La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura colabora a pedido de los países; tras los incendios del Amazonas, Brasil no les ha pedido ayuda, dice Mette Loyche Wilkie, jefa de la División de Políticas y Recursos del Departamento Forestal
Latinoamérica debe actuar “urgente” ante la deforestación
Entrevista de María Paz Sartori
Los bosques, selvas y montes toman dióxido de carbono del aire y lo guardan en sus troncos, hojas, y en la tierra. Cuando estos se queman se libera todo a la atmósfera. Por eso, juegan un papel “muy importante” en el ciclo climático, explicó a Búsqueda Mette Loyche Wilkie, jefa de la División de Políticas y Recursos del Departamento Forestal de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
Hasta el momento, la deforestación, la degradación de la tierra y el cambio en su uso contribuyen con el 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano. Si se logra contener la deforestación, restaurar las tierras degradadas —ya sea agrícolas, boscosas u otras—, esas acciones pueden contribuir en un 30% de lo que se necesita para actuar en mitigación de cambio climático para 2030. Es una de las maneras “más rápidas y económicas” de lograr una reducción inmediata.
Wilkie viajó a Uruguay para participar en la 31ª Comisión Forestal para América Latina y el Caribe de la FAO que se está realizando en Montevideo, en donde discuten sobre los problemas de la región en gestión forestal, conservación y desarrollo sostenible. En diciembre de 2019 se realizará en Chile la COP25, la reunión sobre la Convención Marco de Cambio Climático de Naciones Unidas, que continuará concretando las resoluciones del Acuerdo de París y en la que los bosques serán uno de los temas centrales.
A continuación un resumen de la entrevista que Wilkie mantuvo con Búsqueda.
—Desde que comenzó a trabajar en forestación en la década de 1980 hasta ahora la percepción de la necesidad de cuidar los bosques y montes nativos ha cambiado mucho. ¿Cómo fue esa evolución?
—Estudié forestación en la década de 1980, y muchas cosas han ocurrido desde entonces. No hablábamos mucho sobre cambio climático y esa ciertamente es un área que ahora sabemos tiene un rol crucial por el papel que cumple en el bosque. No estábamos al tanto. Ahora hay más conciencia. Mirábamos el manejo sostenible del bosque pero no hablábamos de cómo eso iba a impactar a otros sectores afuera.
—Esta semana en Montevideo se han reunido para hablar de la situación en América Latina y el Caribe, evaluar los problemas y las posibles soluciones. ¿Cuál es la principal preocupación en la región?
—La región continúa teniendo una tasa relativamente alta de deforestación. Pierde millones de hectáreas de bosque (selva o monte nativo), es una cifra bastante alta. Los bosques son cortados para ser sustituidos por agricultura principalmente. La deforestación es todavía un gran problema en América Latina y hemos visto recientemente que los incendios son parte del proceso de convertir bosques en tierras para agricultura. Es el último paso del proceso.
—Los incendios del Amazonas pusieron a Brasil bajo la lupa con la deforestación como telón de fondo. ¿Era algo esperable?
"La deforestación es todavía un gran problema en América Latina y hemos visto recientemente que los incendios son parte del proceso de convertir bosques en tierras para agricultura".
—Vemos una temporada de incendios en la mayoría de las regiones todos los años. Cada año hay incendios que ocurren al final de la época de seca antes del comienzo de la época de lluvias, preparándose para la agricultura. La mayoría de estos incendios comienzan asociados a clarear la tierra para cultivar. Algunos no son en los bosques en sí sino en el área agrícola adyacente. Hemos tenido altas temperaturas y vientos fuertes y los incendios se extienden sin control. Estamos tratando de ver cómo podemos ayudar a los países a mirar por qué los incendios están ocurriendo y cómo están ocurriendo, porque hay diferentes razones en distintos países y determina cómo puedes prevenirlos. Hemos hablado el lunes con representantes de Uruguay. Los fuegos que ocurren aquí son muy diferentes, en áreas agrícolas y no están afectando monte.
—El presidente brasileño Jair Bolsonaro se ha mostrado escéptico en la necesidad de encarar con fuerza el problema de la deforestación, pese incluso a los incendios recientes del Amazonas. Esa no parece ser una buena señal.
—Tenemos que asegurarnos de que los países y gobiernos estén muy al tanto de la importancia de los bosques.
—Brasil es el país más grande de Latinoamérica y su presidente no está alineado con ese punto. ¿Trabajan de alguna forma particular con Brasil tras lo ocurrido en Amazonas?
—No voy a comentar sobre el presidente Bolsonaro. Lo que voy a decir es que trabajamos con todos los países tratando de incrementar la conciencia sobre la necesidad de conservar los bosques y la contribución positiva que esto puede generar. Nosotros hemos ofrecido que trabajaremos con países que nos pidan ayuda porque somos una organización intergubernamental internacional. Respondemos a pedidos de los países.
—¿Han tenido una solicitud de ayuda de Brasil?
—No, no la hemos tenido. Estamos trabajando con Bolivia. Pusimos en marcha un paquete de emergencia de medio millón de dólares para ayudarlos. Tenemos un proyecto de emergencia que hemos firmado recién y todavía no llegamos a terreno porque tenemos que esperar que se extingan los incendios. Miraremos cómo restaurar los bosques. En algunas zonas será permitir una restauración natural y en otras requerirá remover madera quemada, plantar especies nativas. Se trata de un trabajo con la comunidad que ha visto afectada su vida. Trabajaremos en resiliencia para intentar que no ocurra otra vez y con el gobierno para ver por qué ocurrieron los incendios y cómo se pueden prevenir. También queremos asegurarnos de que las municipalidades estén más en alerta para prepararse para combatirlos de manera segura y rápida y luego de extinguidos tengan capacidad para analizar qué incentivos necesitan para el después. No solo Brasil tiene incendios, es el bioma amazónico el que está en problemas. Los incendios ocurren todos los años. Como reflejó la prensa, los incendios este año son más, pero el resultado concreto de las zonas afectadas lo sabremos una vez que todos los incendios hayan sido extinguidos.
—Incluir con más énfasis el tema bosques dentro de los compromisos que los países definen y presentan ante la Convención Marco de Cambio Climático de Naciones Unidas (llamados Contribuciones Nacionalmente Determinadas, NDC) es uno de los temas que estarán tratando esta semana. ¿Qué rol tienen hoy?
—Necesitamos actuar ahora y rápido. Actuar en deforestación y restauración de tierras puede contribuir en un 30% de lo que se necesita para actuar en mitigación de cambio climático para 2030. Hay una oportunidad real para Latinoamérica de incrementar sus ambiciones en sus NDCs al incluir todas las acciones en las que los bosques pueden contribuir. Estas son las cosas que hemos estado discutiendo.
—¿Este tema tiene suficiente presencia en los NDC de los latinoamericanos?
—No todavía. Algunos países han incluido los bosques pero no todos y no lo suficiente en términos de lo que pueden hacer. El lunes escuché que Jamaica no incluyó los bosques en su primer NDC porque son diferentes ministerios el que hace los NDC y el que se ocupa del tema de los bosques y se enfocaron en energía. Es solo un ejemplo. Claro que Jamaica es una pequeña isla, tal vez no pensaron que era importante para hacer la diferencia pero lo es. Estamos impulsando a todos los países a que miren puertas adentro a ver cómo sus bosques, selvas, montes, pueden contribuir a la mitigación y ponerlo en la letra de los NDC.
—¿Cuál es su opinión sobre cómo viene funcionando el Convenio sobre Diversidad Biológica?
—Estamos esperando una evaluación sobre los logros de los objetivos en biodiversidad que nos trazamos. Había objetivos para toda esta década, están pautados hasta 2020. Algunos se cumplieron; en términos de áreas protegidas estamos cerca pero todavía estamos perdiendo biodiversidad. Tal vez nos estamos enfocando en objetivos que no nos están mostrando si estamos progresando en la dirección correcta. Tener delimitada un área protegida no quiere decir que estemos siendo efectivos en conservar la biodiversidad. Tenemos que ver cómo protegerla también por fuera de esa zona. Estamos hablando de llevar la conservación hacia áreas agrícolas, mineras, de energía, lograr corredores para que las especies se comuniquen y no espacios estancos, y un manejo sostenible. Hay áreas importantes para la conservación que están por fuera de las protegidas y allí podría haber una zona con área específica delimitada para tala, por ejemplo, y conservar hábitats para especies puntuales en peligro. Podemos hacer más de lo que venimos haciendo pero hay discusiones en marcha y mirando más allá de 2020 para incrementar la ambición.
—En marzo, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución que designa al 2021-2030 como el decenio sobre la restauración de los ecosistemas. ¿Por qué ahora?
—El Salvador lo propuso. Hubo 72 países que lo apoyaron. estamos felices con esto y llegó justo en el momento adecuado. Hubo un fuerte énfasis y conciencia del rol que los ecosistemas y la naturaleza pueden jugar en la mitigación y adaptación del cambio climático y hay un fuerte vínculo con el cuidado de la biodiversidad y combatir la desertificación. La restauración surgió como la solución a problemas. Es una idea fantástica y tendremos una década para trabajar en esto en todo el mundo.
—¿Cuáles son sus expectativas para la COP25 de Chile?
—Viene en un momento crucial. Tenemos al Acuerdo de París en marcha y estamos aún discutiendo la implementación de algunas de sus modalidades. Necesitamos urgentemente incrementar nuestras ambiciones. Con miras a la COP en Chile tenemos el UN Climate Action Summit, una reunión que se dará a fines de setiembre para impulsar a los países a aumentar la ambición y tiene un fuerte foco en soluciones basadas en la naturaleza y en los bosques. Es liderado por China y Nueva Zelanda. Tenemos una PreCOP en Costa Rica fuerte para mostrar lo que se puede lograr al incrementar las áreas de bosques y después tenemos Chile y quieren enfocarse en bosques como un área de destaque. Es importante que los países avancen en incrementar sus ambiciones, actuar ya y rápido, urgente.
—¿Cómo evalúa el resultado del instrumento internacional REDD+ para combatir la deforestación?
—Hemos visto resultados bastante buenos en América Latina. Diría que sí, fue exitoso. Brasil fue el primero en recibir pago del Fondo Verde para el Clima por sus resultados; Chile probablemente sea el segundo y están en camino Argentina y Ecuador. El nivel de ambición estaba muy alto cuando empezamos. Creíamos que los países iban a estar prontos para esto y ha llevado 10 años. Tenemos que trabajar más en intensificar la producción de la tierra para que no haya necesidad de deforestar para producir más.