La “fortaleza institucional” del país mantiene a resguardo, “hasta ahora”, su calificación de riesgo, según agencia Fitch
El “shock del coronavirus es una mala noticia para todos los países del mundo”, pero no va a significar un deterioro en la totalidad de las calificaciones de riesgo crediticio. Hasta ahora la agencia FitchRatings dispuso rebajas inmediatas para aquellos más afectados por la pandemia que dependen de la energía, como Colombia y Ecuador, o el caso de Aruba, que tiene al turismo como una actividad económica vital.
La nota asignada por esa calificadora a Uruguay hace equilibrio entre algunas debilidades que arrastra desde antes del desbarajuste provocado por el Covid-19 y ciertas fortalezas que también vienen del pasado. En la escala de Fitch, el país tiene una calificación “BBB-”, el nivel más bajo dentro de la categoría de investment grade (que indica un muy bajo riesgo de incumplimiento de pago de sus obligaciones). Y aunque esa nota fue ratificada en febrero, se mantiene acompañada por una perspectiva “negativa”, advirtiendo la posibilidad de una revisión a la baja en un futuro. Tener el investment grade le ha permitido al gobierno emitir deuda a costos más bajos que los que pagan otros soberanos peor calificados (lo que redunda también en mejores condiciones de financiamiento para el sector privado) y acceder a una mayor diversidad de compradores de sus bonos.
Para la calificación de Uruguay la crisis del Covid-19 “es una mala noticia porque empeora significativamente los dos aspectos detrás de nuestra perspectiva negativa: el crecimiento débil y el alto y ascendiente déficit fiscal. El deterioro en estas variables en 2020 va a empujar la relación entre deuda y Producto Interno Bruto (PIB) del sector público no financiero por encima del 70%, desde el 62% en que se encontraba en 2019, junto con el salto en el tipo de cambio, frente al cual el país es muy sensible por tener el mayor stock de deuda en moneda extranjera entre aquellos con grado inversor”, declaró a Búsqueda Todd Martínez, analista de FitchRatings a cargo del monitoreo de Uruguay.
“Pero este shock también ha resaltado las fortalezas institucionales del país: un sistema político y social que demuestra cooperación y solidaridad en un momento de emergencia, y un estado de bienestar que permite políticas más efectivas para mitigar los efectos sanitarios y económicos del virus. Esta fortaleza institucional tiene una ponderación alta en nuestro análisis, y explica en buena medida por qué no hemos rebajado la calificación hasta ahora”, acotó.
“En adelante, nuestra decisión con respecto a la calificación dependerá de la medida en que el shock al crecimiento y al desempeño fiscal sea transitorio o no. Si la fortaleza institucional del Uruguay y estas políticas contracíclicas limitan el daño social del virus y así crean buenas condiciones para un rebote económico en los próximos años, y si la expansión fiscal es fácil de revertir —o sea, no implica una mayor presión estructural en el gasto—, podría ayudar a evitar una rebaja. Pero si hay evidencia de un shock económico más duradero, y una tarea mucho mayor para estabilizar la deuda/PIB sin apetito para nuevas medidas de ajuste para lograrlo, podría significar una rebaja”. En ese sentido, el analista apuntó que están “esperando para tener más claridad sobre estos aspectos de mediano plazo para tomar una decisión, y aunque el Presupuesto Quinquenal todavía será algo clave para esta evaluación, no podemos descartar una decisión antes”.