AbreuSergio Abreu: «La ALADI tiene que ser un centro de negocios»

Impulsada por su secretario general, la ALADI estrena esta semana una plataforma digital que pondrá a disposición de las Pymes para dinamizar e integrar al sector y potenciar el comercio intrarregional; se trabaja en sumar el sistema de financiamiento.La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) estrena esta semana una plataforma digital para Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) a través de la cual tendrán acceso a información, capacitación y oportunidades en materia de comercio.

El secretario general de la ALADI, el ex canciller Sergio Abreu, impulsor de la iniciativa, dijo que además estudia como sumar a esta plataforma el sistema de financiamiento, no solo a través de instituciones bancarias, para cientos de miles de Pymes. En entrevista con LA REPÚBLICA, Abreu afirmó que el 90% de las empresas en América Latina son Pymes y que la pandemia ha golpeado muy fuertemente a este sector, generador del 60% del PBI. Desde que comenzó la emergencia sanitaria en la región, se perdieron 40 millones de puestos de empleo.

¿Cuáles son los principales desafíos que tiene por delante la ALADI?

Y el gran desafio hoy es la integración regional en el nuevo escenario mundial. En un nuevo equilibrio de poder que se está planteándose globalmente. Y la participación de China, primer exportador de bienes del mundo, tercero en servicios, y que además compite en forma abierta en el mercado global con las otras grandes potencias comerciales, sea Estados Unidos, la propia Unión Europea, creando una serie de expectativas que desembocan en la propia región y crean algunas dificultades en materia de decisión política.

Aquí en la ALADI, con trece países, entre ellos, tenemos el Mercosur con sus dificultades y sus carencia de avances en la profundización del proceso y por el otro lado, la Alianza para el Pacífico, de 4 países, México, Chile, Colombia y Perú, los 4 además tienen zona de libre comercio con Estados Unidos y zona de libre comercio con la Unión Europea.

Además, están planteando la inserción en el Pacífico con el nuevo tratado que se está firmando y que va generando una nueva tendencia comercial hacia el nuevo mundo de la prestación de los servicios y de los bienes pero que no tiene un correlato en el ámbito de la integración de la región. Ahí está el gran problema. El comercio interregional entre los países de la ALADI solo representa el 12% de su comercio externo total.

Es decir, si uno lo compara con lo que son los países asiáticos, o la propia Unión Europa ha desarrollado. Vemos que después de 40 años de integración alcanzamos este pobre registro que de alguna manera tendríamos que analizar desde el punto de vista técnico y sobre todo político.

¿Cuál sería su explicación para que se den estos bajos guarismos?

Hay dificultades que vienen particularmente de una fragmentación política que podríamos decir que incluso alimentada por la parte ideológica a pesar de que la Aladi no tiene cláusula democrática y no tiene por la misma razón que no la tiene la Organización Mundial de Comercio: porque es un organismo de carácter netamente comercial.

¿Hay falta de voluntad política para avanzar en estos temas?

La explicación es la falta de voluntad política de carácter permanente para avanzar en la integración. Esa es una. Y la gran pregunta que uno se hace es ¿cuál es el peso de esa voluntad política?. ¿Fue de carácter ideológico?, bueno, puede ser, ¿fue de carácter histórico nacionalista de países que son más reticentes a convivir de forma intensa con los vecinos? Puede ser.

¿Puede ser también de cierta similitud en las cadenas de producción? También puede ser porque en la realidad no estamos muy lejos de producir relativamente la misma línea de productos agrícolas en muchos aspectos. Todo esto va jugando. Hoy con el escenario que tenemos y siendo el continente más desigual del planeta, hemos perdido por esta pandemia más de 40 millones de puestos de trabajo, las pymes sobre todo, y aunque no están estandarizadas, el 90% de las empresas de todos los países de la Aladi son pymes.

Y concentran más o menos al 60% del producto bruto en todos los países. Ahí está la base, hay cadenas de valor, más fáciles, otras menos, incluso apuntaremos al tema género, vamos a hacer una conferencia virtual sobre la empresaria mujer y sobre todo, la empresaria agrícola mujer.

En una reciente conferencia virtual organizada por Aladi, en la que participaron Enrique Iglesias, y los ex presidentes Ricardo Lagos, Fernando Henrique Cardoso y Julio María Sanguinetti, usted decía: «necesitamos líderes que nos den el estribo».

Y son liderazgos ya no solo presidenciales, porque son liderazgos de países, de políticas. Nosotros tenemos una proyección de integración, o nos integramos o abrimos nuestras economías y nos integramos con nuestras cadenas de valor o vamos camino a la irrelevancia. Todos estos enfrentamientos, vamos a decir ideológicos, de un lado y del otro, al final terminan resumiendo las estrategias de un acto electoral. Y el acto electoral no les permite a los países y en general a los jefes de Estado tener una visión de mediano plazo, porque en ese mediano plazo no está jugándose el destino electoral de cada gobierno.

Sanguinetti en esa conferencia se quejaba sobre la «falta de gobernanza» de la pandemia, y en el mismo sentido, Lagos señalaba la falta de un ámbito para discutir de este tema. ¿La Aladi podría ser ese ámbito?

Pero es tan así esto hoy que, por ejemplo, en lo que es la pandemia, no han existido conversaciones o diálogo entre los propios ministros o los países, o cooperación, esto más allá de la competencia que se da por la obtención de las vacunas. Lo que uno no tiene a flor de piel es la necesidad de conversar entre los propios estados miembros de estos temas que son intensamente fronterizos.

¿Qué está pasando con el comercio y la integración en este contexto de pandemia?

A mí me importa mucho el sistema comercial. Porque el comercio es empleo, y el empleo es la inclusión social. Los dos tercios del comercio mundial es intrafirma, es decir que las grandes empresas van ubicando esas cadenas de producción en determinados países, el ejemplo más claro acá es UPM que hace la pasta de celulosa y el resto lo hace en otros países.

Entonces, los países más grandes tienen espalda. Pero nosotros ni siquiera tuvimos la posibilidad o la oportunidad de que conversara la región en forma conjunta. Cuando yo digo esto, la integración parece una especie de declamación de utilería. La integración son hechos concretos, es sensibilidad social. Es darle trabajo a los que lo han perdido, y preparar a los más vulnerables para que tengan la capacidad de realizarse, de competir.

Como está planteado es te tema, la irrelevancia es nuestro primer destino. Y después lo que tenemos es un tema social, que está vinculado a la brecha productiva, a la brecha digital y desemboca en la brecha social. Y eso es un alerta que tenemos que tener para la convivencia de nuestro sistema democrático.

Durante la denominada ola de gobiernos progresistas en la región, ¿hubo avances o retrocesos en materia de integración?

Yo creo que el proceso se fue llevando a cabo en distintas etapas de carácter comercial. Ese es el tema porque primero existía el modelo de sustitución de importaciones, el proteccionismo esperando la reconversión, después vino el regionalismo abierto, que en la década del 80 y del 90 que la propia Cepal recogió, es decir, apertura comercial del regionalismo, después vino una discusión ya muy política e ideológica a partir del año 2000 en la que se da una fractura muy fuerte y que alternaron los países y que trajeron a la propia Aladi un tema de enfrentamiento ideológico a un lugar que no era el más adecuado.

No hablo a favor de un lado o del otro, simplemente digo que cuando la polarización se impulsa siempre termina cobrando sus cuentas. Porque en la Aladi están todos los tratados, son más de treinta. En el paraguas jurídico de la Aladi es donde se puede realizar este tipo de tratados para no extenderla a terceros países. Pero después, el resultado de comercio más allá de los temas puntuales que puedan tener Brasil, Argentina, o Paraguay, por la proximidad, no lo vemos en la región.

Usted hablaba de millones de puestos de trabajo perdidos por la pandemia, ¿qué puede hacerse desde la Aladi frente a este panorama?

La pandemia no solo hizo caer el comercio intrarregional sino que, en particular, determinó la caída del empleo en más de 40 millones solo en América Latina y la tendencia es que en muy poco tiempo vamos a tener 300 millones de pobres en el continente.

En esta línea, impulsé, lo voy a anunciar esta semana, es una primicia una plataforma digital para Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes). Pero para cientos de miles de Pymes. Esa plataforma tiene tres patas:

1. Información. Cada empresa puede entrar en forma simple y amigable para obtener información en forma gratuita.

2. Capacitación, virtual o presencial.

3. Comercio, que lo tenemos que hacer por cadenas de valor, por ejemplo, con mujeres agrícolas. Se va a llamar Pymes, grandes negocios.

Y el otro tema que es muy importante es cómo podemos agregar a todo esto el sistema de financiamiento. Porque el financiamiento no solo está en las instituciones bancarias. Yo estoy apostando a lo digital porque el mundo va hacia ese lado. En la plataforma las pymes van a encontrar muchas oportunidades, cinco rondas de negociación.

Después que comience, se verá cómo se podrá dinamizar el comercio entre los países que no están teniendo cercanía. Cuando empiece a funcionar se puede crear la dinámica. Por qué en Amazon yo puedo comprar un par de zapatos en Estados Unidos y me llega a mí en 15 días. Yo quiero llegar a lo digital. El proceso digital va mucho más rápido. Entonces, Chile firmó ahora un tratado con Nueva Zelanda y con Singapur. Ahora se firmó el recetario con los países asiáticos. Todos tienen clausulas digitales, nosotros tenemos apenas un esbozo, no digo en el Tratado del Mercosur, donde andamos con cadenas y piñón fijo.

Todo ese instrumental que acaba de mencionar ¿desde cuándo va a estar disponible para las Pymes?.

Va a estar en Aladi, todo con la impronta digital. Se presenta esta semana. La Aladi tiene que ser un centro de negocios.

Usted ha hablado también de fomentar la solidaridad, abrir el comercio. ¿Se puede alcanzar eso en un contexto como este?.

Es muy difícil porque cuando uno ve lo que sucedió con la pandemia, entre otras cosas, se despertaron tendencias autoritarias y tendencias nacionalistas. Entonces, eso va de la mano de una reticencia a compartir o buscar soluciones de carácter común. A eso agréguele la asimetría que existe entre países muy chicos. Yo siempre he pensado que la asimetría necesita un poco más de generosidad.

El gran tema pasa por como reactivar las economías cuando pase la pandemia.

El tema está en que los grandes países, Estados Unidos, en Europa, las espaldas financieras les permite de alguna manera pararse en la cancha. Ahora, ¿cómo hacemos nosotros?. ¿Qué tenemos que buscar? ¿Créditos? Ahí es donde está nuestro problema, porque si agregamos a nuestras dificultades comerciales, digitales y sociales, una ausencia de solidaridad en las decisiones de carácter político, bueno, la irrelevancia está en la puerta.

¿Cómo se haría desde la Aladi para apoyar la reactivación económica?

Están todos los instrumentos en los Tratados, habría que profundizarlos, modernizarlos. Poner el tema de los servicios, todo lo que hoy es la nueva agenda, y seguir profundizando el relacionamiento entre los países. Incluso, acá hay un gran tema que hay que es la infraestructura. La infraestructura hoy está vinculada a las exigencias del puerto verde, del puerto inteligente, que son las normas que se van a aplicar en poco tiempo.

Tenemos una situación de tensión que está vinculada precisamente a la dificultades de la calidad de vida, no estamos hablando de gente de clase media alta, estamos hablando de gente que vive de su trabajo, y que hoy tiene dificultades irreversibles. Ese es el tema.

Lo que no hay duda es que se trata de un gran cambio de época, la pandemia adelantó la revolución digital. ¿Qué esperar de aquí en más?

Yo lo que veo es que si no dinamizamos el sector de las pequeñas y medianas empresas socialmente para integrarlas, que también se modernicen en todo lo que hoy es el ritmo al que viene el tema digital, si lo hacemos se lo tenemos que hacer simple, poner una plataforma digital, eso es lo que pretendo hacer desde la ALADI, si no hacemos un esfuerzo a nivel interno de los países para favorecer la competitividad, vamos a tener enormes dificultades de carácter social.

¿La ALADI puede ser un ámbito relevante para discutir estos temas?

Si, yo creo que ya lo es, lo que pasa es que si se fractura ideológicamente ahí no camina. Yo soy secretario general de la Aladi. Acá cada uno podrá tener sus convicciones, pero los temas ideológicos no tienen lugar.

¿La salida de Trump y la asunción de Biden en Estados Unidos pueden generar un cambio positivo para la región?

El presidente Trump se orientó al comercio administrado y llevó adelante una política de enfrentamiento de carácter comercial bilateral con China y con otros países también. Debilitó todo el sistema multilateral, de la OMC, que perdió enorme fuerza entre otras cosas porque desmanteló el Tribunal de Apelaciones, también el acuerdo de París.

El nuevo presidente está hablando del multilateralismo y eso es positivo. Hemos trabajado muchísimo en este tema, incluso con Enrique Iglesias sobre la necesidad de revitalizar el multilateralismo y las normas. La seguridad jurídica es el arma más eficiente que puedan tener los países chicos. Sin leyes de juego y sin solidaridades de carácter global, regional, cada uno va pataleando en su propio pantano y se ahoga. No es un tema de burocracia sino de reglas de juego.

Si no es como ir a jugar al fútbol con otro cuadro que le dice, jugamos la final, vos jugás con ocho, yo juego con once y vos jugás con la ley del offside. Es lo más gráfico. En la pandemia, cómo no vamos a trabajar en conjunto, con cooperación.

¿Frente a todo este panorama, es optimista?

Si hay algo que tengo, esto es de un dicho chino, la cometa remonta con viento en contra; yo soy un optimista. Creo que además la realidad los va a exponer a todos los países a un grado mayor de solidaridad, no sé si a tiempo; pero la realidad, lo digital y la situación social no da para que hablemos de integración como si fuera un discurso más.

Planteo de Manini Ríos: «una muy buena idea»

Un legislador de Cabildo Abierto concretamente el senador Guido Manini Ríos propuso destinar un porcentaje del PBI para apoyar a las pymes, ¿ud. qué opina sobre eso?

Todo eso me parece una muy buena idea porque uno tiene que ayudar a la productividad y también a la competitividad de la pequeña y mediana empresa. Pero esto está más allá del mercado interno. Está proyectando a la empresa para que pueda insertarse en otros países, en otras economías, como la brasileña, como la argentina.

Diario LA REPUBLICA -Montevideo - URUGUAY - 26 Enero 2021