La imagen de Uruguay y el crédito barato empiezan a despertar al motor de la inversión
Para sacar la cabeza y volver a crecer, la economía uruguaya necesita que los privados se arriesguen, inviertan. Ese es la gran apuesta para que el empleo muestre otra cara. Ya sabemos que las finanzas públicas no pasan (desde hace un buen tiempo) por su mejor momento y por eso no deberíamos esperar un Presupuesto quinquenal de mano tendida sino todo lo contrario.
Por eso cobra relevancia cómo está hoy ese termómetro para los próximos meses mientras buena parte del mundo aún lucha por dejar atrás al coronavirus.
Eso igual no quita que los inversores comiencen a levantar la mirada y sondear oportunidades para hacer rendir su plata. Cómo está parado Uruguay hoy y qué perspectivas están viendo aquellos que están en contacto en el día a día con los inversores y empresas del exterior, de eso intentará darte un pantallazo en esta entrega.
demás, la analista Barbara Mainzer te va comentar por qué están aumentando el número de empresas a nivel global que están quebrando o reestructurando sus deudas. Algunas ya venían con problemas previo a la pandemia pero otras tenían modelo de negocios que eran viables y ahora los gobiernos aparecen como su opción de salvataje. ¿Por qué lo hacen?
Estar en el radar no es poca cosa
Llamadas, consultas, sondeos. Los estudios jurídicos -que suelen ser el primer nexo con la inversión extranjera- comenzaron a notar más movimientos en las últimas semanas. Así me lo transmitieron tres ejecutivos que suelen devolver llamados o emails evacuando dudas de potenciales clientes o actuales que están explorando nuevas oportunidades de negocios en Uruguay.
Hasta hace poco tiempo esto era un poco rara avis para el país, cascoteado y con el viento en contra para ser un polo atractivo para la inversión privada local y extranjera. El único caso que había sacado ese pesimismo fue el megaproyecto de UPM, gestado durante la administración de gobierno anterior. Pero no fue suficiente para contagiar al resto durante 2019.
Ahora en cambio se percibe otro ánimo y hay indicios ciertos de que puedan llegar o ampliarse las apuestas de inversores extranjeros en el país. ¿Por qué ocurrió esto? Hay un poco de todo. Vamos por un algunos que considero que pueden ser los que pueden tener mayor incidencia, aunque el abanico de variables que analiza cada inversor para montar un negocio en un país suelen ser muy heterogéneo en función de qué tipo de actividad planea desarrollar.
El manejo que Uruguay hizo de la crisis sanitaria relacionada con el covid-19 ha sido ejemplo en la región. Muchos países miran y elogian a Uruguay, lo que no hace más que reforzar la imagen seria que ya tenía, consolidada por una alternancia de partidos en el gobierno que, además, nunca modificaron las reglas de juego.
Hay otro factor, pero que es genérico para todos: el crédito barato y abundante, algo que parece que seguirá por un buen tiempo. La Reserva Federal (el banco central más importante del mundo) anunció este miércoles que no tiene previsto elevar el costo de los billetes verdes. La Fed mantuvo sus tasas, como esperaba el mercado, en el rango de 0%-0,25% que tienen desde marzo, cuando EEUU comenzó con las medidas de confinamiento para enfrentar la pandemia. Las tasas permanecerán en este nivel al menos hasta 2022. "Ni siquiera pensamos en subir las tasas. Pensamos en sostener la economía", resumió su presidente Jerome Powell.
En resumen, invertir en bonos del Tesoro de EEUU (considerado el refugio más seguro) será una alternativa para ganar migajas o incluso perder plata. Lo mismo ocurre con los papeles de deuda de los países europeos. En síntesis, eso hace que exista una montaña de dinero en mano de miles de inversores (como fondos de pensión) que hoy están mirando dónde pueden sacarle un mejor rédito a sus billeteras, claro que con un mayor riesgo.
Y en ese mapa aparecen las economías emergentes como Uruguay. Un país pequeño, con grado inversor y con algunas ventajas comparativas en materia de estabilidad y respeto (histórico) a las reglas de juego, que pueden compensar el lado flaco de la balanza de tener un mercado de poco más de 3,5 millones de habitantes.
Varios de los inversores que han consultado, enfocan sus intereses en los agronegocios: compra de tierras y/o forestación. En ese último caso por toda la tracción que ya está generado UPM con su segunda planta de celulosa en Paso de los Toros. Pero también han existido consultas de multinacionales que están presentes en otros países de la región y ven a las zonas francas uruguayas como una opción para instalar o ampliar sus filiales, según me dijo una fuente. Acá Uruguay tampoco juega solo. Otros emergentes de la región -que han hecho relativamente bien sus deberes como Colombia- son competidores directos en esa carrera.
Y en esto de comprarnos un poco con la región, también juegan algunos goles en contra que pueden hacerse nuestros vecinos como la reciente decisión del gobierno argentino de estatizar la cuarta agroindustria del país (Vicentin), o un manejo errático (por ahora) del coronavirus en Brasil -cuyo desenlace está por verse- que ha puesto un panorama sombrío para el clima de negocios en ese país.
“Estamos en el radar y eso ya de por sí es positivo”, me dijo Fernando De Posadas, socio del estudio Posadas, Posadas & Vecino.
De hecho, en los últimos días hubo cierres de operaciones de compraventas de empresas que estaban en curso que la pandemia no frenó. Un ejemplo fue la reciente venta de la tecnológica uruguaya Infocorp a manos del gigante canadiense Constellation Software cuya facturación anual supera los US$ 3.000 millones.
También el Frigorífico Florida está muy cerca de pasar a menos de capitales argentinos, según trascendió en las últimas horas.
“Hay más interés no solo de la región (argentinos y brasileños). Muchas son personas con patrimonios importantes pero también hay empresas que están viendo la posibilidad de instalarse y operar desde Uruguay”, me dijo Federico Susena, director del departamento de real state y del equipo de energía e infraestructura de Guyer & Regules.
Sin matices sobre su importancia
El anterior equipo económico -que lideró el hoy senador Danilo Astori- se encargaba de machacarlo cada vez que tenía una exposición pública durante su última gestión. “La caída de la inversión es nuestro desvelo actual”, dijo Astori en un almuerzo de ADM en marzo del año pasado cuando era ministro por ese entonces. Hubo pequeños ajustes y retoques a los beneficios fiscales que otorga la Ley de Promoción de Inversiones y para los emprendimientos de la construcción buscando revertir esa tendencia pero no hubo un cambio sustantivo en el ánimo de los inversores tanto locales como extranjeros.
El 2019 cerró con una pequeña mejora en el porcentaje de inversión respecto al PIB (como te muestro en esta gráfica más bajo), pero muy lejos de los guarismos de los años virtuosos con porcentajes por encima del 20% que tuvo el trienio del 2012-2014.
La inversión privada cortó una racha de caída de dos años y elevó en cuatro décimas (a 12,9% del PIB), mientras que la pública repuntó otras tres décimas a 4,3%.
La preocupación porque la inversión privada en Uruguay vuelva a recobrar dinamismo también ha sido foco del nuevo equipo económico comandado por Azucena Arbeleche, pese a la distracción natural que provocó la pandemia. Una de las primeras medidas que tomó el Ejecutivo fue la de flexibilizar algunas limitantes que los promotores privados de la construcción venían reclamando para los proyectos de Vivienda Promovida. También se eliminaron los topes de precios para la venta para este tipo de construcciones y otros beneficios. Los privados aseguraron que con esos cambios se activaban proyectos por entre 15 mil y 20 mil metros cuadrados.
“Somos un país donde se puede invertir sin temores”, dijo Arbeleche durante su última comparecencia en el Parlamento durante la interpelación por la planta de UPM. Ahí volvió a destacar las fortalezas de un Estado de Derecho “sólido” que respeta los contratos y los derechos de empresarios y trabajadores.
La ministra se ha mostrado optimista en recuperar los niveles de inversión privada durante su gestión en la medida que desde el Estado se vayan dando señales para que la rentabilidad de varios sectores mejore.
En el caso particular de la inversión extranjera directa (IED), los números de los últimos años vienen mostrando un claro sesgo negativo como se aprecia en el gráfico que te muestro más abajo. Todavía el BCU no ha divulgado el cierre de 2019, pero nada hace presagiar que haya cambiado mucho la tendencia de viento en contra que mostró el bienio 2017 y 2018, este último con un saldo negativo de poco más de US$ 600 millones.
Los flujos de IED se dividen en tres modalidades: aportes de capital, reinversión de utilidades y préstamos intra-empresas. Estos créditos fueron los principales responsables del valor negativo de la IED en 2018, (esto se interpreta como una devolución de los préstamos que las empresas habían recibido de sus propias filiales en el exterior). Por su parte, los aportes de capital y la reinversión de utilidades registraron valores positivos pero no lograron compensar la salida de préstamos, según un informe del Instituto Uruguay XXI.
La nueva ola de argentinos que no es solo ladrillo como refugio
Uno de los temas donde los estudios profesionales han recibido más consultas ha sido desde el otro lado del charco. Lo mismo está aconteciendo con los depósitos de no residentes (básicamente argentinos) en los bancos uruguayos que viene creciendo desde agosto del año pasado hasta superar los US$ 3.200 millones en abril.
En enero de este año -cuando todavía no había asumido la Presidencia- Luis Lacalle anunció que su gobierno iba a agilizar los trámites para otorgar la residencia fiscal para extranjeros. El Ejecutivo trabaja por estas horas en un decreto que reduciría de US$ 1,7 millones a US$ 500 mil el patrimonio para tramitar ese permiso.
“Estamos seguros que nuestro país se va a convertir en un destino no solo para invertir sino también para que familias vengan a vivir y disfrutar de nuestras playas”, dijo Lacalle en una conferencia con operadores inmobiliarios este verano.
Las expertos están a la espera de que salga ese decreto para que esas muestras de interés se cristalicen en un buen número. Uno tema que consideran relevante -mientras perdura todo el cierre de fronteras por la pandemia- es qué alternativas puede ofrecer el consulado uruguayo en la vecina orilla para simplificar los trámites de la residencia fiscal en Argentina. El semanario Búsqueda informó este jueves que Presidencia le ordenó a la cancillería que los consultados tengan oficinas fast track para agilizar esos trámites.
Pero esta nueva oleada de argentinos -que pueden desembarcar con mayor intensidad en los próximos meses- no solo buscan a Uruguay como un resguardo para su patrimonio adquiriendo ladrillos (apartamentos y casas) o campos. Varios están consultando en institutos de educación privada para inscribir a sus hijos. Por tanto, esos nuevos habitantes se transforman en nuevos consumidores (de alto poder adquisitivo) para los comercios y servicios uruguayos. También hay argentinos que están volviendo a reactivar proyectos inmobiliarios en Punta del Este aprovechando los últimos incentivos para la construcción que anunció el gobierno de Lacalle.
La pregunta -que no tiene ni una respuesta aproximada hoy- es cuántos serán los argentinos y de otras nacionalidades que finalmente terminarán recalando en suelo uruguayo para vivir o manejar sus negocios.
El tiempo dirá cuántas de esas intenciones de inversión extranjera se terminan materializando y cómo ello ayuda a darle un empujón a la economía uruguaya mientras procura salir del cachetazo que le está dejando esta pandemia. Por lo pronto, mientras el teléfono siga sonando, será una señal de que estamos corriendo esa carrera.
Además...
Por qué los gobiernos deben apoyar el rescate de empresas
La lista de empresas a nivel global que está quebrando o reestructurando sus pasivos está en aumento. Son mayormente compañías que ya venían experimentando dificultades económicas y a quienes el coronavirus terminó de -valga la redundancia- liquidar. Pero hay otras millones de empresas alrededor del mundo con modelos de negocios que eran viables antes del advenimiento de la pandemia, pero sin suficiente efectivo para transitar la crisis, que corren riesgo de quebrar debido al caos producido por el covid-19. Justamente estas son las empresas que gobiernos están buscando auxiliar.
“Ninguna empresa saludable debe quebrar debido al corona”, afirmó el ministro de economía alemán a mediados de marzo, al anunciar líneas de crédito, garantías y subsidios para empresas alemanas por más de US$ 800 mil millones. Fueron varios los países que desplegaron un batería de políticas para extender a las empresas paquetes de ayuda financiera y crediticia. Seguí leyendo esta jugosa columna de Barbara Mainzer acá.
Soy Ándrés Oyhenard , editor de Economía y Empresas de El Observador. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusivo para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.
Diario EL OBSERVADOR -Montevideo - URUGUAY - 11 Junio 2020