Hoy el “paso”, junto a Durazno, Tacuarembó y Florida, está “cantando al sol como la cigarra”.
Tantas veces me mataron
Tantas veces me morí
Sin embargo estoy aquí resucitando
Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal
Porque me mató tan mal
Y seguí cantando
(María Elena Walsh)
La confirmación de la construcción de la planta de UPM 2 en Pueblo Centenario, próximo a nuestro Paso de los Toros, debe hacernos reflexionar que es una nueva oportunidad de resurrección. Los oriundos de esas zonas conocemos tanto de desarrollo como de abandono.
Nada más icónico para nuestro pueblo que el Agua Tónica Paso de los Toros. Fue un emprendimiento que marcó la historia isabelina. Por décadas un motor de crecimiento. Pero un día se vendió la marca y cerró la planta. Y con ello cayeron cientos de puestos de trabajo, de historias de vida, de esperanzas.
El tren es otro de los símbolos de nuestro pueblo. La historia de Santa Isabel de Paso de los Toros está estrechamente vinculada a la existencia del ferrocarril: a tal punto que floreció con su tránsito y decayó con su clausura. Pertenezco a la generación para la cual el tren era algo importante. Nadie me tiene que contar lo aislado que quedó mi pueblo cuando el expresidente Julio Mª Sanguinetti cerró AFE.
Tengo la convicción que de tantas caídas viene ese orgullo tan característico de las y los isabelinos, estemos donde estemos, por “el paso”. Porque nunca nos damos por vencidos. Nunca.
Ni la crueldad de la dictadura cívico-militar nos doblegó. El pueblo tiene sus muertos, sus desaparecidos, sus presos. Esa página de nuestra historia, sin duda la más triste de todas, me encontró en plena adolescencia y jamás olvidaré el ver bajar del tren a compañeras rapadas y con grilletes. Tampoco olvidamos la colocación de caramelos en algunos lugares de la pista de atletismo del cuartel con la esperanza de que los presos políticos pudieran agarrarlos. O los cuentos de “Sabora” sobre los tiempos de calabozo con el Ñato. Nuestro pueblo tiene historia. Vaya si la tendrá.
Una zona relegada y olvidada por las políticas de Estado neoliberales. Que dejaron sin más empleo que el cuartel o ser funcionario público, y ya ni bancarios, porque prácticamente fueron cerrando casi todos los bancos. La crisis del 2002 -aquella engendrada por gobiernos colorados y blancos- y cuyos equipos económicos integraba uno de los candidatos a presidente por la oposición, nos golpeó durísimo. Tiempos de desinversión, desarraigo y desesperanza.
Pero jamás bajamos los brazos. Nos empeñamos en salir adelante. Fruto de ese carácter forjado en la convicción de que sí se puede progresar y por el trabajo planificado del Gobierno Nacional, junto a actores políticos y sociales de la región y a la confianza de los inversores en la estabilidad del Uruguay, finalmente, se acaba de concretar la más importante inversión en una de las zonas con realidad más compleja del país.
Como siempre sucede, no faltaron los contras. Para los que en plena campaña electoral esta es una pésima noticia. Los que todos conocemos y anteponen sus ambiciones políticas al bienestar del pueblo. Los críticos contumaces. Los que no tienen otro objetivo que recuperar el poder perdido. A pesar de todos ellos, la inversión se hizo realidad. Esta vez no dejamos pasar el tren, lo reconstruimos y además la planta ya es una realidad.
Es la inversión más grande en la historia del Uruguay y de la propia empresa finlandesa: más de 3.000 millones de dólares, que implican creación de empleo de calidad (directo e indirecto) para miles de uruguayas y uruguayos, así como la consecuente dinamización de la economía de la región y su impacto en el crecimiento de la economía nacional.
El impacto ambiental tendremos que controlarlo con seriedad, porque nadie en el pueblo ni en el gobierno está dispuesto a hipotecar a las futuras generaciones el derecho a un ambiente limpio. Los estudios de monitoreo serán permanentes y la planta será la más avanzada en términos de control de contaminación. El compromiso es total.
Una inversión que además estimula y ayuda al proceso de descentralización educativa que se viene implementando desde que el Frente Amplio es gobierno.
Toda la zona se verá impactada positivamente. La juventud ya no tendrá que verse obligada al desarraigo. Las oportunidades llegaron a nuestros pueblos que fueron tanto tiempo olvidados. Estamos felices.
Por ello, hoy el “paso”, junto a sus vecinos de Durazno, Tacuarembó y Florida, está “cantando al sol como la cigarra”.