paraguayo Euclides Acevedo criticaron que en el documento divulgado este miércoles no se dijera "cómo ni con quién" se pretende negociar.
Bustillo contestó que eso formaba parte de la propuesta global presentada en abril, y les echó en cara a sus colegas que no se haya avanzado en su discusión. França, por su parte, reivindicó las líneas generales del proyecto de modernización pero mantuvo una postura "mesurada", según los consultados por El Observador.
La confrontación entre cancilleres precede la cumbre de este jueves en la que el presidente argentino Alberto Fernández entregará la presidencia pro témpore del Mercosur a Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. En esa instancia hablarán los mandatarios de los cuatro países del bloque. El presidente Lacalle Pou, que en la anterior cumbre recibió una reprimenda de Fernández luego de calificar al Mercosur de "lastre", ratificará allí el rumbo uruguayo y el reclamo de mayor flexibilidad.
"El Mercosur tiene que hacerse un lifting: tiene que ponerse más moderno, moverse más rápido, ser más ágil, liberarnos un poco del encierro, dejar de ser proteccionista. Nada mejor para Uruguay que ir con la barra: si yo voy con Argentina, con Brasil, con Paraguay somos grandes, pesamos más. Pero si no, déjenme ir solo. Porque no es contra ellos, es simplemente adelantarnos un poquito, porque el mundo va para allá", dijo Lacalle Pou en una entrevista con Atlas Network a fines de junio
En el gobierno uruguayo aspiran a que la postura liberalizadora de Guedes impulse a Brasil a priorizar la discusión de la flexibilización durante sus seis meses en la conducción del bloque. Tanto las autoridades como analistas externos coinciden en que el segundo semestre de 2021 es la "ventana de oportunidad" para lograr algún avance en ese sentido, sin dejar de reconocer las dificultades para arribar a los necesarios consensos.
La declaración 32/00 y lo que sigue
A diferencia de la propuesta de flexibilización presentada en abril, el comunicado de Cancillería de este miércoles sí hizo mención a la resolución 32/00, del año 2000, que estableció el compromiso de los socios en ese momento a no negociar con terceros de forma individual.
Bustillo dijo en la reunión del CMC que la resolución "no está en vigor, ya que nunca fue internalizada". Esa interpretación, que cuenta con el aval de varios expertos pero también tiene sus detractores, incluso era defendida por la Cancillería de Rodolfo Nin Novoa en la pasada presidencia de Tabaré Vázquez.
Ahora, ¿por qué Uruguay presentó una propuesta de flexibilización del bloque si a su juicio esa resolución ya no le impedía negociar con terceros? Fuentes de la Cancillería explicaron que la propuesta inicial apuntaba a llegar por consenso a un "acuerdo marco global", que dejara asentado de forma expresa el aval de los socios a negociaciones en distintas velocidades.
Ante la falta de avance en ese camino, el gobierno resolvió activar un "plan B" que, como ya sabe de antemano, es también más confrontativo.
El artículo 1º del Tratado de Asunción, por el cual se fundó el Mercosur, dispone "el establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados y la coordinación de posiciones en foros económico comerciales regionales e internacionales".
Amparados en esa normativa, Argentina y Paraguay señalan que negociar de forma bilateral es violatorio del primer artículo del documento fundacional de la alianza.
El economista Marcel Vaillant, experto en Comercio Internacional, dijo a El Observador que la decisión de Uruguay implica un llamado a "sincerar" y "reconocer" que la pretendida unión aduanera ha tenido "varias perforaciones".
"Quien más aplicó el unilateralismo en la política comercial en los últimos años ha sido Argentina. Nunca consultó si puede aplicar impuestos a las importaciones, prohibir importaciones, establecer licencias de importación. Eso no es Tratado de Asunción. El Tratado de Asunción está en los anaqueles. Estaría bueno que esto se aproveche para reconocer las flexibilidades", afirmó.
De todas formas, Vaillant dice que ve a Uruguay "frágil para lo que sigue". "Tenemos este voluntarismo que yo apoyo, me parece bien, pero ese es el principio. El anuncio está bárbaro y nos alegramos en cierta medida de poder decir que recuperamos la autonomía de derecho en lo que tenemos que hacer, pero el tema es que para eso hay que tener capacidades institucionales y un planteo que Uruguay no se ha preocupado en construir", afirmó.
Por un lado, el académico señaló que Uruguay "ni siquiera tiene hecho cosas que ya podría hacer solo y ante sí, como suscribir el acuerdo de compras públicas con la OMC, suscribir el tratado de cooperación patentes que está en el Parlamento hace cinco años, el Convenio de Kyoto Revisado, es decir, todo un paquete de internacionalización del país que tiene que estar complementado con acuerdos comerciales preferenciales".
Por otra parte, Vaillant argumentó que Uruguay no cuenta con la escala de Argentina y Brasil para "dar un portazo", y por lo tanto está llamado a "mantener un relato armónico con sus socios". De todos modos, reconoció que existe "una ventana de oportunidad que puede dar sostén durante un tiempo", en tanto "el gobierno brasilero y en particular su ministro de Economía están cantando la misma canción que nosotros".
"Más que la posición de Argentina, el amparo principal que precisa Uruguay es que los terceros países con los que procure hablar sepan que no va a tener una represalia del mercado brasilero. Y hoy Brasil de algún modo alienta esos movimientos porque están alineados con lo que quiere hacer", explicó el economista. Por último, Vaillant destacó que si se llegara a plasmar ese escenario, el avance estaría a resguardo de un cambio de signo político en Brasil, ya que a su juicio "ningún gobierno lo va a revertir".
"Ha pasado en muchos procesos de reforma comercial en el planeta, que lo que no se aprobaba ex ante sí se aprueba ex post", concluyó.
Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica, resume la decisión uruguaya apelando a la frase "es mejor pedir perdón que permiso", aunque también concede que es importante encontrar el fino equilibrio en una piola cada vez más tensa. "Tenés que evitar romper con todo porque a nadie le gusta negociar con Uruguay si eso le genera problemas. Pero al menos se están dando señales firmes y se adelanta terreno para estos meses de presidencia de Brasil", afirmó a El Observador.