EL IMPACTO ECONÓMICO
Un "shock muy negativo" para la economía y gobierno trabaja en partidas presupuestales
La aparición del coronavirus en Uruguay llevará a estructurar partidas presupuestales para financiar los costos de las acciones a tomar para prevenir y atacar los casos positivos.
La aparición de casos de coronavirus en Uruguay sumado al efecto que ya provoca en las principales economías del mundo, es un shock “muy negativo” para la economía uruguaya y ante este escenario el gobierno debería analizar recalibrar el ajuste fiscal que definió iniciar el pasado miércoles.
El aspecto central del ajuste que el gobierno definió es fijar “el límite máximo de ejecución presupuestal” para los ministerios y la Presidencia “en el 85% de los créditos comprometidos del Ejercicio 2019, correspondientes a gastos de funcionamiento e inversiones” excluyendo “las partidas de naturaleza salarial”, según el decreto.
Con eso busca encauzar un déficit de 4,6% del Producto Interno Bruto (PIB) -excluyendo el “efecto cincuentones”-, ya que la medida según el gobierno puede tener un impacto de 0,7% del PIB. Pero esta situación del coronavirus puede cambiar los planes, teniendo en cuenta que además la economía uruguaya viene con un bajo crecimiento, inflación alta y desempleo que está en 8,5% de la Población Económicamente Activa (PEA).
Reacción del gobierno.
La aparición del coronavirus en Uruguay llevará a estructurar partidas presupuestales para financiar los costos de las acciones a tomar para prevenir y atacar los casos positivos. Una fuente del Poder Ejecutivo, dijo a El País que ayer en la reunión el tema fue tratado por los diferentes ámbitos involucrados.
Para eso en las próximas horas el equipo económico terminará de afinar algunas ideas de redirección de partidas presupuestales para reforzar los rubros del Ministerio de Salud Pública que así lo requieran, comentó el informante.
Una fuente del Poder Ejecutivo admitió a El País que en la reunión del gabinete se manejó una cifra estimada del costo de las medidas que se deberán implementar. El informante aseguró que el número no es “especialmente significativo” pero evitó darlo a conocer porque trabajaran en el fin de semana para afinarlos.
La fuente estimó que una vez pasen los días el escenario “tenderá a normalizarse” por lo que las medidas de prevención y mitigación del virus en Uruguay serán menos numerosas de lo que se cree.
A recalibrar.
Los analistas coinciden en que en ausencia de la inversión de UPM, la economía uruguaya no crecería o incluso tendría una caída en este año. Si bien, todavía no actualizaron las proyecciones porque analizan todos los efectos.
El socio de la consultora Exante, Pablo Rosselli dijo a El País que “hoy la prioridad tiene que ser preservar la actividad económica, para hacerlo las dos variables que tenemos disponibles es aceptar un tipo de cambio más alto, el gobierno lo ha hecho bien, y moderar el ajuste fiscal”.
“Este shock” por el coronavirus “podría justificar una estrategia de ajuste fiscal algo más gradual que la que estaba originalmente prevista”, agregó.
En esa línea, el gerente senior del departamento de Consultoría de CPA Ferrere, Alfonso Capurro dijo a El País que los efectos del coronavirus en la economía global y local “podrían llevar al gobierno a recalibrar objetivos, prioridades y herramientas de la agenda macroeconómica de corto plazo”.
Capurro agregó que el nuevo escenario podría llevar a “revisar el timing de la corrección fiscal, ya que la naturaleza contractiva de un ajuste fiscal podría traducirse en una amplificación del shock sobre la demanda agregada”.
Sostuvo que sin perjuicio de esto, “Uruguay debe tomar medidas para fortalecer la sostenibilidad y la credibilidad de sus finanzas públicas”, porque “postergar de forma indefinida la corrección podría afectar la percepción de riesgo sobre la estabilidad macroeconómica”.
Rosselli recordó que “cuanto más fuerte el ajuste fiscal, mayor es el impacto negativo en la actividad económica pero también es riesgoso permanecer con un déficit tan elevado como el que tiene Uruguay en un contexto tan incierto de financiamiento de mediano plazo”.
Agregó que “podríamos concebir un poco menos de ajuste fiscal y bastante más de mejora de la competitividad, consecuentemente aceptando también más inflación de la originalmente prevista. Esa es probablemente la mejor respuesta dentro de toda la incertidumbre que tenemos”.
Más allá de eso, “en el flanco fiscal, una eventual caída del consumo afectará la recaudación. A su vez, si las empresas aumentan el envío de personal a seguro de desempleo para mitigar el impacto negativo de una caída transitoria en las ventas, esto también afectaría por el lado del gasto”, dijo a El País el economista jefe de KPMG, Marcelo Sibille.
Rosselli coincidió en que todavía no se conoce “cuál es el impacto fiscal del coronavirus en Uruguay por el mayor gasto en salud y subsidios de desempleo”.
Sibille concluyó: “Lamentablemente, la situación fiscal ofrece poco margen de maniobra a eventuales estímulos que puedan amortiguar el impacto negativo de la menor demanda por parte del sector privado”.
Efectos en el turismo, comercio y actividad
“De alguna forma el mundo cambió radicalmente en los últimos 15 días”, analizó Capurro de CPA. En lo internacional, todos los países “están dispuestos a tomar medidas sin precedentes”, en el entendido que el shock negativo por el coronavirus podría ser “la interrupción más severa de la oferta” desde la Segunda Guerra Mundial. Capurro indicó que se debe “empezar a asumir que esto puede ser peor” que la crisis financiera global de 2008.
Sibille, de KPMG, previó impactos en las exportaciones, el turismo y el consumo. “El comercio en shoppings, gastronomía, espectáculos culturales y deportivos, entretenimiento, y comercio de bienes durables” tendrá afectación, añadió. “Otro flanco al cual habrá que prestar atención, tiene que ver con los problemas de liquidez que podrían tener algunas empresas para hacer frente a sus costos fijos ante una eventual caída abrupta de las ventas, lo cual en un escenario extremo podría estresar el normal funcionamiento de la cadena de pagos”.
Capurro señaló que si bien la información conocida hasta hoy “no permite calibrar con precisión los impactos definitivos del shock global sobre Uruguay”, se pueden realizar algunas “conjeturas”: menor nivel de actividad; por la suba del dólar una afectación del “balance fiscal debido a la menor recaudación de IVA e Imesi” producto del menor consumo, así como el riesgo de que en mayo la inflación “pueda acercarse al 10%”. Al respecto, Rosselli, de Exante, indicó que “tenemos que pensar que por un período relativamente prolongado la inflación va a estar en niveles más elevados” que los salarios. Según Capurro, un posible efecto positivo es que la suba del dólar en Uruguay -“superior a algunos competidores como Nueva Zelanda y Australia”- permitiría “a corto plazo, recompo- ner parcialmente el deterioro de los precios relativos”.