cambio climatico9EL CALENTAMIENTO GLOBAL, EL TRABAJO Y UPM
Marcelo Marchese

Un consenso de científicos contratados por los organismos internacionales, afirma que el cambio climático que vivimos es resultado de la industria y la emisión de dióxido de carbono.
Ese consenso, para nosotros, es la verdad. Existen otros consensos entre científicos vinculados a las verdades que establecen los organismos internacionales. Uno de ellos es la inexistencia de las razas humanas. Sólo existiría una raza humana.

Sin embargo, los diferentes colores de piel no sólo son resultado de una diversa adaptación al clima, sino que también hablan de un origen diverso de la humanidad, ya que no hubo un sólo homo erectus antecesor, sino varios que se hibridaron de diversa manera en diferentes regiones del globo y antes de ellos, otros homos y eso explica la radical diferencia de lenguas.

Así que tenemos un consenso de los portadores de la verdad, los científicos, y a su vez, tenemos una acalambrante propaganda de los grandes medios de comunicación que nos bombardean con los peligros del cambio climático mostrándonos tsunamis y huracanes que arrasan con todo.

¿Por qué los medios hacen esa propaganda? ¿Por qué los organismos internacionales le pagan a los científicos para que digan lo que les conviene? El motivo es evidente: si para darle comida y ropa a toda esa gente debemos emitir gases que ponen en riesgo la vida, ergo, debemos cambiar la cantidad de gente que hay en la tierra. En realidad, en la tierra podría vivir mucha más gente, el problema es cómo se divide la riqueza y de qué manera se produce, pero ese tema no está en discusión, el problema es la "superpoblación".

Entonces se aplican infinitos recursos para disminuir la población mundial. El gran trabajo cultural que han realizado es asombroso e incluye la agenda feminista, las mujeres anoréxicas que desfilan por las pasarelas, el tipo de heroínas que exhibe Hollywood y la vida que han construido por la cual los profesionales tienen un hijo luego de "realizarse".

Estas buenas nuevas, sin embargo, no llegan a África donde mueren como moscas y se los deja morir como moscas, pues esa es la solución que encontraron. Somos demasiados y antes que los miserables crezcan y se levanten haciendo un desastre, hay que reducirlos, como advirtió Kissinger en su informe de los años setenta.

En tanto se pone en práctica toda una ingeniería que afecta nuestras mentes y nuestra sexualidad, el Capital avanza hacia la meta de crear riquezas sin trabajo humano, aunque toda la tecnología que logre esta utopía sea una acumulación de trabajo humano que se han apropiado para reducir el trabajo humano.

La anulación del trabajo puede llevar a un futuro harto variado y esa será, lector, con absoluta y radical certeza, una gran batalla del futuro. Acaso el ocio ganado nos lleve a una era de esplendor de la humanidad y acaso nos lleve a la Edad Oscura. En tanto la generación de riquezas dependa de nosotros, tendremos un poder latente. Con un chasquido de dedos podríamos, si hubiera una voz que fuera escuchada por todos, hacer una huelga mundial y cambiar el sentido en que gira el mundo. Cuando no produzcamos riquezas ya no tendremos ese poder: pasaremos a vivir, si es que viviremos, de las dádivas de los poderosos.

Camino a esa sustitución del trabajo humano que se genera a partir de la apropiación del trabajo humano, de apropiarse de las conquistas generadas por la cultura, los organismos internacionales auspician a las grandes empresas que producen miles de millones reduciendo la importancia de la mano de obra. Ejemplo elocuente es UPM, cuya nueva planta en el río Negro, le dará mil millones de dólares anuales de ganancia operando con trescientas personas. Miles de millones de toneladas de celulosa serán producidas por trescientas personas en una planta que a la empresa le costará dos mil quinientos millones, en un proyecto donde nosotros invertiremos más de cinco mil millones.

La relación es alarmante, pero el problema se amplía si consideramos el magro valor agregado a la cadena de valor: transporte y plantines; y se amplía infinito si consideramos que los grandes latifundios de eucalipto son en verdad un desierto.

UPM impone la producción de riqueza sin trabajo. La variable salario no pesa, lo que pesa es el agua gratis, la tierra barata, la posibilidad de que ante un accidente con graves consecuencias ecológicas vayamos al tribunal del Banco Mundial y que pongamos, para su beneficio, como inversión profundamente oligofrénica, miles de millones de dólares.

Una máquina atrapará el tronco, lo cortará, le sacará la viruta y lo trozará al tiempo que lo dejará convenientemente apilado. Otra lo subirá a los camiones trizorras que los llevarán a una planta grande como una ciudad de donde saldrán toneladas de celulosa que irán a ochenta kilómetros por hora en trenes de ocho cuadras de largo, hasta llegar al puerto donde las grúas lo subirán a un inmenso barco que navegará a Finlandia.

En todo este proceso casi no hay personas trabajando, pero la paradoja es que se nos dice que la virtud de este emprendimiento es que generará trabajo. Se nos alarma con el calentamiento global y quienes hacen cundir la alarma, paradójicamente auspician que las máquinas que emiten dióxido de carbono lo hagan todo.

¿Pero cuál es el maldito punto del maldito articulista? Traer a la consciencia esta doble paradoja ya es un punto excepcional, sin embargo, queda por señalar una tercera paradoja.

Se llamará para el 20 de septiembre a una huelga mundial contra el calentamiento global, y así nos lo anuncia un video hecho en inglés (1). Allí, los niños, con discursos convenientemente memorizados, nos recuerdan que ellos ya empezaron la lucha y que ha llegado la hora de que nos sumemos. El video pide que le exijamos a nuestros gobiernos que tomen medidas ¿Quién financia este movimiento? No podemos asegurarlo, salvo inferir la respuesta por el tipo de página de facebook que ha elaborado ese movimiento llamado Hope con una estética empresarial.

Nada es más real que el daño que se perpetra a la tierra, el agua, el aire y el hombre. El problemas es que la ingeniería del poder opera de tal manera que ante los problemas evidentes, por un lado se favorece a organizaciones que actúan como elemento disolvente del enfrentamiento estructural del problema, y por el otro, se establece una mirada que funciona como velo que impide ver la profundidad del mal.

Lo curioso del video de marras es que los niños exijan a los gobiernos aunque, bien mirado, es razonable: quienes financian ese video están muy interesados en trasladar la raíz del mal a los gobiernos, ya que pretenden sustituirlos. Se trata de erosionarlos, aunque en realidad se trata de erosionar a los Estados y sus fronteras, legales o las que fuere. Se trata de imponer las pautas de un derecho internacional establecido en la estratosfera (así como en la estratosfera se sitúa el VAR) en desmedro del derecho establecido por los países con sus constituciones.

Y aquí volvemos a UPM, pues mientras invierte e invertiremos miles de millones para trescientos puestos de trabajo, socava la República interviniendo en sus leyes laborales, en sus planes de estudio, en sus tribunales y en su cultura, sea ésta su cultura republicana o sea ésta su cultura en sus sentido más rico, amplio y profundo.

Entonces el punto del maldito articulista es señalar las paradojas. La tercera paradoja es que, en ocasiones, mientras pensamos que al actuar de una manera favorecemos tal cosa, la realidad es que al actuar de esa manera favorecemos lo opuesto.

¿Se opone el maldito articulista al avance tecnológico? Oponerse al avance tecnológico es oponerse a un mandato de la especie. De lo que se trata es de ver qué cosas están en juego y de estudiar la raíz de las paradojas. La apropiación de millones de años de trabajo permitirá eliminar el trabajo. Llegado a ese punto, el camino que tome la especie dependerá de los poderes que se hayan acrecentado en ese camino por la Historia, y de la manera en que estén formateadas o liberadas las mentes.

Como en todo, la batalla refiere a la cultura y como siempre, se trata de dudar, de poner en tela de juicio el consenso, de preguntarse quién lo establece y para qué. Si uno se hace esa pregunta, da el primer paso de un largo y sinuoso camino.

Todo ese tiempo se concentrará en unas máquinas. Todo ese espacio se concentrará en pocas manos. Sólo resta saber qué pasará con esa tercera dimensión llamada hombre.


https://www.youtube.com/watch?v=zJYVemjBXhE&fbclid=IwAR1Euin1u9Xvbgu0jfLNhLgHGS2P8Y0l1vJrpS6i5O7ww6cgCsZua_8B51g

UYPRESS - Montevideo - URUGUAY - 17 julio 2019