Carta a un presidente de UPM que “desconoce” o “miente a propósito”
Movimientos sociales uruguayos tratarán de anular un “negocio nefasto” que busca llevar a Uruguay a un “estado de dependencia colonial”.
Los integrantes de una treintena de movimientos sociales y ambientalistas uruguayos divulgaron este martes una carta abierta dirigida a Björn Wahlroos, presidente mundial de UPM. Fue en respuesta a las expresiones del empresario en un libro recientemente publicado en su país.
En ese libro, publicado en finés y reproducido en parte el sábado pasado en La Diaria, Wahlroos afirma, entre otras cosas, que la industria de la celulosa “ha hecho milagros” en el Uruguay.
También expresa su descontento por las crecientes exigencias sociales y ambientales en Finlandia, y para ello recurre como contraste a una “caricatura” de Uruguay.
“Si usted publicara este libro en nuestro país, sería simplemente el hazmerreír de los uruguayos”, afirma la carta.
Wahlroos, dice la misiva, ya evidenció su ignorancia en una entrevista concedida en abril del año pasado al diario finlandés Maaseudun Tulevaisuus, cuando afirmó que a los uruguayos “les encanta” la industria celulósica por la biodiversidad.
“No hay muchos animales que viven en los pastos, pero ahora hay ciervos y jabalíes que los lugareños pueden cazar y disfrutar”, señalaba el presidente mundial de UPM.
En ese marco, los movimientos le preguntan a Wahlroos si “desconoce” la biodiversidad de los pastizales uruguayos o “miente a propósito”.
Así, se le aclara que el pastizal constituye el principal ecosistema natural local, también denominado Bioma Pampa, en el que coexisten más de 2000 especies vegetales y varios centenares de aves, reptiles y mamíferos.
Todo lo cual, se afirma, está siendo sustituido por el monocultivo de árboles para pasta de celulosa.
En ese marco se le pregunta nuevamente cuántas especies de plantas y animales podrían sobrevivir en las plantaciones de eucaliptus, donde se plantan entre 1100 y 1400 árboles por hectárea.
“Son desiertos verdes silenciosos, ya que no hay pájaros que puedan vivir allí”, se dice. Se le recuerda, además, que los jabalíes son plaga en Uruguay, expandida justamente gracias a los monocultivos de árboles.
La carta remarca que las empresas forestales han estado exentas de impuestos y las fábricas de pasta de celulosa instaladas en zonas económicas especiales. De esa forma, su actividad no se traduce en beneficios más que para esas empresas.
Ahora, se afirma, el gobierno uruguayo está gastando más de US$ 3.000 millones en obras de infraestructura para facilitar la instalación de la segunda planta de UPM. Será, se señala, la mayor del mundo, con una capacidad de producción de 2,1 millones de toneladas anuales, y de cuya operación el país no recibirá ningún beneficio.
En su libro, Wahlroos se pregunta por qué no se puede transponer a Finlandia el “milagro” uruguayo, y por qué los socialistas de su país no puede seguir ese ejemplo.
“Lo que ha usted le molesta son los gobiernos con políticas sociales que beneficien a la población trabajadora, porque reduce sus ganancias empresariales”, se afirma. “Está queriendo justificarse, pero ni Finlandia ni Uruguay tienen para usted otro atractivo que no sea permitirle aumentar sus ganancias”.
Los firmantes de la misiva afirman ser algunos de los muchos uruguayos que “estamos trabajando para anular el negocio nefasto para el país, como son la forestación y las plantas de celulosa como UPM, que intervienen en forma creciente en nuestras instituciones, en la educación y en las relaciones laborales, buscando llevar al país a un estado de dependencia colonial”.
Entre los que susciben la carta a Wahlroos están el Movimiento por un Uruguay Sustentable (Movus), la Coordinadora Nacional contra UPM, la Comisión Nacional en Defensa del Agua y de la Vida, el Colectivo No al Tren de UPM, la Confederación de Pueblos Costeros y la Asamblea por el Agua del río Santa Lucía.