Se viene la Expo Rural Prado: Patricio Cortabarría y “los temas que nos gustaría que los candidatos tengan en cuenta"
Luego del impacto de la sequía, vino un año mediocre, que no nos permitirá tomarnos la revancha de las pérdidas del año pasado, aseguró el presidente de la Asociación Rural del Uruguay.Como cada año, la Exposición Rural del Prado será el epicentro de todas las actividades en pocos días. En medio de la exposición y la muestra agroindustrial y comercial, desfilará todo el gobierno y los candidatos presidenciales.
La Asociación Rural tiene previsto reunirse con cada uno de ellos y prepara un discurso de cierre “que mire hacia adelante, aquellas cosas que nos gustaría que evalúen los candidatos,”, afirmó el presidente de ARU, Patricio Cortabarría. El productor y directivo gremial habló delatraso cambiario pero también de “lo que tenemos que hacer nosotros para mejorar la productividad”. Luego de un año que “no nos permitirá la revancha de lo que se perdió con la sequía”, ubicó la demanda por más infraestructuras y la necesidad de una estrategia para el riego como dos temas clave para crecer. Cortabarría subrayó también la preocupación del sector por “un esquema de seguros acorde” y “la presión” que sobre el campo generan los temas ambientales. A continuación, un resumen de la entrevista.
—¿Cómo calificaría el comportamiento de los sectores agropecuarios en este año?
—Después de la sequía del año pasado, tuvimos una primavera muy buena desde el punto de vista climático, con muy buen nivel de lluvias; lo mismo el verano. Pero el otoño se pasó de lluvias y eso complicó bastante.
A nivel agrícola, la cosecha dejó rendimientos relativamente buenos, con precios que no fueron malos al momento de la cosecha; o sea, algunas empresas agrícolas deben haber tenido un buen resultado, A otras, la lluvia no les permitió culminar con la cosecha y tuvieron malos resultados, con áreas perdidas que no se pudieron cosechar. Según la información de Fucrea, las carpetas agrícolas ganaderas dieron resultados positivos pero muy bajos. En cuanto a la ganadería, por los datos que estamos manejando a esta altura del año, es un ejercicio promedio, nada demasiado destacado, con algo de mejoría respecto del año de la seca, y también algo menos de precios en los valores de las haciendas.
—O sea, ¿2024 no ha sido el año de la recuperación total post sequía?
—Yo diría que la salud de las empresas está aún un poco por debajo del período previo a 2022-23. Este año, probablemente, sea de empate y de resultados económicos bajos, lejos de poder hacer frente a las pérdidas del año anterior. La estructura de las empresas todavía esté comprometida respecto al impacto de la sequía, porque no fue un año que permitiera revertir esas pérdidas. La revancha quedará para el próximo año si las condiciones ayudan.
—En la actual coyuntura, los precios internacionales de los granos no son buenos, pero los de la carne han mejorado…
—Sí, la ganadería parece estar un poco más tonificada, con mejores valores y perspectivas de producción mundial más bajas que años anteriores. Además, mirando hacia adelante, los analistas están dando un 2025 con China impulsando la demanda, mientras se esperan menores stocks en Australia y en Estados Unidos, lo cual va a bajar un poco la oferta mundial. Esas son buenas noticias. En el caso agrícola es totalmente lo contrario, una producción probablemente récord en Estados Unidos, que le ha pegado fuerte al precio de la soja, llegando a los valores más bajos en los últimos cinco o seis años. Ante ello, muchos productores están haciendo la cuenta acerca de qué hacer este próximo verano, ya que en 30 días deberían empezar a preparar los campos para la soja de primera. Esos temas le están dando vuelta en la cabeza a los productores ahora. Es probable que se planteen menores superficies que años anteriores. En cuanto al maíz, el problema ha sido sanitario, generando pérdidas a los productores, lo que también puede llegar a complicar la decisión de siembra.
Detrás de cada decisión, también, aparece un factor que incide fuerte, y es el tipo de cambio…
—Después de dos años a la baja, en 2024 se quebraría esa tendencia. ¿Qué expectativas tienen en cuanto al tipo de cambio?
—La política macroeconómica del gobierno ha tenido como principal objetivo bajar la inflación, con una política contractiva, de altas tasas en pesos. No espero mayores cambios. No creo que se cambie bajo ningún gobierno nuevo esa política, tanto si gana la coalición como si gana la izquierda. Entendido eso, tengo expectativas de que, en los planes del futuro gobierno se planteen acciones que permitan reducir parte de los costos internos, hacernos más competitivos no por el tipo de cambio, sino por otros factores que generan la competitividad.
Hemos alzado la voz en forma permanente por los perjuicios que nos genera el actual nivel del tipo de cambio. Pero no fue solamente la Asociación o la Federación Rural, también lo han hecho la industria y la construcción, entre otras. Los pilares económicos de este país —industria, construcción y agro— estamos alertando del tema, hay que buscar la manera de mejorarlo.
—Desde el BCU, entre otros, se les ha respondido que el problema no está en el tipo de cambio corriente y que la competitividad pasa en realidad por otros factores…
—El valor del dólar es la punta del iceberg, lo que más vemos. Nos han explicado que en ese tipo de cambio incide una mayor entrada de dólares. Parte de ese ingreso de divisas responde las exportaciones y las inversiones, pero también a un país que se endeuda para hacer frente al gasto. Un país con menor déficit y menor necesidad de endeudamiento reduciría ese efecto, seguramente. Hacia allí también deben ir nuestros reclamos.
—Es un tema que volverá a estar en el mensaje de la gremial en el cierre del Prado el próximo fin de semana…
—Y sí, porque es un tema central para el productor. Si le vamos a pedir a los productores que inviertan en mejoras, en volverse más eficientes y sustentables, la respuesta será que primero se necesita un rendimiento económico que permita pagar las cuentas y contar con respaldo para mantener a la familia. Si este año, como decíamos, estamos viendo un empate, o ganancia mínima, con esos niveles de tipo de cambio no será posible hacer mejoras que redunden en un incremento de la productividad. Si vamos a vivir con atraso cambiario, busquemos la manera de ser rentables y competitivos bajo otros factores y poder seguir adelante todos.
—¿Por dónde pasan las soluciones?
—Estamos en un país con bajas tasas de crecimiento, asociadas a los ciclos de las commodities, necesitamos una agenda de crecimiento que nos permita proyectar mayor rentabilidad. Ni siquiera hablo de atraer nuevas inversiones; primero que nada, tiene que haber un cierto nivel de rentabilidad mínimo como para que el sector quiera seguir invirtiendo en sí mismo.
Los costos de la energía eléctrica y los combustibles son aspectos clave. Por ese lado no se ha avanzado mucho…
—El mensaje de cierre del Prado este año no apuntará solamente a demandas al gobierno actual, seguramente apunte también a los candidatos que definirán el próximo gobierno…
—Obviamente que vamos a hablar de lo que nos ha pasado hasta ahora y de los problemas de cada día. Pero me gustaría tener un discurso hacia adelante, proponer algunas cosas que nos parecen interesantes y que deberían estar siendo evaluadas por los diferentes candidatos. Temas en los que es importante avanzar para el crecimiento del país y del sector en particular…
—Entre las demandas más marcadas últimamente ha estado la necesidad de mejorar las infraestructuras. ¿Es necesario insistir en ello?
—Creo que sí. Durante este período ha habido un salto enorme en materia de infraestructuras, es muy bueno y felicitamos al gobierno por hacerlo, pero la deuda era muy grande, por tanto, hay que seguir. Un país con tres plantas de pasta de celulosa en diferentes lugares del país y más de un millón de hectáreas forestales que tienen una demanda enorme de transporte pesado. Hay que avanzar más en infraestructura que soporte la actividad actual y que a su vez, nos siga generando oportunidades. Allí se juega también la competitividad.
Hay zonas en el país con enorme potencial de desarrollo pero necesitan soluciones para el transporte, por ejemplo. Un país tan chiquito, donde a veces no se puede mover mercadería por un tema de costo de fletes, mientras en Brasil se mueven granos por 2.000 o 3.000 kilómetros hacia los puertos.
—¿El sector privado tiene propuestas concretas sobre las obras prioritarias?
—Junto con otras gremiales empresariales nos organizamos en una comisión de infraestructura, con la idea de generar planes de desarrollo a mediano y largo plazo, que trasciendan gobiernos. Está el planteo también de que se conforme a nivel estatal una Agencia de Infraestructura, que diseñe las estrategias públicas en esa materia. La sequía del año pasado nos mostró que, un evento imprevisto, sin planificación e inversiones, puso en riesgo el suministro de agua potable a la población.
—Otro aspecto en el que han hecho hincapié es el riego…
—Ceres presentó un trabajo hace un par de años que refleja el potencial enorme de crecimiento del producto interno bruto en la medida que el riego se desarrolle. Debe ser una de las patas de la agenda de crecimiento. Es importante que los gobiernos generen las condiciones para que los mercados se desarrollen de la manera más equilibrada posible. Si tenemos un país que ha logrado prácticamente que el 100% de su energía sea verde y hay capacidad de generar a precios relativamente buenos, el riego debería beneficiarse de esa posibilidad. Es un tema donde el gobierno debe meter más la mano y generar las condiciones para que el mercado funcione lo mejor posible.
—¿Cuál es la solución para ampliar las coberturas de seguros agropecuarios?
—Ese es un tema importante. O tenemos seguros que la gente pueda pagar o contamos con una política de Estado que subsidie parte de esos costos, con el objetivo de que no se caiga el sistema productivo una vez cada 5, 6, 7, 12 años, cuando ocurren eventos inesperados. Hemos trabajado el tema, pero tenemos algunas dudas. Nos consta que desde el MGAP se ha recabado suficiente información. Hay países donde, mediante políticas de Estado, estos sectores están blindados ante cualquier evento inesperado. Pero somos un país chico, un país en desarrollo que tiene otras muchas prioridades. En definitiva, la decisión de invertir y asumir los riesgos es de los privados. Es un tema complejo, sobre el que no tenemos una postura definida. Pero es cierto que hay un problema.
—¿Cómo observan los desafíos y las oportunidades que le genera el tema ambiental al sector?
—El comercio internacional cambió radicalmente desde el punto de vista sanitario. Antes era importante estar representados en la OIE (organización mundial de sanidad animal) o en la OMS (organización mundial de la salud), hoy hay que estar en la COP (conferencia de las partes). Hay algunas resoluciones que atraviesan transversalmente muchas áreas, incluso en colisión con la soberanía de los países. Hay un nuevo escenario de comercio mundial, totalmente sesgado por lo ambiental, por lo que privados y gobierno vamos a tener que ir transitando el camino juntos buscando el equilibrio entre lo productivo y lo ambientalmente sustentable.
—En esas nuevas reglas del comercio, además, los países menos integrados están en desventaja.
—Exacto, nosotros insistimos con la necesidad de mejorar las condiciones de acceso a los mercados para Uruguay. Hace un tiempo prestamos en un foro empresarial un trabajo demostrando que, lo pagado por aranceles en un año, es una cifra similar a lo que nos cuesta la UdelaR, con sus 160.000 estudiantes. Nos parece que el mejor camino es el que han estado incursionando el gobierno e INAC, es decir, la estrategia de mercado–producto y no hablar de TLC. En cada mercado, ¿con qué producto podemos avanzar y mejorar? Uno a uno.