El desafío de mejorar condiciones para impulsar el crecimiento
Competitividad y déficit fiscal, dos problemas que el gobierno deberá atender
El nuevo gobierno se enfrenta al desafío de generar mejores condiciones para que la economía crezca. La competitividad y el déficit fiscal son dos problemas a los que deberá enfocar sus esfuerzos para que se pueda pensar en un nuevo impulso de la inversión.
Las autoridades se proponen reducir el gasto público por la vía de una mayor eficiencia, aunque hay quienes dudan que se pueda ejecutar un ajuste fiscal con impacto a corto plazo sin apelar a la suba impuestos como han descartado en más de una oportunidad desde el futuro Ejecutivo.
El fuerte deterioro de las cuentas públicas es hoy una fuente de incertidumbre. Varios analistas coinciden en que una de las razones por las que los empresarios no invierten es porque además que la rentabilidad es baja, hay un ajuste en el horizonte del cual se desconocen sus alcances. Por ello el gobierno tendrá que implementar rápidamente medidas concretas para buscar revertir la situación, despejar dudas y mantener su credibilidad. También las calificadoras de riesgo esperan conocer cuáles serán los planes oficiales más allá de los anuncios previos.
En el frente cambiario, la expectativa está centrada en si se permitirá una depreciación más acelerada de la moneda para apuntalar la competitividad como reclama el sector exportador. La mayoría de los expertos coincide en que Uruguay está caro en dólares respecto a sus competidores y necesita procesar una corrección de precios relativos, aunque al mismo tiempo debe cuidar sus efectos sobre la actividad y los precios. Poder cumplir con las metas de inflación es otro de las cosas a las que aspira el nuevo gobierno.
Fortalezas
Las calificadoras de riesgo mantienen el grado inversor aunque en el caso de Fitch la perspectiva de la nota es negativa. Esta condición es un respaldo importante al momento de buscar financiamiento en el exterior y atraer inversiones. Otro aspecto a valorar es que el 46% del endeudamiento del sector público no financiero está en moneda nacional. Esto, de cierta forma, pone al país al resguardo de que imprevistos en el tipo de cambio traigan complicaciones y hagan que el gobierno no pueda cumplir con los pagos. El país también mantiene un buen nivel de reservas que se sitúan en US$ 14.600 millones. El tipo de cambio flexible es otra herramienta que ayuda a amortiguar impactos externos sobre el mercado de cambios y las cuentas públicas.
Oportunidades
La firma de acuerdos comerciales es una materia pendiente como vía para diversificar y mejorar las condiciones de acceso a los principales mercados del mundo. Aunque hay expertos que apuntan a que Uruguay debería apostar a la lógica bilateral para negociar tratados por cuenta propia, el Mercosur oficia como limitante y obliga a negociar en bloque. Las autoridades uruguayas han señalado que apostarán por ese camino para buscar acuerdos y que luego cada socio tome la decisión o no de ratificarlo. En cualquier caso se necesitará convencer o contar con el aval de Argentina y Brasil. Hasta ahora ese camino no ha funcionado.
A nivel global, la Reserva Federal de EEUU sigue atenta la evolución de los acontecimientos globales para decidir futuros pasos. La expansión del coronavirus aumenta las chances de un nuevo recorte de las tasas de referencia para amortiguar el impacto. A priori, esto sería una buena noticia para el país porque supone la posibilidad de acceder a fondos con bajo costo de endeudamiento.
En el terreno de la inversión, la instalación de la segunda planta de UPM en Durazno dará un fuerte espaldarazo a la actividad, en un momento donde la economía crece a tasas bajas. Del lado del mercado de trabajo, el efecto más fuerte se dará en la industria de la construcción, un sector intensivo en mano de obra y que hoy está en recesión.
1,8% es la proyección de crecimiento para la economía uruguaya en 2020, según la mediana de pronósticos de la última encuesta de expectativas del Banco Central. El dato correspondiente a 2019 se conocerá el 19 de marzo.
Debilidades
El déficit fiscal (en 4,6% del PIB) sigue siendo el principal problema económico. Se mantiene en niveles altos y eso obliga a continuar financiando el desequilibrio con endeudamiento. La situación se agravó en el último año con un escenario de aumento del gasto y caída de los ingresos públicos. Para 2020 las necesidades de financiamiento del gobierno central ascenderán a US$ 3.973 millones, según el último reporte de deuda soberana.
El deterioro del mercado laboral continuó en 2019 y se completaron cinco años consecutivos de pérdida de puestos de trabajo. El ritmo de caída se hizo más pronunciado que el año anterior y se alcanzó la peor situación en materia de empleo y desocupación de los últimos 12 años, sin señales a la vista de una mejora de esos indicadores. La desocupación afectó a 8,9% de la población económicamente activa.
Y la inflación en 8,71% se mantiene por encima del rango meta (de entre 3% y 7%). En 2020 no se espera una caída significativa de los precios.
Amenazas
El coronavirus se propagó a otros países y ahora dejó ser foco de atención de China. Esto supone un nuevo problema para el sector exportador que en muchos casos viene afectado por los problemas de competitividad.
Y en Argentina, el gobierno comenzará a renegociar la deuda con los acreedores. Hará una oferta y ese ofrecimiento puede ser aceptado o rechazado por los bonistas, con lo que el fantasma de un default da vueltas nuevamente. El riesgo de contagio por el canal bancario es bajo, al igual que por el comercio de bienes, pero podría esperarse un impacto fuerte en el turismo con consecuencias sobre la actividad. También pondría presión en el terreno cambiario por efecto expectativas.
Diario EL OBSERVADOR - Montevideo - URUGUAY - 29 Febrero 2020