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Los neumáticos son responsables de la contaminación plástica: ¿qué hace Uruguay?

Uruguay recupera el 80% de estos desechos para convertirlos en energía; planea alcanzar el 90% en 2020

Son decenas de miles por año. Ruedan con los autos, camiones, tractores, ómnibus y bicicletas. Antes, cuando no podían más, eran enterrados en el suelo. Así se acumularon décadas de polución por degradación química. Con suerte, alguno terminaba siendo una hamaca. Ahora, el problema ambiental que representan los neumáticos fuera de uso está controlado. Uruguay recupera el 80% de las unidades viejas y cubrirá el 90% en 2020.
¿Pero por qué ocuparse de los neumáticos? Porque son unos de los contaminantes plásticos más comunes de la Tierra.

 

En Uruguay se generan cerca de 3,5 millones de toneladas de residuos anuales. De estos, el 1,4% corresponde a residuos especiales, según datos de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama). Los neumáticos fuera de uso representan alrededor del 25% de los desechos especiales. Aunque la generación no resulta significativa en términos globales, desde el punto de vista ambiental, su mala gestión trae dos posibles malas consecuencias: la acumulación de lluvia en los neumáticos acopiados en forma indebida potencia la proliferación de focos de larvas del Aedes aegypti, el zika y el chikungunya; y la disposición final en rellenos sanitarios.

A partir del decreto 358/015, que responsabiliza a las empresas que integran la Cámara de Importadores de Neumáticos del Uruguay del destino final de su producto, el país se convirtió en el segundo de América Latina en hacerse cargo de los neumáticos.

Desperdigados en los océanos del mundo
Uruguay es el segundo país de América Latina en hacerse cargo de los neumáticos desechados. Pero en el mundo la situación es diferente. En los microplásticos que se hallaron en ambientes marinos por todo el planeta abundan pequeños fragmentos de plástico negro. Estudios publicados en 2017 señalan que los neumáticos representan entre el 10% y el 28% de los microplásticos que flotan en los océanos del mundo.
“Los microplásticos que derivan del desgaste de los neumáticos constituyen una fuente sigilosa de contaminación del medio ambiente”, comentó el científico Pieter Kole, de Open University de Holanda, a National Geographic. “Hay poca conciencia acerca de esto y, actualmente, no existen sustitutos para los neumáticos”, agregó.
Los microplásticos se definen como trozos de menos cinco milímetros de cualquier derivado de plásticos. Su composición química puede ser muy variada dependiendo de su origen; es decir, desde una bolsa de supermercado a botellas.

Solución para miles de toneladas.
Cada año ingresan al país alrededor de 16 mil toneladas de neumáticos. Se estima que a lo largo de su vida útil, cada unidad pierde el 30% de peso original. Reciclo NFU recupera aproximadamente el 80% de la carga –otro plan de gestión abarca un 5%–: unas 12 mil toneladas. De estas, ocho mil pasan a la revalorización energética; 341, al reciclaje; y 315 se reutilizan en el mercado.

“La gente ya no se lleva los neumáticos para su casa como en la década de 1980. Los hábitos cambiaron. La gente entendió que ya no tiene valor y lo deja en la gomería. Las empresas de transporte entendieron que no pueden tener neumáticos en desuso en un galpón o al aire libre. Hay más consciencia ambiental”, comentó Lumber Andrada, gerente de Reciclo NFU, iniciativa que comenzó a operar en enero de 2017

El modelo de gestión se basa en un sistema de recolección en gomerías y talleres por medio de acuerdo con los transportistas. De los acopios regionales se realiza la transferencia de los neumáticos a la planta de procesamiento para su revalorización. Actualmente existen 145 puntos de recepción en todo el país donde los usuarios pueden depositar sus neumáticos en desuso de forma segura y gratuita. Pero estos se rechazan si contienen larvas, si le han aplicado sal, si están mezclados con otros residuos o si fueron desenterrados o rellenados con material de construcción.

El objetivo es procesar el 90% en 2020. “Hay infraestructura que podría procesar más”, dijo.

¿Por qué no, entonces, un 100% de cobertura? Porque, a pesar de que el plan está “aceitado”, hay neumáticos que se escapan, en particular, por la frontera. “Hay mucho traslado de neumáticos en forma ilegal por la frontera seca porque no hay suficientes controles aduaneros. No solo pasa con los neumáticos; pasa con los plásticos. Los cruzan y los venden, principalmente, en Brasil”, comentó.
La larga vida útil
Los neumáticos fuera de uso pueden tener diferentes segundas vidas. La alternativa más común es convertirse en asfalto modificado. “Se convierten en polvo de caucho”, dijo Andrada. Este se incorpora en la mezcla para calles y carreteras. El gerente de Reciclo NFU, señaló varias ventajas: la más obvia es la sustentabilidad; pero también reduce el agrietamiento de las vías, permite el ahorro en mantenimiento y genera un desgaste menor en los rodamientos.

En este apartado, Andrada reclamó una mayor intervención del Estado para fomentar este uso. “Como país hicimos varias cosas pero, al igual que con otros residuos, falta que haya compras públicas. Como país deberíamos ser coherentes y las próximas rutas deberían recuperar neumáticos en el asfalto”, apuntó.

Y añadió: el gobierno “tiene que premiar la reincorporación de materiales de segundo uso. Ya no hay que mirar lo más barato, sino lo más sustentable”.

El caucho reciclado también resulta útil para la fabricación de suela de calzado, suelos para zonas de juego de niños y rellenos de césped artificial. Por ejemplo, los gránulos de caucho le brindan mayor confort y seguridad a las canchas de fútbol, a la vez que suponen un importante ahorro en el consumo de agua.

Otra opción es la revalorización energética. El alto poder calorífico del neumático triturado lo convierte en un buen combustible de sustitución para industrias. Gran parte del material recogido y procesado por Reciclo NFU es llevado a Cementos Artigas con este fin. Andrada indicó que la futura planta cementera Cielo Azul de Treinta y Tres tiene planificado utilizar los neumáticos como combustible. Las instalaciones tienen que tener los filtros adecuados dado que los neumáticos contienen altos niveles de potenciales contaminantes, como zinc y cloro.

Del punto de vista técnico, el componente de caucho natural y su bajo contenido en azufre generan una importante reducción de las emisiones de dióxido de azufre y de dióxido de carbono. Estimaciones realizadas por Cementos Artigas indican que la reducción de gases de efecto invernadero debido al coprocesamiento de neumáticos a octubre de 2018 fue de 1.445 toneladas de dióxido de carbono equivalente.

De qué están hechos los neumáticos.
Los neumáticos están conformados aproximadamente en un 19% de caucho natural y un 24% de caucho sintético, que es un polímero plástico. El resto, según informa National Geographic, está hecho de metal y otros compuestos.
La producción de neumáticos tiene consecuencias medioambientales muy negativas como la deforestación continua, los combustibles fósiles contaminantes que se utilizan para fabricar cauchos sintéticos o el proceso de ensamblaje.
Un neumático de automóvil requiere 32 litros de petróleo para su fabricación; el de un camión consume 100 litros.
Un informe de 2013 de Tire Steward Manitoba, en Canadá, reveló que los neumáticos de automóviles y camionetas perdían casi 1,1 kilos de caucho a lo larga de su vida útil (una media de 6,33 años).
El estudio estima que, en total, los neumáticos de Estados Unidos producen unas 1,8 toneladas de microplásticos al año. Los neumáticos se desgastan con el uso y van soltando trocitos de plástico sintético que, más adelante, son arrastrados hasta arroyos y llegan a los océanos.

Diario EL PAIS - Montevideo - URUGUAY - 11 noviembre 2019