eleciones ministroLacalle ratifica criterio de elección de ministros y aumenta peso de su sector en el gabinete

Alianza Nacional, agrupación que lideraba Larrañaga, señala que “no es momento” de “cálculos políticos”, tras quedar sin ningún ministerio a su cargo.El presidente Luis Lacalle Pou dejó las reglas claras desde un principio. La conformación del gabinete, más allá de contemplar a grandes rasgos los equilibrios entre los socios de la coalición que venció en noviembre de 2019, tendría como principio fundamental la confianza política del mandatario.

Y así como las designaciones de ministros por parte de Lacalle Pou, ya antes de asumir, no se basaron estrictamente en la representación proporcional de los sectores dentro del oficialismo –en particular en el caso del Partido Nacional–, los cambios que se sucedieron en mayo, a más de un año de comenzado el gobierno, no hicieron más que ratificar ese criterio.

Luego de un primer año en el que solo se había registrado el recambio de un ministro –obligado por el intempestivo alejamiento del colorado Ernesto Talvi, que dejó la Cancillería y fue relevado por Francisco Bustillo, diplomático de filiación blanca– y el nacimiento de una nueva cartera –el Ministerio de Ambiente, liderado por el colorado Adrián Peña–, las piezas del Consejo de Ministros se sacudieron en las últimas semanas, primero con la remoción de Pablo Bartol del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), por razones políticas, y luego a raíz de la sorpresiva muerte del ministro del Interior, Jorge Larrañaga.

Mientras que en el primer caso Lacalle tomó la decisión de dar un “giro” a la gestión y poner al diputado Martín Lema (Aire Fresco) en el lugar de Bartol, ante el trágico fallecimiento de Larrañaga optó por un movimiento en dos pasos: en el Ministerio del Interior designó al hasta ahora ministro de Transporte, Luis Alberto Heber (Herrerismo), a quien a su vez relevó por José Luis Falero (Aire Fresco), hasta ahora subdirector de la OPP.

De esa forma, la próxima vez que el Consejo de Ministros se reúna en el piso 11 de Torre Ejecutiva, entre los secretarios de Estado habrá dos nuevas caras y un tercero que habrá cambiado de silla respecto a la última sesión, que tuvo lugar el 28 de abril.

Y aunque las circunstancias en cada caso son diferentes, los movimientos en el gabinete por el momento reforzaron el peso de Aire Fresco, el sector del presidente, y dejaron a Alianza Nacional, sector que lideraba Larrañaga, sin un ministerio a su cargo, más allá de la subsecretaría de Educación y Cultura, ocupada por la historiadora Ana Ribeiro.

Dirigentes de las distintas corrientes del Partido Nacional, consultados por El Observador, desdramatizaron el cambio en la correlación de fuerzas dentro del gabinete, aunque coincidieron en que "es un hecho" que Aire Fresco, a raíz de las nuevas designaciones, pasa a tener un ministro más, en este caso en detrimento de Alianza.

Los consultados, desde el cerno del presidente hasta las agrupaciones que le disputaron la interna del partido, destacaron que el criterio que siempre primó a la hora de designar los ministros fue la confianza política y personal de Lacalle Pou, y que en ese sentido se veía como "razonable" la decisión tomada por el mandatario a raíz de una situación "inesperada". 

Desde el larrañaguismo incluso señalaron que si bien el Ministerio del Interior estaba en poder de Alianza Nacional, la designación de Larrañaga había sido "con nombre y apellido" debido a la relación de lealtad hacia Lacalle Pou y al desempeño electoral de la campaña Vivir sin miedo impulsada por el histórico dirigente sanducero.

Consultado sobre la designación de Heber, el senador Carlos Camy, que ocupa la banca de Larrañaga, dijo a El Observador que "el presidente definió el nuevo ministro del Interior en función de dos condiciones: por un lado la máxima confianza política; por otro lado, su gran experiencia política, con 30 años de parlamentario y un año en un cargo ministerial".

Camy resaltó que el nombramiento de Heber como sucesor "es una decisión legítima y con fundamentos". "En Alianza Nacional respetamos el sentido que se dio y también valoramos que se mantenga el equipo que estaba", afirmó el senador.

Respecto al hecho de haber quedado sin un ministerio a cargo, Camy dijo que dadas las circunstancias "no es momento" de hacer "cálculos políticos" de ese tipo.

Otros dirigentes del sector consultados por El Observador señalaron que ese tipo de debates tendrán lugar con el correr de los días, a partir de un análisis de la "realidad política".

Alianza Nacional, bajo la lista 2004, obtuvo dos de las diez bancas del Partido Nacional en el Senado. Sin embargo, el sector que lideraba Larrañaga –que reivindica la representación del ala wilsonista del partido– ha tenido sus propias fisuras internas, que se arrastraban desde antes de la elección pero que se profundizaron y consolidaron en la nueva legislatura.

Por la lista 2004 resultaron electos senadores Jorge Larrañaga, que dejó su lugar a Camy para asumir como ministro, y Carlos Moreira, que debió renunciar al sector días antes de los comicios a raíz de unos polémicos audios de contenido sexual, y cuya banca ocupa Jorge Gandini, quien a su vez apenas comenzó el período se alejó de Alianza para afianzar su propia bancada, con el sector Por la Patria.

Tanto en la cúpula del gobierno como entre los dirigentes nacionalistas entienden que la puja interna por el liderazgo del ala wilsonista debilita a ese espacio a la hora de negociar en conjunto su lugar en el Ejecutivo.

Como ejemplo de que las designaciones ministeriales no fueron ni son estrictamente matemáticas, Ciudadanos –el sector del Partido Colorado fundado por Talvi y que cuenta con dos senadores– tiene dos ministros en el gabinete (Adrián Peña en Ambiente y Carlos María Uriarte en Ganadería); el Espacio 40 –que obtuvo un solo senador gracias a un acuerdo en Canelones con la lista de Lacalle Pou– tiene un ministro (Javier García en Defensa); y el Partido Independiente, con solo un diputado, también tiene un ministro (Pablo Mieres en Trabajo).

Herrerismo en la seguridad
Para los conocedores de la historia y la interna del Partido Nacional, que el Herrerismo se hiciera cargo del liderazgo del Ministerio del Interior no implicó demasiada sorpresa.

Fuera y dentro de la corriente que refundó el expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera, y que enarbola el legado de su abuelo y caudillo Luis Alberto de Herrera, coinciden que se trata de un espacio que siempre tuvo como preocupación central los asuntos de seguridad y el orden público.

Juan Martín Rodríguez, diputado por Montevideo de la lista 71, afirmó que "el herrerismo siempre ha tenido entre sus consignas más importantes el tema de la seguridad", y rememoró una frase repetida por el expresidente Lacalle Herrera, quien solía decir que "el poder y las normas deben aplicarse en un 100%, porque 101% sería abuso de poder y 99% sería negligencia".

Con la designación de Heber en Interior y Falero en Transporte, el presidente "optó por asegurar la continuidad con gente de su confianza y cercanía política por sobre todas las cosas", argumentó el legislador.

"En materia de seguridad ya se están viendo los buenos resultados. En el Ministerio de Transporte, los resultados se van a ver con la puesta en marcha del ambicioso plan de obras presentado oportunamente", agregó.

Por su parte, la designación de Falero al frente del Ministerio de Transporte también supone el ingreso al gabinete de un hombre de suma confianza de Lacalle Pou, conocedor del interior del país y también del rubro, ya que inició su carrera en la actividad privada, trabajando en una empresa de transporte propiedad de su familia, a la que renunció cuando Juan Chiruchi –histórico intendente de San José– lo llamó para dedicarse a la política.

Bajo el ala de Chiruchi, Falero fue primero secretario general de la comuna y luego intendente entre 2010 y 2019. Desde ese lugar, el dirigente maragato se acercó a la figura de Lacalle Pou, de quien se convirtió en uno de los referentes departamentales más próximos, al punto que en las últimas elecciones fue su primer suplente en las listas al Senado.

Durante su último período en la Intendencia de San José, Falero protagonizó en 2017 un duro cruce con la bancada de Alianza Nacional, que no votó un crédito del Banco República, cuestionó la gestión económica del jerarca, y recibió como represalia la remoción de sus tres representantes en el gabinete departamental. "Se comporta como un patrón de estancia", llegó a decir el senador Camy, también oriundo de San José. Por esos meses, en los que la relación entre Lacalle Pou y Larrañaga se tensó y se reflejó en una interna partidaria caldeada –fue por entonces que también se envió a la Comisión de Ética al intendente de Soriano y dirigente de Alianza, Agustín Bascou–, Camy acusó a Falero de tomar una "decisión autoritaria" que "dinamitaba la unidad partidaria".

Falero se defendió señalando que el accionar de Alianza no era "justo" ni "leal", y que le dejaba "poco margen de maniobra". "Yo no puedo permitir que en un equipo de gobierno haya gente votando en contra para marcar diferencias", afirmó por ese entonces. Aunque los ánimos luego se aplacaron, las heridas de aquellos episodios dejaron cicatrices, según fuentes nacionalistas. En las últimas departamentales, Alianza terminó respaldando a Ana Bentanerri, delfín de Falero,  luego de que no consiguieran los votos suficientes para impulsar la candidatura de Camy.

En 2020, Falero fue designado por Lacalle Pou como subsecretario de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) y estuvo a cargo de la negociación presupuestal con el Congreso de Intendentes. En las últimas semanas, fue el principal articulador del proyecto de ley de "oportunidad laboral", que creó 15 mil puestos zafrales en el marco de la pandemia.

A nivel interno en el Partido Nacional, Falero es uno de los dirigentes cercanos al secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, y uno de sus referentes en el interior del país.

Diario EL OBSERVADOR -Montevideo - URUGUAY - 26 Mayo 2021