Prender nuevos motores
"La forestación en el peor millón de hectáreas exporta lo mismo que la agricultura en el mejor millón y que la ganadería en todo el resto"
Por Luis Romero Álvarez, especial para El Observador
El nuevo gobierno debe encarar ideas nuevas. En los 15 años de gobierno del Frente Amplio (FA) el agro no desarrolló actividades nuevas y las anteriores crecieron por precios externos o se frenaron por la misma razón. El Ministerio de Ganadería, Agriculturay Pesca (MGAP) debe tomar el ejemplo de la iniciativa forestal del primer gobierno de Julio María Sanguinetti y aplicarlo a sectores con gran potencial, pero hoy dormidos.
En la granja, la cenicienta del agro, hay que hacer un plan maestro –como hizo la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (JICA) para forestación– que estudie cómo lograr una granja exportadora que llene bodegas de barcos como hacen los citrus. Y siguiendo esa hoja de ruta, crear una Ley de Promoción Granjera, que de primera elimine impuestos a las inversiones hechas en el marco de ese plan maestro y además realice los aportes necesarios por parte del Estado (como se pagaron los subsidios forestales que sumaron US$ 66 millones). Porque si se quiere promover algo no hay que hablar, como se hace siempre, o cambiar de nombre al instituto del sector, hay que quitar impuestos y facilitar inversiones. La granja es un sector tan intensivo en capital y mano de obra que no puede crecer mirando el cielo a ver si llueve o no. Tampoco es lógico que cada predio tenga que montar su OSE propia para regar; en Chile cada granja exporta gracias a que tiene un caño en la puerta con toda el agua que necesite (como las casas de ciudad con agua de cañería) y de allí riega sin problemas pagando los metros cúbicos consumidos. Aquí faltan esas inversiones regionales para dar agua a cada predio dentro de una cuenca granjera, y eso se debe financiar con un proyecto en el Banco Mundial (BM) o en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Así se promueve la granja de verdad, pero las acciones deben estar primero estudiadas a fondo y planificadas en un plan maestro.
Otro caso de sector con enorme potencial, hoy en el suelo, es la pesca. Vienen flotas de medio planeta a pescar en nuestra zona de influencia, pero para el Uruguay queda poco o nada. El plan creado por los militares en los años 70 falló por errores propios (todos barcos nuevos, no barcos factorías sino plantitas en territorio, etcétera). Aquí también hay que encargar un plan maestro que marque la hoja de ruta de lo que Uruguay debe hacer para transformarse en la potencia pesquera que puede ser y no es. Y luego vendrá la Ley de Promoción Pesquera y el proyecto con el BM o el BID para las inversiones que se requieran.
También cabe mencionar que la minería tiene el potencial de ser tan grande como la ganadería, la agricultura o la forestación que dan unos US$ 2.000 millones de exportaciones al país anualmente. En épocas del Gondwana, América estaba pegada a África y nosotros a Sudáfrica, tenemos su mismo basamento geológico con las mismas riquezas minerales. Ellos son una potencia minera y nosotros nada. Es un tema de marco legal y condiciones para recibir inversiones que son enormes o no son. Es la situación en los Andes: los minerales son los mismos, pero Chile es potencia minera y Argentina no. Y sacar una ley para cambiar canon en medio de un proyecto comenzado con marco legal anterior no es buen antecedente… para recibir miles de millones de dólares de inversiones, en cualquier rubro, hay que dar buenas expectativas de rentabilidad y estabilidad.
Por último, se justifica crear un Proyecto Forestal II, para plantar otro millón de hectáreas. Tenemos cuatro millones de hectáreas de suelos de prioridad forestal, sin incluir las 200.000 hectáreas de suelos 2.10 que debieron ser los primeros de prioridad (los casquetes rocosos de los cerros). La forestación en el peor millón de hectáreas exporta lo mismo que la agricultura en el mejor millón y que la ganadería en todo el resto, en grandes números. Si conseguimos que la granja, la minería y la pesca exporten US$ 2.000 millones anuales cada una y el segundo millón de hectáreas forestadas otros US$ 2.000 millones, habremos hecho crecer de verdad el Uruguay.
Esperemos que este nuevo gobierno prenda estos motores, para bien de las próximas generaciones.