grilleLA INVERSIÓN DE UPM ES UNA GRAN NOTICIA

Pa’ los contra

Por Alberto Grille.

Hoy voy a insistir en esto de UPM. Creo que hay que recorrer el país llevando la buena noticia para que nuestros conciudadanos conozcan la verdad y podamos evitar que la confusión general y la desinformación intencionada contribuya imponer la idea de que estamos ante un hecho menor, tal vez casual e intrascendente, que para nada va a contribuir a cambiar el futuro de los uruguayos.

 

El lector me dirá que la decisión de instalar la planta elaboradora de pasta de celulosa  se ha difundido por todos los medios y que parece reiterativo y obvio recalcarlo una y otra vez, pero yo pienso que la gente debe saberlo mejor y con detalles y es misión de cada integrante del Frente Amplio llevar la noticia completa a cada casa, oficina, boliche, fábrica o taller, o ir a las chacras y a las estancias y a los cuarteles y a las comisarías y a los refugios y adonde haya un uruguayo.

Lo primero es saber que no es una buena noticia solo para el gobierno y que no es verdad que Tabaré Vázquez está contento porque al final de su mandato se concreta un proyecto por el que él y sus ministros han trabajado tanto.

Nada que ver. Todos los uruguayos debemos estar contentos porque esto es una gran noticia para el futuro, para Uruguay y su gente. No importa si los puestos de trabajo, las inversiones y los resultados fiscales llegan o no a tiempo para influir en las elecciones. La obra del ferrocarril, los puestos de trabajo, la planta industrial de altísima tecnología, el mercado para toda esa madera que está plantada en el centro y norte del país, la mano de obra empleada en la construcción y en la infraestructura de obra pública no se recuerdan en la historia y mucho menos en los últimos 50 años.

La planta de celulosa será para la historia un logro de este gobierno, pero sus resultados serán para todos los gobiernos de los próximos 20 o 30 años. Esa es la manera de mirar con generosidad y patriotismo esta y otras obras. Así deben mirarse la reforma impositiva, los Consejos de Salarios, la diversificación de la matriz energética, el Antel Arena, la fibra óptica, el Ballet Nacional, la reforma de la salud, la universalización de la educación, la infraestructura fenomenal en carreteras, escuelas, hospitales, liceos. Reitero, sin mezquindades, con amor a nuestro país, a su gente y a sus logros.

Por supuesto que mejor será que en las elecciones gane el Frente Amplio y que las reformas y obras de 15 años de gobierno frenteamplista se mantengan y profundicen en el futuro. Pero esa mirada cortoplacista no debe impedir que se vea que todo lo que se hace es para el bienestar de nuestro pueblo, para repartir la riqueza que se genera, para desarrollar nuestra sociedad con más igualdad, libertad y justicia.

La planta industrial que UPM piensa instalar en Durazno es buena para todos, también para los que levantaron cortinas de humo o los que fueron hasta Finlandia a pedir que la decisión del directorio de UPM se postergara hasta después de las elecciones.

Se trata nada menos que de la mayor inversión jamás realizada en la historia de Uruguay: un monto total de 4.500 millones de dólares (cerca de 9% del PIB de nuestro país) que aumentará el producto interno 2% y creará 6.000 empleos durante la construcción de la planta, otros 10.000 permanentes y aumentará nuestras exportaciones 12% luego de instalada. UPM II va a pagar salarios por 200 millones de dólares, impuestos por 178 millones, construirá viviendas transitorias y permanentes para sus trabajadores; el ingeniero Nicolás Lussich dijo en Canal 10 que la operación dejará un saldo neto para el Estado de 668 millones de dólares.

Ni que hablar de lo que esta gigantesca inversión significa en una región que, según dice el Fondo Monetario Internacional, seguirá cayendo (y en eso están compitiendo Argentina y Brasil, bajo los mandatos de Mauricio Macri y Jair Bolsonaro); demuestra el prestigio de nuestro país y la consideración que merece nuestra gente. Además, mejora nuestra imagen internacional y probablemente la  calificación de nuestra crédito ante las famosas agencias que evalúan el riesgo de las inversiones, a las que es preferible no tener de enemigas.

Pero hay mucho más.

Valoro mucho esta extraordinaria inyección de actividad y empleo que realizará la alianza estratégica entre UPM y el Estado uruguayo, que tanto necesita hoy Uruguay, pero más valoro que se haya hecho en una zona tradicionalmente relegada y deprimida de nuestro macrocefálico país, impactando sobre todo en Tacuarembó, Durazno y Florida, es decir, el centro del país, olvidado por gobiernos blancos y colorados que nunca aplicaron verdaderamente la tan declamada “descentralización”, que sí hizo el Frente Amplio, asignando correctamente los recursos sin necesidad de que tuvieran que venir los intendentes a mendigarlos.

Y valoro particularmente que esa oleada de actividad y empleo tenga como eje central el bien llamado Ferrocarril Central, un aporte del Estado uruguayo por 1.500 millones de dólares que se va a constituir en un instrumento revolucionario de transporte al servicio de comunidades olvidadas que, como es tendencia histórica, volverán a florecer cuando a su vera se instalen emprendimientos de todo tipo, florezca el comercio, se construyan escuelas y liceos y se produzca el repoblamiento. Un acto de justicia, además, que viene a revertir la incalificable acción de Julio María Sanguinetti cuando eliminó el ferrocarril (el medio de transporte más barato y eficaz y el más utilizado en el mundo desarrollado) para desestatizar el transporte de carga y pasajeros y darles las ganancias del transporte público a las empresa privadas.

UPM II es, pues, ganancia pura para el pueblo uruguayo por donde se la mire.

También para los ricos, que, capitaneados por una oligarquía voraz, rapaz y feroz, no quieren al Frente Amplio en el gobierno y pretenden restaurar las condiciones en que vivíamos hace 16 años, aunque sea al precio de la desdicha de los uruguayos.

No por nada esas cámaras empresariales fueron las primeras en pronunciarse a favor del golpe de Estado del 27 de junio de 1973, que también representó un inmenso retroceso económico y cultural.

Tenemos que aventar la desesperanza, el desgano y la desilusión, diciendo a los compatriotas que el Frente Amplio va a continuar mejorando la vida de todos pese a las dificultades, los errores y las adversidades y que hay otra verdad sobre UPM II, que es la verdad sobre el impulso hacia el verdadero desarrollo económico y social que han significado los tres gobiernos de la coalición de izquierda.

La verdad y la furia de los resentidos

Los blancos fueron a pedir a Finlandia que UPM postergara la decisión de instalarse en Durazno.

Aunque pretendieron mantenerlo oculto, Carmelo Vidalín, el activo intendente de Durazno, sabía de ello cuando el jueves de la semana pasada declarara públicamente que era un momento único para esta definición y que eso lo volvía una dramática  opción de “ahora o nunca”.

Pompita tuvo que reconocer ante las cámaras y los micrófonos el gran éxito de la instalación de UPM II y desdecirse de su conocida afirmación de que si gana en noviembre, “va a revisar todo lo firmado por este gobierno”. El candidato que hasta hace unas semanas se sentía el futuro presidente metió violín en bolsa; es que el ego se le desliza como una tabla de surf porque Talvi le pisa los talones y Manini, Mieres y Novick no dejan de repetir en privado y en público que es un aliado “impresentable.”

El gobierno que según Lacalle estaba “agotado”, el que había “bajado los brazos”, el del presidente “ausente” que había bajado la guardia”, le hizo dos goles sobre la hora.

En dos semanas consiguió la instalación de UPM y el Tratado de Alianza Estratégica entre la Unión Europea y el Mercosur.

Los hechos demostraron que no hubo negociaciones secretas, ni acuerdos convenidos a oscuras, ni falta de transparencia ni violación o desconocimiento de las normas ambientalistas.

Todo fue transparente y legal. Los términos de lo negociado fueron publicados en internet y los documentos firmados revelan un gobierno celoso del cumplimiento de las leyes, prudente en el otorgamiento de beneficios, contrapartidas y concesiones  fiscales, respetuoso de la soberanía del país, del cuidado del medio ambiente y de los convenios laborales.

La realidad es que grandes economías como la de Finlandia, empresas gigantescas como UPM, gobiernos europeos y empresarios exitosos en sus rubros confían más en el gobierno progresista del Frente Amplio que en los mensajeros irresponsables mezquinos  y antipatrias que pedían a gritos que la empresa finlandesa postergara su inversión.

Tal vez sea por la rapacidad, la incapacidad y la inoperancia que demostraron blancos y colorados en sus gobiernos, siempre atados al Fondo Monetario Internacional, gobernando para las clases dominantes y dando la espalda a los trabajadores, la prosperidad de su gente, la industrialización y el desarrollo.

La verdadera realidad económica del país

El equipo económico liderado por el ministro de Economía, Danilo Astori, presentó el miércoles 24 la Rendición de Cuentas correspondiente al año 2018 en la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda de la Cámara de Diputados y actualizó, en declaraciones ante los periodistas, la situación de nuestra economía.

Astori recordó que “en un año electoral no se puede modificar el gasto público”, por lo que el documento consta de un solo artículo, y señaló que su discurso tuvo como eje mejorar el déficit fiscal -que no es el ajuste y el abatimiento de los salarios jubilaciones y la inversión social-, sino “procurar una agenda de crecimiento más potente para el país”.

Agregó que “esa agenda de crecimiento se ha visto reforzada en los últimos días por aportes absolutamente fundamentales, como el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que abre una ventana de oportunidades formidables para el Uruguay productor e importador; y ahora el anuncio de la instalación de la mayor inversión productiva en la historia de Uruguay, que es también la mayor inversión productiva en la historia de UPM” y que “la inversión de la empresa finlandesa revela una confianza muy importante en Uruguay”.

Señaló que “la confianza es un activo intangible fundamental que tiene Uruguay, que celebramos y que nos deja orgullosos a todos los uruguayos”. Desestimó los dichos de la oposición acerca de que los beneficios de esos proyectos se verán solo en el largo plazo y aseguró que ya se trabaja en actividades preparatorias en la instalación de la segunda fábrica de UPM y en otras inversiones que se realizan en el país, como el Ferrocarril Central.

En ese sentido, destacó que “cuando termine el año 2019, habremos llegado, en cumplimiento del Plan Nacional de Infraestructuras, a una inversión de 11.000 millones de dólares en infraestructura, acumulativa en todo el período de este gobierno, que significa mayor actividad y empleo, y espero que en las próximas mediciones se empiecen a reflejar estos resultados”. Agregó que “esto ocurre en el marco de 16 años consecutivos de crecimiento económico y excelentes indicadores sociales. Es la primera vez que Uruguay tiene en su historia 16 años de crecimiento consecutivos y, al mismo tiempo, 16 años de justicia social creciente, caída de la pobreza y mejora en las condiciones de vida de la población”.

Ante una pregunta, señaló: “No hemos tirado la toalla y estamos absolutamente tranquilos con lo que estamos haciendo”.

Recordó que el PIB es de 60.000 millones de dólares y precisó que las reservas ascienden a 15.000 millones de dólares, con lo que “el país duplica con su liquidez todos los compromisos de amortización e intereses en un año” y “53% de su deuda pública está en moneda nacional, lo cual elimina cualquier impacto negativo por razones de devaluación”.

Preguntado por el volumen de la deuda pública, respondió que “el mejor indicador es la deuda neta, que se compone de la resta de la deuda bruta respecto a las reservas del país”. Afirmó que “se ubica en 41% o 42% del PIB, lo cual es una cifra absolutamente razonable y manejable dada la solvencia financiera de Uruguay”.

CARAS Y CARETAS - Montevideo - URUGUAY - 27 julio 2019