Lotus: Variedad desarrollada en Uruguay sirve para reducir efectos del metano
El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) tiene un convenio con el AgResearch y la Universidad de Massey (Nueva Zelanda) con foco en la emisión de gases de efecto invernadero, en referencia a la relación planta-animal, el comportamiento de los animales y la productividad.En este contexto, se está evaluando diferentes lotus de Uruguay desarrollados por INIA, con la posibilidad de que colaboren en la reducción de esos gases.
El ingeniero agrónomo Fabio Montossi, quien se desempeña como investigador y director del Programa Nacional Carne y Lana del INIA, se refirió en Informativo Carve del Mediodía al trabajo que se viene haciendo en la materia.
Montossi destacó que Nuevo Zelanda viene desarrollando este trabajo desde hace unos cuantos años, lo que lo posiciona como líder en la producción de alimentos contemplando la reducción de gases de efecto invernadero y el bienestar animal.
Vinculado a la producción animal, principalmente el ganado rumiante del mundo como los bovinos y ovinos, producen gases de efecto invernadero, debido a que albergan bacterias que digieren la hierba que de otro modo no sería digerible y otras plantas ricas en celulosa que comen esos animales, lo que hace que nutrientes como los ácidos grasos estén disponibles para las bestias en las que habitan las bacterias.
A estas se le suman otros organismos que habitan en el estómago de los rumiantes, muchos de ellos reaccionan el dióxido de carbono con el hidrógeno y producen agua y metano.
De acuerdo a estimaciones de Andy Reisinger, del Centro de Investigación Agrícola de Gases de Efecto Invernadero de Nueva Zelanda, el metano emitido por el ganado es responsable de aproximadamente el 14% del calentamiento global desde el comienzo de la Revolución Industrial.
Nueva Zelanda es uno de los culpables ya que sus 40 millones de cabezas de ovejas y vacas significan que un tercio de su contribución al calentamiento global es metano eructado por los rumiantes.
AgResearch es el principal instituto de ciencias agrícolas de Nueva Zelanza. Actualmente está trabajando en un proyecto para reducir la cantidad de metano que eructan los animales. Su primer enfoque es desarrollar fármacos específicos para metanógenos, que interfieran con las enzimas metanógenas sin afectar a las de las bacterias y al animal huésped.
Hasta el momento, los mejores reducen las emisiones de metano entre un 20 y un 30%, sin perjuicio aparente para el animal.
Sin embargo, el problema es que requiere que los animales sean tratados continuamente para evitar que los metanógenos vuelvan a su máxima potencia.
Un tercer enfoque consiste en criar animales con una menor propensión a eructar metano, mientras que un cuarto se centra en alterar lo que comen los animales. Ciertas plantas alimenticias, como la colza y la remolacha forrajeras, son capaces de reducir las emisiones de metano hasta en un 25%.
Montossi explicó que desarrolló un proceso de investigación, basado en distintos materiales genéticos forrajeros, que están siendo utilizados en la ganadería e incluye algunos que van a salir al mercado aproximadamente.
“El género lotus, que es una leguminosa forrajera muy importante para el Uruguay, va a ocupar un lugar más importante si logramos consolidar la apuesta de que no solo importa la productividad sino también el diseño del sistema productivo (en el que) los impactos sobre los recursos naturales sean menores o favorezcan al suelo”, resaltó.
A su vez, contó que otra de las cuestiones que se logró demostrar es que el lotus desarrollado en Uruguay reduce la cantidad de metano emitido por el ganado.
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