pou32Carta abierta al presidente Luis Lacalle

Presumo que en estos diez meses en el gobierno habrá tenido un considerable aprendizaje político, y presumo que la parte crucial de ese aprendizaje lo constituye la llamada telefónica que tuvo hace un par de meses.El tono de esa llamada ya es más difícil de presumir, pero no creo que fuera un tono brutal sino más bien uno de una violencia infinitamente sutil, y a medida que transcurría la conversación iba advirtiendo lo que se le insinuaba.

Al cortar el teléfono ya no tuvo dudas sobre el qué hacer, pues creía que otra opción no tenía, y ahí está su error, un error que, todavía no lo ve, pero ya lo verá en toda su dimensión, lo llevará a la ruina.

Aquella vez que nos llamó para hablar de la suspensión del Contrato ROU UPM por dos meses, cosa que desencadenó la inmediata visita por parte de altos empleados de UPM, ya le dio una idea bien precisa de la diferencia entre gobierno y poder, y ahora, con esto que está ocurriendo, completó su aprendizaje político, o lo que usted cree ser su aprendizaje político.

En cierto sentido no lo culpo, pues usted es parte de una clase política que, los hechos son porfiados, no se caracteriza ni por su originalidad de ideas ni por su vuelo filosófico, y no me refiero a su partido ni al otro partido, me refiero a la clase política uruguaya que, en términos generales, ha llegado a su nadir intelectual. Uno es parte de una generación y a la postre, concurre a las faltas y virtudes de esa generación.

Ahora bien, el aprendizaje político continuará, y vaya si continuará. Uno de los detalles más obvios y groseros de ese aprendizaje, es ver cómo el Frente Amplio y Cabildo Abierto y algún anormal que anida en vuestro partido, lo quieren llevar a medidas extremas, así logran, o más bien, aproximan, su derrumbe ineluctable ¡Qué nenes! Si se descuida, se viene la puñalada, pero eso ya lo sabe: en política no suelen abundar las amistades, y mucho menos las lealtades, y si no, recuerde las cosas que dijo Wilson cuando se enteró, a fines del 83, en Buenos Aires, que Seregni, de la mano de Sanguinetti, le había clavado un puñal. Usted creía en marzo que tendría cierto margen y de esa manera fue llevando más o menos bien la cosa, o al menos, mejor que muchos otros, pero ya ve que no, que por más insignificantes que seamos no escapamos al ojo que todo lo ve, pues el problema no era tanto nuestro País, sino el ejemplo que podía generar, y ahí vino el ajuste de clavijas.
 
Su error radica en no advertir las verdaderas dimensiones, lo que implica que no advierte la calidad del margen de maniobra que tiene, y no va a advertir nada de esto pues advertir las reales dimensiones del margen de maniobra lo llevaría a adoptar una política nueva, algo por fuera de lo que se impone, es decir, algo por fuera de lo espantosamente predecible.

Hoy entrará al Parlamento el conjunto de medidas liberticidas que se vio obligado, que lo obligaron, a adoptar. Ya todos sabemos quiénes son los verdaderos «líderes del mundo», los que imponen estas medidas liberticidas en todo el mundo, o casi. El Parlamento, compuesto por gente de esta generación a la que hice referencia, salvo honrosas excepciones, sancionará con gusto lo que le viene de arriba, pues pensar otra cosa no pueden, y qué culpa tienen ellos, pobres legisladores, si no aprendieron a pensar por su cuenta ni a ampliar en sus mentes grises el margen de lo posible.
Quiero pintarle el panorama que se aproxima antes de describirle el margen que usted tenía, y, en cierto sentido, aún tiene.

Ya iniciado ese camino, o continuado, más bien, ese camino de aceptar imposiciones a cambio de préstamos multimillonarios que nos hundirán todavía más, lo que ocurrirá es que será obligado a profundizar ese camino, pues acá la cosa funciona a modo mafioso: cuando acepta una imposición de ellos, ya lo tienen en el puño, y entonces, el cerco se estrechará, las medidas a adoptar serán cada vez más ominosas, mientras el trabajo, en la calle, ralea y raleará todavía más ¡Ay! mucho más, y en la casa alquilada, el hombre que no sabrá qué pasará mañana, mirando a sus hijos, mirará por la ventana y se preguntará de qué pandemia le estarán hablando que no logra ver ninguna muestra que no sea la ominosa propaganda televisiva y el ominoso tapabocas, y aunque acaso mantenga algún grado de creencia en la pandemia, pues, después de todo, pareciera imposible que tanta gente estuviera equivocada, se dirá que entre morir de un virus del que no muere nadie o casi nadie, o morir de hambre, concluirá que lo más palpable y peligroso será morir de hambre.

El problema es que ese hombre sin trabajo y desesperado, tendrá sus oídos particularmente sensibles no sólo al discurso televisivo, sino al discurso que no sale en televisión, lo que constituye, con toda evidencia y en particular, para alguien que ha perdido su trabajo a causa de medidas muy dudosas, prueba de que ese discurso prohibido algo trae, y cuando los oídos empiezan a escuchar esa música rara, luego resulta que la gente, y en particular la gente desesperada, empieza a abrir los ojos, y lo que es todavía peor, empieza a abrir la boca, y ahí todo se complica.

Para colmo, en medio del desastre y la ruina, los piratas de UPM le exigirán, frente al país angustiado, que cumpla con ese contrato monstruosamente demencial, que les arregle y construya cientos de kilómetros de carretera forestal, que les haga esos puentes, que les drague ese puerto, que les construya esa vía exclusiva, que les erija ese viaducto y que les compré esa innecesaria electricidad a precio de delirio, y si la gente se enterara que además, si no cumplimos con esos 80 metros cúbicos de agua gratuita por segundo, nos ligaremos flor de multa, siendo imposible que podamos cumplir con 80 metros cúbicos de agua por segundo en días de sequía como la actual, resultado de todo ello advertirá que acá hay gato encerrado, o que le quieren hacer pasar gato por liebre, y ahí, usted y los que lo asesoran, lo van a lamentar.

¿Cuál era el margen que usted tenía o más bien, cuál era el camino que hubiera podido adoptar? Decirle a la población la verdad de frente, que es lo que se espera de un líder del mundo. Por supuesto que eso hubiera significado comenzar a transitar un camino harto riesgoso, pero ante la inminencia del desastre que significa el camino adoptado, mucho mejor era arriesgarse a lo otro, que por otra parte, tenía la verdad de su lado, por no mencionar que hubiera significado una opción moral infinitamente más elevada.
 
Así que ahora, nosotros, tendremos que lidiar no sólo con la falta de trabajo y la preocupante contracción del consumo, dato preocupante, pues significa que la gente ya sabe de la crisis que se avecina, y tendremos que lidiar todos los que vivimos del turismo con la ausencia de turistas, sino que además tendremos que lidiar con la ausencia de manifestaciones artísticas y culturales y en suma, con una restricción alevosa a nuestra libertad.

Haberse metido en ese asuntito de limitar la capacidad de reunión, es haber dado un paso peligroso hacia la dictadura que le obligaron a imponer.

Todavía está a tiempo de volver sobre sus pasos y reflexionar acerca de algo que usted conoce, aunque la palabra «conocer» sería algo a profundizar: «… la patria no es el grupo de mercaderes políticos que han hecho de las prerrogativas del ciudadano, nubes que el viento lleva, y que se sientan hoy en donde se sentaban próceres y adalides en los tiempos heroicos de nuestra Historia».

Recuerde que, desde el fondo de esa Historia, lo observan ceñudos Atanasio Aguirre, Leandro Gómez y Aparicio Saravia.

Diario EL AVISADOR - Tacuerembo - URUGUAY - 21 Diciembre 2020